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89.reunión, 5 - 21 de junio de 2001

Sesión especial de alto nivel sobre el lanzamiento del Programa de duración determinada sobre las peores formas de trabajo infantil en la República de El Salvador, el Reino de Nepal y la República Unida de Tanzanía

12 de junio de 2001

Alocución del Sr. Findlay,
Secretario adjunto de Trabajo, Estados Unidos

Permítaseme dar las gracias por la oportunidad que se me presenta de hablar sobre el importante progreso en nuestra lucha contra el trabajo infantil.

Quisiera dar las gracias al Director General por su liderazgo en este tema importante.

Es para mí un gran placer estar hoy aquí con ocasión del lanzamiento de los programas de duración determinada en El Salvador, Nepal y República Unida de Tanzanía. La Secretaria de Trabajo, Elaine Chao, lamenta no poder estar presente hoy aquí.

Permítanme tomar algunos momentos para expresar en nombre del Gobierno estadounidense y sobre todo de su pueblo nuestra simpatía a las poblaciones de El Salvador y Nepal por las tragedias recientes que han impedido a sus Jefes de Estado estar aquí presentes en esta reunión. Habríamos deseado que estuviesen aquí, pero deseamos seguir colaborando con ellos en el futuro.

Este es un momento sumamente significativo, un verdadero hito en la trayectoria que comenzó hace nueve años, en 1992. Todavía no hemos eliminado las peores formas de trabajo infantil pero, por lo menos, nos encontramos en una posición en la que podemos comenzar a hacerlo. Llegar a este punto constituye en sí ya un gran logro. Permítaseme felicitar a todos los que han trabajado durante todos estos años para llegar a este momento.

Cuando la OIT creó por primera vez su Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, muchos gobiernos ni siquiera hablaban sobre el tema. Como todos sabemos, los primeros pasos para vencer un obstáculo consisten en conocer su existencia y hablar honestamente acerca de los desafíos que plantea. Muchas naciones se han sumado a estos esfuerzos mundiales pero, sobre todo, quisiera encomiar al Gobierno de Alemania por su temprana acción respecto a este asunto.

Este tema, que antes era tabú, ahora es objeto de debate con más de 50 países que han participado en el IPEC, de consagrar recursos significativos para resolver este problema.

Al mismo tiempo, creo que de manera general se entiende que la respuesta última a este problema comienza en cada uno de nuestros países.

Me siento sumamente complacido al comprobar que en el curso del Programa IPEC las naciones han mostrado una creciente voluntad de tratar los problemas del trabajo infantil dentro de sus propias fronteras y, al mismo tiempo, se ha producido un incremento enorme en la voluntad de la comunidad internacional de apoyar estos esfuerzos.

Es más, estos progresos se han visto reflejados en la decisión unánime que hace dos años adoptaron los Estados Miembros de la OIT de no tolerar las peores formas de trabajo infantil y adoptar medidas inmediatas y eficaces para garantizar la prohibición y la eliminación de las peores formas de trabajo infantil.

El Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999 (núm. 182) fue adoptado unánimemente. Se trata de un hito en la historia de la lucha contra el trabajo infantil. Las naciones lo han ratificado a un ritmo récord. Hoy día los Estados Unidos y otras naciones contribuyen con dinamismo a nuestros esfuerzos por ayudar a países que están dispuestos a seguir los compromisos consagrados en el Convenio, facilitando ayuda técnica a los países que trabajan sistemáticamente con miras a eliminar el trajo infantil.

Nuestro compromiso para eliminar el trabajo infantil a través del IPEC y otros programas representa casi 150 millones de dólares en el curso de los seis últimos años. Esos fondos prestan apoyo a una amplia serie de programas educativos y económicos para brindar asistencia a los niños que trabajan en todo el mundo. A través de los programas que ya hemos financiado, esperamos que por lo menos 160.000 niños abandonan un trabajo de explotación e impedir que otros 100.000 entren en esos mercados, mientras se brinda asistencia a muchos otros.

Nuestro Presidente, el Sr. George Bush, fue elegido con la promesa de no dejar a ningún niño rezagado. Cuando habló de ello, lo que quiso decir es mejorar el sistema de educación pública de los Estados Unidos y abrir las puertas de las oportunidades a todos los estadounidenses. Pero su promesa debería servir de inspiración para todos los que estamos luchando por eliminar las formas abusivas y de explotación del trabajo infantil. Tenemos que adoptar un compromiso firme para trabajar juntos como comunidad de naciones con el fin de que ningún niño de ningún lugar del mundo se quede al margen, en lugares de trabajo peligrosos o que se vean sometidos a situaciones de cautiverio o explotados como prostitutas o empleados en otros trabajos delictivos y peligrosos. Ningún niño tiene estar involucrado en una labor peligrosa, ilegal o inmoral. Aplaudo al Salvador, a Nepal y a República Unida de Tanzanía por haber aceptado el desafío de embarcarse en estos programas temporales globales e integrados. Esto no sólo indica un nuevo nivel de compromiso y acción, sino también la promesa de un futuro previsible en que los niños se levantarán sin tener ante sí otro día de trabajo agotador y sin esperanza, sino con la oportunidad de aprender y desarrollarse en las escuelas.

Puesto al día por HK. Aprobada por RH. Ultima actualización: 13 de junio de 2001.