Informe de la Comisión de la Economía Informal |
Presentación, discusión y
adopción
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Original francés: El PRESIDENTE — La Conferencia tiene que estudiar esta tarde el informe de la Comisión de la Economía Informal, que figura en las Actas Provisionales núm. 25. La Mesa de la Comisión estuvo compuesta por las siguientes personas: el Presidente, el Sr. Ndimbo (Gobierno, República Unida de Tanzanía); el Vicepresidente empleador, Sr. Sanzouango (Camerún) y la Vicepresidenta trabajadora, Sra. Nathan (India); la Ponente fue la Sra. Harrigin (Gobierno, Trinidad y Tabago). Cedo la palabra a la Sra. Harrigin, Ponente de la Comisión de la Economía Informal, quien nos va a presentar el informe.
Original inglés: Sra. HARRIGIN — (consejera técnica y delegada gubernamental suplente, Trinidad y Tabago; Ponente de la Comisión de la Economía Informal) — Es para mí un honor presentar a la Conferencia el informe y el Proyecto de conclusiones de la Comisión de la Economía Informal, que figura en Actas Provisionales núm. 25.
El Informe de la Comisión de la Economía Informal, se estructura en cuatro partes: 1) Observaciones introductorias; 2) Discusión general de los seis puntos identificados; 3) Debate sobre el proyecto de conclusiones que preparó el Grupo de Redacción, y 4) Conclusiones que finalmente se adoptaron.
La primera parte del informe resume las observaciones introductorias formuladas por los Vicepresidentes trabajador y empleador y los miembros gubernamentales, como también las organizaciones no gubernamentales, que presentaron sus opiniones generales sobre el tema. La segunda parte se refiere a los aspectos más destacados de las intervenciones de los grupos trabajador y empleador e incluye asimismo un resumen temático de las intervenciones de los representantes gubernamentales.
Los seis puntos son los siguientes: el primero se centra en las dificultades conceptuales en torno al término economía informal. La Comisión convino en que existían efectivamente algunas dificultades conceptuales, pero que el término economía informal era preferible al término sector informal, puesto que capta mejor la diversidad en lo que se refiere a los trabajadores, los empresarios, las empresas y sus estructuras.
La Comisión también convino en que no iba a dedicar mucho tiempo para intentar llegar a una definición que pueda aplicarse universalmente, sino que más bien se centraría en las características distintivas y las causas del trabajo informal y en encontrar soluciones. Del mismo modo, la Comisión distinguió algunas de las actividades de la economía informal, que consisten en producir bienes y servicios legales y que debían distinguirse de las actividades criminales o ilícitas.
El segundo punto identificaba los elementos positivos y negativos de la economía informal.
En el tercer punto, la Comisión discutió los motivos por los que había trabajo informal y las barreras que existían para acceder a los sectores formales de la economía y de la sociedad. Se identificó la falta de un buen gobierno y de trabajos adecuados en la economía formal, el aumento de la pobreza y, lo que era más importante, la ausencia o la aplicación ineficaz de una legislación y protección social apropiadas.
El punto cuatro identificaba algunos modos, políticas, marcos jurídicos y reglamentarios, instituciones y procesos para abordar los problemas de la economía informal y suprimir las barreras para acceder a la economía formal y el sector social formal, a la vez que se sigue generando empleo.
El punto cinco describe las funciones respectivas del gobierno y de los interlocutores sociales. El papel clave de los gobiernos era facilitar tanto la política apropiada como el marco jurídico y reglamentario. Este fue un aspecto en que se hizo hincapié.
El punto seis identificaba cuáles son las prioridades para la acción de la OIT relacionadas con el asesoramiento en materia de políticas, la investigación y la asistencia técnica, para contribuir a reducir los déficit de trabajo decente en la economía informal.
El proyecto de conclusiones fue objeto de intensos debates en la Comisión y se presentaron cerca de 140 enmiendas, que se estudiaron realmente. El grueso de las enmiendas aprobadas ayudaron tanto a aclarar como a fortalecer las conclusiones.
Las conclusiones de la Comisión apoyaban un planteamiento centrado en el trabajo decente, para dar respuesta a las cuestiones relacionadas con la economía informal. Partiendo de este planteamiento del trabajo decente, la Comisión se centró en estrategias amplias que incluían derechos, empleo, protección social y un diálogo social eficaz y responsable.
En nuestros debates tuvimos que hacer frente a muchas dificultades, pero comprendimos que nuestras conclusiones no podrían basarse en un único planteamiento universal. Todos tenemos nuestras diferencias y, si bien estas diferencias expresaban libremente nuestro debate, debo recalcar que nuestro enfoque ante la tarea de llegar a las posibles soluciones a la cuestión de la economía informal era llegar a un consenso constructivo como claramente demuestran las conclusiones de la Comisión.
Dichas conclusiones reiteran el mandato que tiene la OIT para dirigir el tema de la economía informal ante la comunidad internacional, e insta a la OIT a establecer un programa fácilmente identificable y de gran visibilidad, un programa de trabajo, con los recursos financieros y humanos necesarios, que pueda utilizar la experiencia que han adquirido todas las partes de la Organización.
Millones de personas se ganan el pan cotidiano en la economía informal. Su vida, sin lugar a dudas, mejoraría si pudiéramos convenir una serie de mecanismos, políticas y programas que se centraran en conseguir que los trabajadores marginados y las unidades económicas marginadas se integraran en la parte formal de la economía y de la sociedad.
Nuestros debates demuestran que existe la voluntad y la motivación para encontrar soluciones al flagelo de la pobreza, el trabajo infantil y otros retos que presenta la economía informal.
A modo de conclusión, la Comisión espera que este informe sirva como un punto de partida sólido y como una directriz para los gobiernos y los interlocutores sociales, y que utilicen el mismo como base para dar respuesta al problema del déficit de trabajo decente en la economía informal y para promover la transición de trabajadores y unidades económicas a la economía formal.
Original inglés: Sr. SANZOUANGO (consejero técnico de los empleadores, Camerún; Vicepresidente empleador de la Comisión de la Economía Informal) — En nombre del Grupo de los Empleadores, tengo el grato placer de brindar mi apoyo al informe y las conclusiones sobre el trabajo decente en la economía informal.
Resultó alentador advertir un elevado grado de consensos sobre un tema que por su naturaleza misma hubiera podido suscitar divergencias. Esto en gran parte se debió al excelente informe preparado por la Oficina. Fue motivo de satisfacción recibir un informe que captó los distintos matices y abrió el camino para crear consenso.
Agradecemos a sus autores, así como a la secretaría de la Oficina, por su apoyo, trabajo y equidad a lo largo de todas nuestras deliberaciones. Agradecemos al Presidente de la Comisión por su tarea y hacemos extensivas nuestras palabras de agradecimiento al Grupo Gubernamental y al Grupo de los Trabajadores por su enfoque, que llevó a conclusiones que en general podemos aceptar, aunque en algún que otro punto hubiéramos querido obtener resultados diferentes. De modo particular, agradezco a nuestro propio grupo no sólo su aportación sino también su disciplina y cohesión, lo que no sólo facilitó mi tarea sino que la hizo placentera.
La secretaría de nuestro grupo nos aportó un valioso apoyo, que también deseo agradecer.
Una de las numerosas conclusiones de nuestra Comisión fue que, en vez de dedicar tiempo a describir las economías informales, los tres grupos centraron su atención en la identificación de las causas y soluciones posibles desde sus perspectivas respectivas. Pudimos así alcanzar el amplio consenso necesario para ayudar a los trabajadores y a las unidades económicas de la economía informal a migrar a la economía formal. El reto será plasmar todo esto en medidas concretas en nuestros respectivos países, de lo cual somos responsables.
Nuestro éxito conllevaría mejoras para millones de personas y ayudaría a generar crecimiento económico general en los países en desarrollo. Al hacerlo, éstos tendrán que asumir algunas limitaciones ajenas a su control como, por ejemplo, las relativas al acceso al mercado. Habrá por tanto que aunar esfuerzos a nivel nacional para desarrollar las políticas y medidas correspondientes, pero esperamos contar con el respaldo de la comunidad internacional para lograrlo.
Por ser oriundo de un país en desarrollo quisiera hablar brevemente de la economía informal.
Al fin y al cabo es en esencia, aunque no en su totalidad, un fenómeno de país en desarrollo, y sus características y sus causas son un tanto distintas a las de su manifestación en otras partes.
Huelga hacer referencia a la faceta más sombría, más triste de esta economía. Por lo general, es todo cuanto se suele decir. Pero quienes vemos e interactuamos con los miembros de esta economía en la vida cotidiana sabemos que tiene otra cara.
Por ejemplo, sabemos que tiene un enorme potencial emprendedor, creatividad e innovación y una ética del trabajo admirable, y que proporciona bienes y servicios incluso a los consumidores que no integran esa economía. También sabemos que suele estar en competencia desleal con la economía formal.
Estimamos que si podemos diagnosticar los problemas correctamente y crear las condiciones adecuadas para ayudarlos a superar las limitaciones, muchos de quienes permanecen en esta economía debido a las fuerzas de las circunstancias podrían florecer y sumarse a nosotros en la economía formal.
Los gobiernos tienen un papel clave que desempeñar. Manifestamos nuestra disposición a sumarnos a los trabajadores y gobiernos para ayudar a desarrollar políticas, leyes y un marco institucional que permita crear ese entorno propicio en el que las personas puedan florecer.
Dicho entorno proporcionaría un enorme ímpetu al desarrollo socioeconómico. Muchos de los problemas con que tropiezan las personas en la economía informal guardan relación con la ausencia de un entorno adecuado de negocio y de generación de empleo. La buena gobernanza forma parte importante de estas soluciones.
Quienes interactuamos con las personas de la economía informal sabemos también que no todas ellas son desdichadas o explotadas. En algunos países hay millonarios que proceden de esta economía. Al ocuparnos de las necesidades de quienes viven en esa economía debemos velar especialmente por no dejarlos sin posibilidades de supervivencia privándolos de toda forma de obtener algún ingreso.
No quisiéramos tener ninguna responsabilidad en llevar a centenares de millones de personas a engrosar las filas de los desempleados. Permítanme enfatizar que debemos ocuparnos de necesidades diversas y que un enfoque al desarrollo basado pura y exclusivamente en derechos laborales no solucionará nuestros problemas. Al contrario, empeoraría la situación y añadiría pobreza. El Sr. Hernando de Soto, fue el autor de la investigación inicial y sobre el terreno, y presentó algunas soluciones prácticas acordes con los problemas reales y, en forma preclara, observó que las palabras «pobreza internacional» suelen traer fácilmente a la mente imágenes que nos apartan de los laboriosos logros de esos pequeños emprendedores, que han triunfado sobre todos los obstáculos imaginables para generar la mayor parte de la riqueza de la sociedad. Y que ellos no son un problema, sino la solución.
(El orador prosigue en francés.)
Permítanme ahora concluir con unas pocas palabras en francés. En nuestra Comisión hemos llegado, finalmente, a una definición aceptable de la economía informal. También hemos alcanzado el acuerdo acerca de este fundamental objetivo estratégico y de su relación con esta cuestión y, por consiguiente, hemos decidido los mandatos que deberían cumplir los gobiernos, los empleadores y los trabajadores dentro de la OIT. Podemos enorgullecernos de ello, aunque a la vez hemos de reconocer que no estamos más que en los albores de un largo proceso y que el desafío al que nos enfrentamos es enorme. Con creatividad, innovación y acción podremos crear las mejores condiciones posibles para mejorar las condiciones de trabajo y de vida en la economía informal y para que las personas que en ella participan pasen a la economía formal. No faltan ejemplos en el pasado, en este recinto de la OIT, tan cargado de esperanza y símbolos, que prueban de forma fehaciente la disponibilidad y el espíritu de solidaridad de unos y otros al intentar hacer frente a los grandes problemas de la humanidad. Y es con este espíritu con el que deseamos asumir el desafío del trabajo decente en la economía informal. En nombre del Grupo de los Empleadores, permítaseme reiterar nuestra total disponibilidad para trabajar en este sentido, tanto hoy como en el futuro.
Original inglés: Sra. NATHAN (consejera técnica de los trabajadores, India; Vicepresidenta trabajadora de la Comisión de la Economía Informal) — Henos aquí para presentar las conclusiones del debate general sobre la economía informal. Nuestras conclusiones son el fruto de un esfuerzo mancomunado de todos.
Doy las gracias, pues, al Presidente, al Ponente, a los gobiernos, que tuvieron a bien compartir sus ideas y participar en nuestras deliberaciones así como a los numerosos colaboradores de la OIT que trabajaron en esta Comisión, a menudo entre bastidores y a los miembros del Grupo de los Trabajadores que trabajaron sin descanso.
También quisiera rendir un homenaje y dar las gracias al Grupo de los Empleadores por los denodados esfuerzos realizados en nuestra labor conjunta para encontrar compromisos y forjar el consenso que ha permitido elaborar este Informe.
La dramática situación de los millones y millones de trabajadores vulnerables y marginados en lo que llamamos la economía informal, constituye una amenaza para la paz.
El preámbulo a la Constitución de la OIT nos informa de que una paz universal y permanente solo puede basarse en la justicia social. Añade que, puesto que existen condiciones de trabajo que entrañan tal grado de injusticia, miseria y privaciones para gran número de seres humanos, que ello supone una amenaza para la paz, por lo que es urgente mejorar dichas condiciones.
Por lo tanto, una economía informal creciente es una cuestión que no admite demora y una preocupación fundamental para esta Organización.
Al recomendar el Informe de esta Comisión a la Conferencia, quiero centrar mi atención en las recomendaciones relativas al papel de la OIT. Estimo que estas recomendaciones son una reafirmación del papel de la OIT, y de su propósito, tanto desde el punto de vista teórico como práctico. Pero veamos en primer término cómo llegamos hasta aquí. El preámbulo de la Constitución señala por cierto cómo han de mejorarse las condiciones de trabajo. Deben adoptarse medidas activas para mejorar estas condiciones. A tales efectos se habla de «reglamentación», «prestaciones sociales» y «protección».
No hacía falta ser explícito acerca de quien debía adoptarlas. La responsabilidad innegablemente recae en los gobiernos. La intención ha sido siempre mejorar las condiciones de trabajo mediante marcos nacionales, jurídicos e institucionales creados o facilitados por los gobiernos. También se perseguía la intención de que dichos marcos reflejaran las normas internacionales establecidas por la OIT a través de un proceso legitimado por su carácter tripartito y la representatividad de las organizaciones.
La libertad sindical fue clave para el proceso de la OIT. Supuestamente debería formar parte del marco nacional jurídico e institucional de todos los países. De ahí que, la contribución de la OIT representara un marco para establecer normas internacionales y entablar el diálogo social a ese mismo nivel. La aplicación de estas normas era responsabilidad de los gobiernos nacionales. Estas intenciones siguen siendo igualmente válidas.
El concepto de normas y de diálogo social de la OIT se ajusta bien a la larga experiencia adquirida por los trabajadores para determinar cómo se protegen sus intereses y mejoran sus condiciones de trabajo. Esta experiencia indica que, a la postre, sólo hay dos caminos: uno a través de una legislación adecuada y su debida aplicación y, otro, a través de su autoorganización y su acción colectiva.
Han transcurrido 30 años desde que la Secretaría de la OIT usara el término «sector informal» por vez primera. La única vez en que se examinó la economía informal de manera explícita en la Conferencia anterior a ésta, fue hace 11 años, cuando la plenaria respondió a la Memoria del Director General titulada «El dilema del sector no estructurado».
El dilema era que había que promover el sector informal como fuente de empleos e ingresos, o bien procurar hacer extensivas la reglamentación y la protección social a dicho sector, mermando quizás su capacidad para proporcionar empleos e ingresos a una mano de obra cada vez más numerosa. Retrospectivamente, resulta claro que no era esa la pregunta que cabía formular, por una parte, la mayoría de las actividades que ampara el término eran actividades de supervivencia y subsistencia. Otra razón era que el puesto de trabajo decente genera más actividad económica y más puestos de trabajo, era pues un falso dilema. En realidad, lo que ocurría, era que este nuevo sector tan dinámico no estaba creando puestos de trabajo, por lo general, la inercia y la mala gestión de los gobiernos destruía puestos de trabajo en la consecución de políticas de desarrollo erróneas y luego en la consecución de políticas de transición y privatización equivocadas. Pero los gobiernos nacionales no eran los únicos responsables.
A nivel internacional las políticas erradas y la mala gestión por parte de las instituciones financieras internacionales, fomentaron el crecimiento del sector informal. Se liberalizó y se desreguló, haciendo caso omiso de las condiciones y la capacidad locales. Este enfoque ideológico de los órganos internacionales era erróneo.
En 1991, de hecho, se deberían haber planteado varias preguntas:
¿Qué importancia reviste la legislación laboral para el desarrollo económico? ¿Por qué no se la toma en cuenta? ¿Por qué no se comprende la importancia que reviste el reconocimiento jurídico para el desarrollo? ¿Puede fomentarse acaso el desarrollo cuando no hay cultura de cumplimiento de la ley? ¿Cuán indispensable para el crecimiento es el acceso a la justicia?
Preguntas análogas que deberíamos haber debatido en 1991 y que, se están formulando en la actualidad quienes intentan explicar qué atajos para crear economías de mercado producían tan pésimos resultados. Cuando se conoció el eslabón perdido de la ecuación se lo tachó de gobernanza.
Agracemos a la Secretaría que hiciera hincapié en el déficit de trabajo decente en su informe, lo que fue secundado por la Comisión. En gran medida, la economía informal se caracteriza por el déficit de trabajo decente generado por el déficit de buen gobierno. Las políticas que estriban en la caridad o en la exclusión continua jamás van a rectificarlo, sólo dejando sentados marcos jurídicos e institucionales adecuados, se atenderán las necesidades de los vulnerables y marginados de forma tal que causen o surtan un efecto.
Por consiguiente, recalcamos la importancia del buen gobierno a todo nivel, es el enfoque que se recomienda para la OIT y está reflejado en varias prioridades de su programa de trabajo.
Porque para la labor de OIT en la economía informal, este puede ser un nuevo énfasis, pero para la OIT, como institución, sólo significaría volver a lo fundamental. La OIT mucho tiene que decir a los gobiernos acerca del buen gobierno y viene haciéndolo desde un principio, es lo que la OIT llama la aplicación de normas.
La relación de los derechos con el gobierno requiere mayor comprensión, no se trata meramente de cómo conceder derechos a quienes forman parte del sector informal, sino de cómo conceder ese reconocimiento o condición jurídicos para que todos los trabajadores puedan realizar, ejercer, defender o disfrutar sus derechos, la situación o condición jurídicos no bastan para que el trabajo sea decente, sí constituye una condición necesaria.
Mucho tiene que decir la OIT respecto a la libertad sindical, a la representación, al papel de los interlocutores sociales. También lo hacen las conclusiones de esta Comisión. Para la OIT y sus Estados Miembros hay que hacer hincapié en la eliminación de obstáculos jurídicos y otros igualmente reales al ejercicio de la libertad sindical, ofreciendo mayores oportunidades para que más trabajadores y empleadores participen en un diálogo social verdadero. La verdadera fuerza de los trabajadores radica en la sindicación y su acción colectiva.
Nuestra Comisión reconoce que los interlocutores sociales son esenciales para la justicia social. Estas conclusiones piden a la OIT que refuerce su enfoque tripartito en relación con la economía informal a todos los niveles. Esta exhortación va acompañada de varias recomendaciones específicas, incluida la participación activa de la Oficina de Actividades para los Trabajadores y la Oficina de Actividades para los Empleadores en todas las facetas del programa de trabajo de la OIT.
La gobernanza y el tripartismo son dos mensajes decididos de las conclusiones de esta Comisión, pero hay otros. Esta Comisión reconoció que en la economía informal se observaba todo un abanico de déficit de trabajo decente. Los trabajadores no suelen poder ejercer sus derechos, lo que les hace vulnerables y quedan desprotegidos. Tienen los niveles más bajos de protección social y casi siempre quedan excluidos de la seguridad social. Además, estos trabajadores carecen de organización y representación. El restablecimiento de estos déficit requerirá el desglose de los diferentes problemas y de las medidas previstas.
Sabemos que actualmente existe una horrible escasez de empleo en el mundo. Aunque se trate de mejorar los puestos de trabajo existentes, habría también que crear más empleo y nuevos puestos de trabajo. De lo contrario, la economía informal seguirá creciendo, pero no podemos subestimar la importancia de crear trabajo decente. No puede haber la obligación de trabajar a cualquier precio, ni tiene que ser así. El trabajo decente no sólo preserva la dignidad humana, sino que contribuye al crecimiento económico y a la creación de más trabajo decente.
Por este motivo, hemos llegado a la conclusión de que las cuestiones planteadas a raíz de la expansión de la economía informal tienen que pasar a formar parte de la labor de la OIT. Si bien recomendamos un programa identificable y altamente visible, acorde con la importancia y urgencia del problema, reconocemos que estas necesidades deben tratarse en toda la OIT y en los cuatro sectores técnicos. La respuesta de la OIT a la economía informal no debe tratarse en su único lugar.
Otro mensaje que figura en nuestras conclusiones tiene que ver con el concepto de informalidad. Se trata de una cuestión importante porque los conceptos modelan nuestras percepciones, influyen en nuestras acciones y transforman la realidad. En una etapa en la que se aprecia la locura de un enfoque único para todas las políticas de desarrollo económico, nos cuestionamos si resultaría una sabia elección basarse en un sólo término que describa todo el enfoque. A veces constatamos que no hablamos de lo mismo, sobre todo a nivel internacional. De ahí que acojamos con satisfacción la recomendación de que la OIT tome en cuenta las dificultades conceptuales de la economía informal.
Esta Comisión también aclaró algunos conceptos. Uno de ellos fue el significado y situación de los trabajadores por cuenta propia.
Nuestras conclusiones se centran en la relación de la OIT con otras organizaciones en lo tocante a la economía informal. La OIT no existe aislada, sino que forma parte de un marco internacional que adquiere cada vez más importancia en un mundo cada vez más interdependiente. En nuestras conclusiones, subrayamos la necesidad de que la OIT logre la participación activa de otras organizaciones e instituciones en sus labores relacionadas con la economía informal, y que desempeñe un papel señero para garantizar que el gobierno mundial cuente con una dimensión social.
Esto me vuelve a traer al tema de la paz. Es peligrosa esta expansión de la economía informal precisamente porque vivimos en un solo mundo y no vamos a resolver los problemas a los que todos nos enfrentamos pretendiendo que hay dos mundos, un mundo formal y un mundo informal.
Estimamos que la OIT tiene la obligación de sacar a los habitantes del planeta de un ciclo de pobreza para que inicien uno de prosperidad. Por esta razón, se insistió en nuestra Comisión, con tanto acierto y pertinencia, en que los trabajadores, y las actividades económicas deben trasladarse del sector informal al formal. Sigue vigente el mensaje recogido en las conclusiones de la Conferencia de hace dos años sobre recursos humanos, capacitación y desarrollo.
Debe velar la OIT por que las actividades de asistencia técnica intenten integrar a los trabajadores y a las unidades económicas en la economía formal, y por que estén elaboradas concretamente para alcanzar este resultado.
La amenaza que plantea la expansión de la economía informal no puede contrarrestarse con soluciones rápidas o temporales. Necesitamos estrategias que nos lleven exactamente adónde queremos llegar. ¿Dónde es?
Recordemos el Preámbulo de la Constitución de la OIT que nos recuerda que si un país no adopta un régimen de Trabajo realmente humano, esta omisión constituiría un obstáculo a los esfuerzos de otras naciones que deseen mejorar la suerte de los trabajadores en sus propios países.
Debemos llegar a un mundo en que cada gobierno tenga la obligación de explicar a la OIT por qué en su país el trabajo lo realizan personas que carecen de condición o reconocimiento jurídico, al margen del marco institucional o legal creado para garantizar la justicia social.
Debemos llegar a una OIT en que los gobiernos entiendan qué se espera de ellos, que se ocupen de estos problemas y les pongan fin. ¿Por qué? Porque, en definitiva, la paz requiere justicia y porque la justicia requiere que reine el imperio de la ley.
Original inglés: Sr. NDIMBO (consejero técnico y delegado gubernamental suplente, República Unida de Tanzanía, Presidente de la Comisión de la Economía Informal) — Es para mí un gran placer y un honor presentar la resolución y las conclusiones sobre el trabajo decente en la economía informal. Este tema fue presentado a consideración de la Conferencia a raíz de la amplitud del problema del desempleo y de la cantidad de personas que actualmente participan en la economía informal, y que no están ni protegidas, ni representadas, ni reconocidas.
La OIT descubrió por primera vez el fenómeno del sector informal en 1972, y la Conferencia Internacional del Trabajo lo debatió en 1991. Estos últimos años, la necesidad de volver a tratar el tema se planteó a raíz de los malos resultados económicos. La mayor parte de los países del mundo en desarrollo no han podido crear nuevas oportunidades de empleo para hacer frente al crecimiento de la mano de obra. La mayor parte de los individuos optan por trabajar en la economía informal por no tener otra alternativa para ganarse la vida. En algunos países la economía informal es una economía dominante, pero quienes participan en ella no gozan de una serie de los derechos básicos, como por ejemplo, el reconocimiento, la protección, y el derecho de organizarse y expresarse. La mayor parte de la gente pobre forma parte de esta economía.
Para poder evaluar la situación real, la OIT preparó un informe en el que se intentan presentar las características de los que trabajan en el sector de la economía informal, identificar el déficit de derechos de esa economía, tratar los problemas de la ampliación de la protección social, reforzar la representación, crear puestos de trabajo de calidad y fomentar la empleabilidad. Este documento constituyó la base de nuestra discusión.
El trabajo de nuestra Comisión consistió en comentar el informe preparado por la Oficina, tratar los principales puntos sugeridos para discusión y, para concluir, preparar recomendaciones y conclusiones.
El informe resultante refleja un consenso entre los interlocutores tripartitos en base a la posición existente y menciona las medidas que deberían adoptarse en el futuro. La discusión que llevó a la redacción de las conclusiones, así como a las enmiendas y a la adopción de las conclusiones, se realizó con un espíritu de tripartismo basado en el consenso y en la comprensión mutua.
Las conclusiones contienen una serie de recomendaciones que requieren una acción inmediata por parte de los interlocutores tripartitos, la OIT y otras organizaciones internacionales.
Tengo entendido que, según los países, el problema de la economía informal se trata de manera diferente. En Tanzanía, por ejemplo, iniciamos una encuesta nacional del sector informal en 1991 con miras a poder determinar su amplitud, su contribución a la economía nacional, así como para poder entender sus características principales. Otro estudio, de escala más limitada, se realizó en Dar-es-Salaam en 1995 para comprobar en qué medida crecía dentro de la ciudad. Los resultados de ambas encuestas ayudaron al Gobierno a llegar a algunas conclusiones sobre el potencial para el empleo en este sector, los problemas que se habían de enfrentar y cómo se podían superar.
Se inició toda una serie de otros estudios. Por ejemplo, el estudio del panorama del sector informal en Tanzanía continental se concluyó en 2001. En este estudio se explican tanto el potencial como las limitaciones del sector. Se elaboró una serie de recomendaciones en base a esta encuesta que las autoridades interesadas están llevando a la práctica para resolver los problemas. Quisiera exhortar a todos los Estados Miembros y a todos los interlocutores tripartitos a que apliquen lo que más les interese de las conclusiones de esta Comisión porque, al proceder en esta forma, estaremos haciendo honor a nuestra propia resolución.
Esperamos que se comience a aplicar el Programa de Trabajo Decente, tanto en la economía informal como en la economía formal.
Confiamos en que este trabajo tan arduo que ha realizado nuestra Comisión no quede abandonado en los estantes y se llene de polvo, sino que, por el contrario, lo utilicen diferentes interesados en sus futuros planes.
Permítaseme aprovechar esta oportunidad para agradecer nuevamente al personal de la OIT, que trabajó incansablemente para nuestra Comisión, a los Vicepresidentes de los Grupos de los Empleadores y de los Trabajadores por el apoyo que me han brindado, así como a nuestra Ponente y también a los miembros de la Comisión por su valiosa contribución a la discusión.
También quisiera agradecer, en particular, a aquellos que participaron en la labor del grupo de redacción, por las largas horas que dedicaron a la realización de sus trabajos, lo que nos permitió preparar el proyecto de conclusiones en los plazos fijados.
Por último, recomiendo sin reservas el informe y las conclusiones propuestas por la Comisión de la Economía Informal para su adopción por la Conferencia.
Original francés: El PRESIDENTE —Ahora comenzaremos la discusión del Informe de la Comisión de la Economía Informal.
Original portugués: Sr. COSTI SANTAROSA (consejero técnico y delegado suplente gubernamental, Brasil) — El Gobierno del Brasil, en nombre de los gobiernos de los países del Grupo Latinoamericano, GRULA, desea presentar la siguiente declaración sobre el Informe de la Comisión de la Economía Informal.
Celebramos que la Comisión haya aceptado en parte una enmienda presentada por los países de América Latina. Se trata del párrafo 15 de las conclusiones donde reconoce que «el comercio, sin subsidios a las exportaciones que distorsionan el mercado, sin prácticas desleales ni aplicación de medidas unilaterales, contribuirá a elevar los niveles de vida, mejorar las condiciones laborales en los países en vías de desarrollo y reducir el déficit de trabajo decente en la economía informal».
Si bien nos felicitamos de que se adoptase parte de esta enmienda, que gozaba del apoyo de los países miembros del GRULA, así como de otros países, lamentamos que en la lista de prioridades, pese a la insistencia de nuestros gobiernos y de otros gobiernos de países en desarrollo, no se haya incluido ninguna actividad específica de cooperación técnica y de investigación sobre el tema.
Por consiguiente, y dejando de lado esta omisión, queremos insistir en que no cabe la menor duda de que este tema es de una gran importancia y deberá figurar en el programa de la Organización Internacional del Trabajo.
Una vez dicho esto, apoyamos la adopción de este informe.
Original francés: Sra. SASSO MAZZUFFERI (delegada de los empleadores, Italia) — Apoyo decididamente el informe de las conclusiones de la Comisión de la Economía Informal. Cabe agradecer a la Oficina y a los protagonistas tripartitos por este positivo resultado. Quiero, en particular, poner de relieve la satisfactoria colaboración entre los tres grupos a lo largo de nuestro trabajo.
Es la primera vez que pueden analizarse correctamente las razones de la economía informal, así como todos los aspectos positivos o problemáticos a que da lugar este fenómeno. Espero que, en el futuro, los gobiernos y los interlocutores sociales puedan seguir las pautas y sugerencias contenidas en las conclusiones de este informe con miras a facilitar el paso de la economía informal a la economía formal, con las consecuencias positivas que esto pueda tener en el plano social y económico para los países en desarrollo, así como para los países industrializados.
Como lo señalé durante mi intervención en la Plenaria con respecto a la Memoria del Director General, el Gobierno italiano actualmente está llevando a cabo un proyecto encaminado a lograr que los trabajos y las empresas abandonen el sector informal con las adaptaciones graduales necesarias en los planos fiscal y reglamentario. Se trata de un método que beneficiará a todas las partes afectadas.
El Presidente de nuestra Confederación de Empleadores ha decidido que este objetivo sea uno de los puntos clave de su programa. Los empleadores italianos desean que esta colaboración dé los resultados esperados. Esto es un ejemplo del esfuerzo que estamos realizando en nuestro país, conformemente a la visión de la OIT.
Original inglés: Sr. KHAN (delegado de los trabajadores, Bangladesh) — Desearía decir unas cuantas palabras para apoyar las conclusiones de la Comisión de la Economía Informal. En éstas se reconocen los múltiples déficit de trabajo decente que caracterizan la economía informal y se proporciona a la OIT el marco en el que formulará su respuesta. En las conclusiones también se reconoce la necesidad de mejorar la gobernanza a todo nivel, tanto internacional y nacional como local.
Para un país como Bangladesh, un enfoque como éste, en varios niveles, puede ser muy útil. Mejorar la gobernanza a nivel mundial podría facilitar la creación de un entorno macroeconómico que fomente el crecimiento, cree trabajo decente y permita que países como el mío gocen también de una parte más equitativa de los aspectos positivos de la globalización.
A nivel nacional los trabajadores requieren un sistema mejor, que les permita ejercer sus derechos. Mejorar la libertad sindical permitirá que los trabajadores se organicen, tengan representantes y mejoren sus condiciones de vida y de trabajo. También es necesario mejorar los sistemas de inspección del trabajo y de administración del trabajo. A los trabajadores les hace falta algo más que buenas leyes y derechos claramente definidos. Debemos velar por que estos derechos y estas leyes sean respetados y aplicados.
Los trabajadores de Bangladesh, y por cierto los trabajadores de todos los países en desarrollo, precisan de una protección social muy superior a la que ahora existe, y esta necesidad es tanto mayor para quienes trabajan en la economía informal. Nuestro país es pobre y sabemos que pasará mucho tiempo antes de que podamos elaborar el tipo de estructuras y sistemas que permitan dar una seguridad social adecuada, pero tenemos que ponernos a la obra. Creo que hacer frente a los problemas en la economía informal es una tarea que va aparejada con la aplicación de estrategias de mitigación de la pobreza.
También creo que las conclusiones de esta Comisión ofrecen a la OIT un método para reforzar su trabajo en el terreno.
Pido a esta Conferencia que adopte las conclusiones y dé instrucciones a la Oficina a fin de que encuentre y aplique los medios necesarios para satisfacer nuestras demandas.
Original inglés: Sr. POTTER (delegado de los empleadores, Estados Unidos) — En nombre de los empleadores de los Estados Unidos, tengo el placer de apoyar el Informe y las conclusiones de la Comisión de la Economía Informal.
La Sra. Anna Walker, miembro de nuestra delegación, participó activamente en las discusiones y en el grupo de redacción que preparó las conclusiones. Por consiguiente, estamos en condiciones de declarar que apreciamos mucho el enfoque basado en el consenso que se adoptó en la Comisión, así como el informe tan equilibrado de la Oficina que facilitó este proceso. Nos ha complacido particularmente que el vínculo entre la informalidad y el trabajo decente, y entre los déficit de buena gobernanza y el entorno empresarial, por otra, se hayan podido establecer. La responsabilización es el resultado del entorno creado por el empleador y la competencia individual y colectiva de los trabajadores.
Los problemas que han tenido los empleadores con ciertos aspectos de las conclusiones no restan nada a la calidad general del informe y sus conclusiones. Esperamos que la conclusiones permitan a los miembros tripartitos encontrar soluciones a los problemas reales de la economía informal, así como también la OIT en relación con los aspectos que corresponden a su mandato y competencia.
Sr. SOLARI (Embajador, Representante Permanente, Misión permanente de la Argentina en Ginebra, haciendo uso de la palabra en nombre del MERCOSUR) — En primer lugar quiero asociarme a los conceptos expresados por el distinguido delegado del Brasil, en representación de América Latina. Comparto lo expresado por el delegado del Brasil. El Gobierno de la República Argentina pronuncia esta intervención en el debate sobre la economía informal, en nombre de los Estados miembros del MERCOSUR.
El informe presentado por la Oficina indica claramente que la economía informal es sustancialmente un problema, fundamentalmente de los países en vías de desarrollo, donde llega en muchos casos a superar la mitad de la población activa y casi nunca es menor a la cuarta parte de ésta. Su importancia en los países desarrollados es mucho menor y no aparece cuantificada de este modo. El mismo informe señala que la economía informal, concepto sobre cuya precisión se reconocen dificultades, concentra las peores formas del trabajo infantil. Son más frecuentes en ella. Es más frecuente y profunda la discriminación, genera desprotección social, precariedad y violaciones de la libertad sindical, entre otros males. En definitiva, se trata de encarar con este concepto la vulnerabilidad y el déficit de trabajo decente que afecta a buena parte de nuestros trabajadores. Es también del caso señalar que fue certero el informe y apropiado el memorando al indicar que sólo se podrá avanzar de manera sostenible hacia el trabajo decente, reconocido y protegido, si se atacan sus causas profundas, las causas profundas de la actividad informal.
Es de lamentar que, pese a la insistencia de nuestros países, las conclusiones no hayan recogido plenamente esta fórmula tan certera y categórica.
Bien manifestó el Director General en la reunión con los Ministros de Trabajo de los Estados miembros de América que el trabajo infantil, ese doloroso flagelo, no terminará con proyectos o programas de asistencia técnica, sino cuando la escolaridad sea absoluta y pleno el empleo. Es decir, el Director General reiteró la necesidad de atacar las causas profundas de los problemas graves, sin lo cual los esfuerzos resultarán vanos y los resultados serán escasos.
Es por ello que debe celebrarse que la Comisión, tras intensos debates, haya recogido en parte en el párrafo 15 de las conclusiones una enmienda promovida por los países de América Latina, reconociendo que, y abro la citación: «El comercio sin subsidios a las exportaciones que distorsionan el mercado, sin prácticas desleales, ni aplicación de medidas unilaterales, contribuirá a elevar los niveles de vida, mejorar las condiciones laborales en los países en vías de desarrollo y reducir el déficit del trabajo decente».
De esta manera, el documento se ocupa de una cuestión sustancial para los países en vías de desarrollo, como es el tratamiento asimétrico en el proceso de globalización, afectado por discriminaciones, particularmente en el comercio internacional, en el campo de la agricultura.
Los 1.000 millones de dólares diarios, o sea, aproximadamente diez veces más que el total de la ayuda al desarrollo, y las tarifas aduaneras de hasta el 500 por ciento que un puñado de países otorga a sus más concentradas explotaciones agrícolas, se traducen en miseria en nuestros países, en éxodo rural, congestión del exceso de oferta de trabajo en las ciudades, fomento de la informalidad y los conflictos sociales.
En esta misma Conferencia, al discutir la Memoria del Director General, han denunciado la inequidad muchos gobiernos, trabajadores y empleadores de países en desarrollo, de diversas regiones; es por ello que a la vez que celebramos la recepción parcial de la enmienda apoyada por los países de América Latina, lamentamos que las conclusiones no hayan sido suficientemente consecuentes.
En efecto, si bien en el párrafo 36 se reconoce la necesidad de recurrir a expertos en aspectos sociales de la globalización, en el detalle de prioridades, a pesar de la insistencia de nuestros países y de otros países en desarrollo lamentamos que se haya omitido incorporar actividades específicas de cooperación técnica e investigación.
Tales actividades hubieran permitido estimar con más precisión el impacto de tales subsidios y barreras en el empleo informal en los países en desarrollo. Habría que concienciar a todos los Estados Miembros sobre la cuestión, movilizar la acción de los grupos y de la misma Organización, explorar las vías de solución, operando con nuestros países, a fin de remover una de las principales causas subyacentes de la economía informal que es preciso atacar decididamente.
Sin perjuicio de esta omisión en el detalle de los ámbitos prioritarios de acción no cabe duda de que este tema es de la mayor significación y no podrá ser omitido en los planes de la Oficina. El avance logrado en el reconocimiento de trato asimétrico inequitativo de la globalización en relación con los países en vías de desarrollo, debe constituir un estímulo adicional para seguir atacando denodadamente las causas de la economía informal y del déficit de trabajo decente en nuestros países. Trabajaremos en consecuencia para que la Organización siga estando a la altura de estos desafíos.
Original inglés: Sra. NHLAPO-HLOPE (consejera técnica y delegada trabajadora suplente, Sudáfrica) — Este informe, entre otras cosas, examina lo que tienen que hacer los gobiernos, los trabajadores, los empleadores y la Oficina de la OIT para tratar el déficit de trabajo decente que caracteriza la economía informal. La economía informal está creciendo y puede ubicarse tanto en los países desarrollados como en desarrollo. En los Estados Unidos, por ejemplo, a los hombres de África occidental que trabajan como repartidores en supermercados se les consideraba contratistas independientes y se les pagaba un salario que violaba la ley de salario mínimo.
En Nueva Zelandia se obligaba a las trabajadoras maoríes a volverse subcontratistas en la economía informal, por lo que en el proceso se minaban sus salarios y derechos y su dignidad. En Zambia, los vendedores ambulantes no pueden formar parte de la economía formal por las leyes restrictivas en materia de registro y los elevados impuestos. Todos estamos de acuerdo en que hay que incorporar a los trabajadores desprotegidos en la economía formal para que también puedan disfrutar de los derechos humanos fundamentales recogidos en la Declaración de Filadelfia.
Así pues, este informe dibuja claramente las funciones de los interlocutores sociales y la OIT, tales como lograr que los principios y derechos en el trabajo se apliquen a todos los trabajadores, crear mejores oportunidades de empleo e ingresos para todos los trabajadores, ampliar la protección social a todos y promover el diálogo social. Estos son objetivos muy nobles que harán que el trabajo decente sea una realidad para todos. Por eso instamos a que se adopte este informe y empiece la labor.
Original inglés: Sr. SHENOY (delegado gubernamental, India) — El estudio de la cuestión de la economía informal es muy oportuno. En los países en desarrollo, especialmente, la globalización y la liberalización pueden redundar en la precarización del trabajo, con lo cual aumentará el número de trabajadores que van a sumarse a la ya numerosa fuerza de trabajo del sector informal. La mejora de las condiciones de los trabajadores de la economía informal requiere pues nuestra mayor atención.
Hemos examinado cuidadosamente el informe y las conclusiones de la Comisión de la Economía Informal, que figuran en Actas Provisionales núm. 25. Si bien el informe contiene un análisis y unas sugerencias útiles, las conclusiones tienen una serie de fallos. No estamos de acuerdo con la afirmación de que la informalidad es, ante todo, una cuestión de gobernanza, y que los déficit de trabajo decente pueden atribuirse a menudo a los déficit de buena gobernanza. Pensamos que la economía informal y el déficit de trabajo decente se deben primordialmente a la pobreza, la falta de desarrollo, el desempleo generalizado y la falta de recursos que permitan abarcar a todos los trabajadores con la red social. Es cierto que unas políticas económicas adecuadas, una legislación apropiada y su efectiva aplicación son esenciales para hacer frente al problema. Sin embargo, el déficit de una buena gobernanza sólo puede contribuir en algunas situaciones a los problemas suscitados básicamente por la pobreza y la falta de desarrollo. Tampoco estamos de acuerdo con expresiones tan tajantes como «burocracias corruptas o ineficientes» que se utilizan en las conclusiones, que tienden a centrarse en uno de los mandantes de la OIT.
Creemos que la creación de empleo es la prioridad, mientras que deben seguir haciéndose esfuerzos por garantizar condiciones de trabajo decente. Nadie puede pretender o afirmar que si el trabajo decente no puede garantizarse, no se debería generar trabajo en absoluto. En la India estamos comprometidos a lograr que los trabajadores pasen progresivamente, dentro de los límites de nuestros recursos, de la economía informal a la economía formal. Este proceso requiere, sin embargo, tiempo por sus características mismas.
Permítanme referirme brevemente a algunos de los pasos que hemos dado para proteger a los trabajadores de la economía informal y abarcarlos con la red social. Tanto el Gobierno central como los gobiernos de muchos estados han promulgado una serie de normas en favor del bienestar de los trabajadores no sindicados, incluida la Ley sobre el pago de los salarios, la Ley sobre los trabajadores migrantes interestatales, y la Ley sobre prestaciones de maternidad. El Ministerio de Trabajo, así como muchos gobiernos estatales, han creado fondos de asistencia para varias categorías de trabajadores, como los mineros que trabajan en explotaciones distintas de las minas de carbón, los trabajadores que elaboran beedis, los trabajadores de la industria del cine, los trabajadores agrícolas, etc.
Para los trabajadores agrícolas, que constituyen el mayor grupo de trabajadores del sector no organizado, ya se han aplicado muchos planes por parte del Gobierno central, como el Programa Nacional de Asistencia Social, el Plan de Prestaciones Familiares y el Plan de Seguro de Empleo.
Asimismo, el Gobierno de la India ha emprendido un nuevo plan social para los trabajadores agrícolas en 2001. La Comisión Nacional sobre el Trabajo está planteándose una legislación general que proteja a los trabajadores de la economía informal. Cabe señalar que para que los países en desarrollo estén adecuadamente equipados para transferir a los trabajadores de la economía informal a la economía formal, habría que asegurar la asistencia financiera de los países desarrollados.
La OIT puede desempeñar un papel muy importante en este sentido brindando asistencia técnica para complementar los esfuerzos nacionales cuando el país de que se trate la solicite. Sin embargo, queremos hacer hincapié en que la OIT, que es el único órgano competente para abordar cuestiones laborales en la economía informal, y de hecho cuestiones laborales en general, debería brindar su asistencia en este ámbito de acuerdo con el enfoque promocional de la Declaración relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo.
Los problemas resultantes de la pobreza y la falta de desarrollo no deberían convertirse en la base de sanciones y condicionamientos que no harían sino añadir problemas a las condiciones de pobreza y subdesarrollo.
No olvidemos que la Declaración hace hincapié en que las normas laborales no deberían utilizarse con fines comerciales proteccionistas y que las ventajas comparativas de cualquier país no deberían ponerse en tela de juicio invocando la Declaración y su seguimiento.
Sr. LIMA GODOY (delegado de los empleadores, Brasil) — Todas las personas que tuvieron oportunidad de participar en los trabajos de la Comisión pudieron reforzar su convicción de la importancia que la economía informal ha asumido en el mundo del trabajo. Así es en el Brasil, como acontece en la mayoría, si no en todos los países en desarrollo.
Un participante empleador de la India afirmó que en aquel gran país la informalidad es responsable de más de un 90 por ciento de los puestos de trabajo, y algo así como un 60 por ciento del PIB.
Aprendamos con el testimonio de los colegas de todas las regiones del mundo que se trata de un fenómeno en crecimiento, en función de la permanencia de sus causas y la complejidad del desafío para combatirlas.
Las conclusiones, que fueron ahora mismo presentadas a esta Conferencia, tienen por ello una extraordinaria importancia en la lucha contra la pobreza y por la promoción de los derechos, el empleo decente, la protección social y el diálogo social. Por su oportunidad, amplitud, profundidad y ponderación, estas conclusiones constituyen una indispensable orientación para el establecimiento de las prioridades estratégicas del Consejo de Administración, y un muy precioso material de trabajo para la Oficina.
Esta intervención sirve, en primer lugar, para felicitar al Consejo de Administración por haber incluido un tema tan actual para ser debatido en la Conferencia y por reconocer los buenos resultados del trabajo de la Comisión. Esta Comisión merece, en las personas de la Mesa y de todos sus miembros, un muy justo elogio.
En segundo lugar, con la autorización de todos, permítanme manifestar una incontenida frustración debido a la insuficiente atención dispensada al proyecto de conclusiones sobre el trabajo decente y la economía informal y las barreras y subsidios al comercio internacional, particularmente de los productos agrícolas, presentado por el miembro gubernamental de la Argentina. Este proyecto, apoyado por el miembro gubernamental del Brasil, fue rechazado casi in limine por la Comisión. ¿Por qué? No porque fuera pequeña su importancia para los países en desarrollo. Toda vez que lo contrario fuera afirmado por el portavoz de los empleadores y el de los trabajadores.
En el propio informe VI de la Oficina se recordaba que «los altos niveles de subvenciones agrícolas en los países desarrollados pueden ser un factor que contribuye a la pobreza del entorno rural en los países en desarrollo», y se indicaba que «se puede decir que hay una relación entre la economía informal y la globalización, en la medida en que, a menudo, la economía informal prospera en los países en desarrollo que no han podido integrarse en la economía mundial».
¿Por qué entonces fue el miembro gubernamental de la Argentina compelido a retirar el proyecto? Porque, en una visión que él caracterizó como tradicional y cartesiana, el proyecto de conclusiones sobrepasaba el mandato y ámbito de competencias de la OIT en la visión de uno de los portavoces. ¿O porque no profundizaba suficientemente en los puntos importantes que recogía, según el otro portavoz?
Como señaló aquí ayer con mucha propiedad el delegado empleador de Francia, Sr. Boisson, el fenómeno de la globalización demanda un enfoque integrado de las cuestiones internacionales.
Queda claro para mí que esto se aplica especialmente al mundo del trabajo. Al final, ¿hasta cuándo vamos a recibir de la OIT resoluciones que contemplan el trabajo decente, al mismo tiempo que la OMC y otros órganos de las Naciones Unidas se muestran incapaces de cambiar situaciones de clamorosa injusticia en las transacciones comerciales, que hacen muy difícil, si no imposible, generar las condiciones económicas para que el trabajo decente sea una posibilidad real en los países que tienen en la agricultura la mejor arma para competir en el mercado global?
Estoy absolutamente convencido de que solamente con una actuación verdaderamente integrada entre los organismos internacionales, será posible ecuacionar y encaminar soluciones efectivas para problemas tan complejos como la economía informal.
Y para esto será indispensable que la OIT tome el liderazgo de estudiar de manera amplia las cuestiones del trabajo, sin barreras departamentales que existen para organizar el trabajo, pero que deben ser derribadas cuando pasan a impedir una visión amplia y sistémica, sin la cual los problemas más complejos de la globalización no podrán ser resueltos.
Original inglés: Sr. HYDER (delegado de los empleadores, Bangladesh) — Es un gran honor para mí poder apoyar el informe y las conclusiones de la Comisión sobre Trabajo Decente en la Economía Informal, aunque, como ya afirmó el Vicepresidente empleador, habríamos preferido que algunas conclusiones fueran diferentes.
Aunque en términos absolutos, Asia probablemente sea el lugar donde un mayor número de personas trabaja en esta economía, debido a su gran población, de la experiencia asiática pueden obtenerse lecciones útiles. Algunos países han desarrollado nuevas ventajas comparativas, que se han beneficiado del comercio, de las inversiones y de la tecnología, han reducido la dimensión de sus economías informales y han conseguido una prosperidad relativa de logros. Para obtener todos estos beneficios han debido desarrollar sus infraestructuras, invertir notablemente en recursos humanos, incrementar el capital nacional a través de grandes ahorros y aumentar la capacidad de absorción tecnológica. Han demostrado que las políticas apropiadas que consideren las condiciones y circunstancias específicas son esenciales para lograr un desarrollo socioeconómico. En otros países donde la economía informal ha sido un fenómeno pronunciado, no todos comprenden que el paso de una economía a otra requiere todo un proceso que tiene a veces algunos rasgos negativos transitorios. Los países ricos no llegaron a su situación actual en tan sólo unos años. Actualmente, las circunstancias son diferentes, lo cual nos ayuda a reducir el período de transición, pero el progreso inmediato sigue siendo imposible para muchos países. La consecución de nuestro objetivo está en gran parte en nuestra mano, pero, ahora más que nunca, las circunstancias internacionales influyen en nuestro éxito o fracaso.
La labor de esta Comisión nos ha permitido comprender mejor la economía informal, lo cual es muy importante porque, aquellos que no observan e interactúan con las personas sumidas en esta economía en su vida cotidiana, difícilmente pueden comprender sus características especiales, problemas y virtudes potenciales. Quizás esta es la razón de que exista una escuela de pensamiento que promueve un enfoque del desarrollo centrado exclusivamente en los derechos laborales como medio de lograr resultados generales. Los derechos son de importancia fundamental, pero la falta de aquellos es consecuencia de los motivos que han conducido a esta economía en primer lugar. Esta economía y sus problemas conexos obedecen a muchas limitaciones, como muestran por sí solos esta economía y los derechos inadecuados. Por lo tanto, las políticas deben sucederse en armonía, sucesivamente, al objeto de poder abordar las causas y limitaciones, y no sólo los síntomas del problema. El buen gobierno y el desarrollo de un entorno empresarial propicio son esenciales para ayudar a la transición de la economía informal a la formal.
Esta es la primera ocasión en que la OIT se ha acercado más a un diagnóstico más amplio y detallado de los problemas de esta economía. Esperemos que esto aumente la pertinencia de las labores de la OIT, para que se ajuste más a la realidad, lo cual redundará en beneficio de los mandantes y de todas nuestras sociedades en su conjunto.
Original inglés: Sr. MAKEKA (delegado de los empleadores, Lesotho) — Señor Presidente, permítame darle las gracias por concederme la palabra para sumarme a aquellos que han apoyado la adopción del informe y las conclusiones de la Comisión de la Economía Informal. Me gustaría felicitar al Vicepresidente empleador por haber presentado las opiniones, los intereses y las inquietudes de los empleadores durante las labores de la Comisión. También me gustaría sumarme a sus elogios a la Oficina, dirigida por la Sra. Lin, por haber elaborado un buen informe, que en gran medida reflejaba de forma equilibrada tanto el fondo como las diferentes facetas de la economía informal. Asimismo, me gustaría expresar mi agradecimiento a la OIT que, junto con la Oficina de Actividades para los Empleadores, la Organización Internacional de Empleadores, la Organización de Empleadores Panafricana y la Organización de Empleadores del Camerún, organizaron un taller sobre esta cuestión el pasado mes de mayo de 2002 para preparar esta Conferencia.
Es un hecho que la economía informal es un fenómeno creciente, sobre todo en los países africanos, y que esto coincide con el declive general de estas economías. De hecho, en muchos de nuestros países se ha hecho hincapié en los aspectos negativos de esta economía. Como consecuencia, los tres interlocutores sociales no tenían una buena predisposición ante la misma. Por esta razón, no se facilitaron recursos para estudiar el fenómeno, sus causas, características, problemas y posibles soluciones.
En mi país, por ejemplo, no existe ningún ministerio o departamento gubernamental que cubra la economía informal. Las únicas ocasiones en las que estas personas aparecen en los noticiarios es cuando la policía u otros organismos encargados de velar por el orden tienen un encontronazo con alguno de ellos, que a menudo suele acabar con la expulsión o el encarcelamiento del acusado por haber infringido la legislación o la reglamentación del país.
El informe que tenemos ante nosotros y sus conclusiones son equilibrados y constituyen un buen punto de partida para adoptar medidas a nivel nacional e internacional. En nuestra opinión, es evidente que existe un consenso en el sentido de que debe hacerse todo lo posible por facilitar y permitir a los protagonistas de esta economía que progresen y pasen de la economía informal a la economía formal. No lo conseguiremos si los desanimamos aún más poniendo excesivo énfasis en los aspectos negativos, como las carencias en materia de derechos del trabajo.
En cuanto a Lesotho, es necesario que la OIT nos ayude, no sólo a llevar a cabo una investigación que nunca se ha realizado, sino también a implicar a los empleadores y los trabajadores del sector de la economía informal, de modo que puedan hacer frente a sus problemas e inquietudes y permitirles así contribuir de un modo significativo al desarrollo económico y social del país.
Por consiguiente, señor Presidente, instamos con firmeza a que se aprueben por consenso el informe y sus conclusiones.
Original francés: El PRESIDENTE — Hemos terminado la lista de oradores que pidieron la palabra. Procederemos ahora a la adopción del informe, que refleja las deliberaciones de la Comisión, párrafos 1 a 220. De no haber objeciones, consideraré adoptado el informe.
(Se adopta el informe, párrafos 1 a 220.)
Resolución relativa al trabajo decente y la economía informal
Original francés: El PRESIDENTE — Ahora procederemos a la adopción de la resolución relativa al trabajo decente y la economía informal. De no haber objeciones, consideraré adoptada dicha resolución.
(Se adopta la resolución.)
Conclusiones sobre el trabajo decente y la economía informal
Original francés: El PRESIDENTE — Procederemos ahora a la adopción de las conclusiones sobre el trabajo decente y la economía informal, párrafos 1 a 37.
De no haber objeciones, consideraré que las conclusiones sobre el trabajo decente y la economía informal se adoptan en su conjunto.
(Se adoptan las conclusiones en su conjunto.)
Hemos terminado el examen del informe, de la resolución y de las conclusiones propuestas por la Comisión de la Economía Informal. Me gustaría felicitar sinceramente al Presidente, a los Vicepresidentes y a la Ponente de la Comisión como también a todos sus miembros por el importante trabajo que han llevado a cabo. Del mismo modo, me gustaría dar las gracias a todos los miembros de la Secretaría, que tanto han contribuido al buen resultado logrado.
Puesto al día por HK el 20 de junio de 2002.