GB.274/PFA/9/3 |
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Comisión de Programa, Presupuesto y Administración |
PFA |
NOVENO PUNTO DEL ORDEN DEL DIA
Propuestas de Programa y Presupuesto para 2000-2001
Discurso de presentación pronunciado por el Director General
Este es mi primer discurso dirigido a un órgano oficial de la OIT, la Comisión de Programa, Presupuesto y Administración. El hecho de que mi intervención se refiera a mis propuestas de Programa y Presupuesto para 2000-2001 es buena muestra de una transición armónica y productiva en la OIT, que ha sido posible gracias a una estrecha colaboración entre el Director General Hansenne y yo. Deseo agradecerle una vez más su apoyo.
Supervisé la preparación de estas propuestas incluso antes de asumir el cargo. Son el primer resultado de la labor realizada por el Equipo de Transición, en colaboración con el personal de la Oficina. Que yo sepa, esta es la primera vez que el futuro presupuesto de una organización internacional lo elabora el jefe electo de la institución de acuerdo con el Director General en funciones y el Consejo de Administración. Creo que ello demuestra claramente el vigor institucional de la OIT.
Mis observaciones de hoy reflejan hasta cierto punto, pero también desarrollan, mi introducción a las propuestas de Programa y Presupuesto. Mi discurso de hoy debe leerse junto con dicha introducción. Ambos representan mi compromiso con ustedes y con nuestros mandantes respecto de la labor y la gestión de la OIT al comienzo del nuevo milenio.
Este documento traduce el deseo que ustedes expresaron de contar con un presupuesto estratégico apegado a la realidad. También expresa mi honda convicción de que la elaboración de un presupuesto estratégico mejorará la calidad de nuestro trabajo y se configurará como una herramienta clave de gestión en el futuro.
Este documento representa la culminación e integración de dos procesos.
Uno de ellos es la labor preparatoria llevada a cabo por esta Comisión a lo largo de los dos últimos años para analizar la necesidad de pasar de un programa presupuestario tradicional, basado en las unidades organizativas, a un presupuesto basado en unos objetivos estratégicos y operativos. Una parte importante de sus deliberaciones se dedicó a la flexibilidad presupuestaria que permitiría acercar la definición detallada de las actividades y de las asignaciones de recursos al período de ejecución. Otra parte importante se dedicó a la obligación que tiene la Oficina de informar periódica, plena y objetivamente al Consejo de Administración sobre la utilización de los fondos y sobre los resultados de sus programas. Durante el pasado mes de noviembre, ustedes solicitaron que los recursos se distribuyeran en forma de asignaciones presupuestarias para los objetivos estratégicos. Así se ha hecho.
El segundo proceso emana de mi visión según la cual, a pesar del considerable interés y apoyo que suscita la OIT, el anterior presupuesto adoleció de una falta de criterios claros y de una dispersión de las actividades que hacía difícil identificar el mensaje fundamental de la OIT. Esta conclusión es el resultado de mis años de observación desde las Naciones Unidas, de los distintos intercambios que he tenido durante la campaña para el puesto que ahora ocupo, y de mi más reciente familiarización con los detalles de las diversas actividades de la OIT. Existe el peligro de intentar hacer demasiado y de no rendir lo suficiente.
Así pues, el presupuesto estratégico es el resultado de los dos procesos citados.
Los cuatro objetivos estratégicos, a saber, los principios y derechos fundamentales en el trabajo, el empleo, la protección social y el diálogo social, definen nuestros propósitos y dan de nosotros una imagen más precisa. Creo que las deliberaciones en el seno del Consejo de Administración y las consultas oficiosas demuestran que existe un vigoroso consenso tripartito en cuanto a que éstos son los actuales objetivos estratégicos de la Organización. Pero el presupuesto estratégico implica algo más que un consenso en cuanto a la estrategia. Irá acompañado de una reforma interna de la Organización que refleje la nueva estructura presupuestaria, de la creación de un sistema de seguimiento y evaluación de la ejecución en el bienio 2000-2001, con unos objetivos concretos que nos permitirán medir los progresos y resultados obtenidos, del énfasis en la eficacia en función de los costos y en la visibilidad, y de una información transparente al Consejo de Administración y a la Conferencia. El calendario para introducir estos cambios abarca desde el mes de marzo hasta el mes de noviembre de este año. La labor básica habrá finalizado en noviembre. Será necesario afinar estos cambios a medida que comencemos a llevarlos a la práctica. No deseo que se prolongue la reforma institucional básica. La fijación de un plazo razonable para proceder a esta labor permite reducir las incertidumbres que acompañan inevitablemente a la reforma.
Este presupuesto introduce asimismo los programas InFocus. Estos reflejan prioridades que no son nuevas para la Organización, pero que merecen en mi opinión mayor realce, más recursos y un decidido compromiso a fin de obtener financiación extrapresupuestaria. Pretenden lograr una mayor concentración del esfuerzo, orientarse en función de los resultados e implicar una importante labor de equipo entre el personal de la Oficina.
El programa para 2000-2001 supone una oportunidad de que la OIT se presente como una organización valiosa y competitiva. Para ello, la OIT tiene que concentrarse en tres aspectos de su mandato y cometido:
En primer lugar, como organización basada en los conocimientos, tiene que renovar constantemente su capacidad para proporcionar investigaciones e información de la máxima calidad. Una de mis primeras decisiones como Director General fue la de pedir a nuestros directores que procedieran a un cuidadoso inventario de nuestra base de conocimientos para determinar cuáles eran nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades. Podemos concebir programas en los campos en los que disponemos de una sólida base de conocimientos, y no podemos hacerlo en aquellos en los que somos débiles. Somos capaces de influir cuando disponemos de capacidades de máximo nivel, y no se nos toma en serio cuando carecemos de ellas.
En segundo lugar, la OIT sólo tendrá éxito si es capaz de prestar los servicios eficaces, pertinentes y competentes que solicitan sus mandantes y participantes, incluyendo una respuesta más rápida y eficaz a los retos urgentes y vitales a los que éstos se enfrentan. En consecuencia, resulta esencial que nos organicemos de manera eficaz para lograr este propósito.
En tercer lugar, la OIT se ocupa de cuestiones que se plantean en la vida real. Debe abogar decididamente por sus propios ideales, acuerdos y principios, recogidos en su Constitución, en la Declaración de Filadelfia y en la reciente Declaración relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo.
En las propuestas, el énfasis se pone en el conocimiento, el servicio y el apoyo activo.
Dos cuestiones se repiten a lo largo de estas propuestas: el desarrollo y el género de las personas. Todos nuestros programas técnicos y regionales han de contribuir a la labor relativa a estas dos cuestiones. Aquellos que hayan escuchado mis observaciones formuladas hoy mismo, con ocasión de la celebración del Día Internacional de la Mujer, sabrán de mi compromiso para obrar con mayor empeño en pro de la igualdad entre hombres y mujeres. Al ser originario de un país en desarrollo, es lógico que las cuestiones del desarrollo susciten en mí una sensibilidad especial.
Tanto los objetivos estratégicos como sus correspondientes objetivos operativos y las prioridades programáticas que figuran en las propuestas se basan en las necesidades y prioridades expresadas por los mandantes de la OIT. Permítanme citar, entre las más importantes, las siguientes:
Además de la innovación que supone el propio presupuesto estratégico, mis propuestas requieren una intensificación de la acción e innovación en relación con varios temas fundamentales. El primero de ellos es la promoción de la Declaración y su seguimiento continuo. Por supuesto, el Consejo de Administración tendrá que tomar más adelante, durante la presente reunión, decisiones a este respecto. Habrá una acción reforzada en relación con el trabajo infantil. La reunión de este año de la Conferencia procederá a la segunda discusión sobre un nuevo convenio relativo al trabajo infantil. He encargado una revisión externa de la gestión de las estructuras y procesos empleados para el IPEC. Deseo estar seguro de que la OIT puede poner en práctica un programa eficaz en función de los costos. También tengo intención de que este programa reciba una financiación básica suficiente con cargo al presupuesto de la OIT.
Estas propuestas ponen mayor énfasis en las cuestiones relacionadas con el empleo. Observarán que tres de los ocho programas InFocus se refieren al empleo. Se propone aumentar la asignación de recursos para cada una de las regiones, y ello pese a un presupuesto con crecimiento cero. Africa y Asia revistieron para mí especial importancia. Preveo un nuevo nivel de colaboración con las instituciones de Bretton Woods. Permítanme citar dos fragmentos de las conclusiones alcanzadas durante la reciente reunión de ministros de trabajo del G8 en Washington:
«Observamos y acogemos con agrado la creciente cooperación entre la OIT y las instituciones financieras internacionales para promover el empleo, las redes de seguridad social, una protección social suficiente, las normas laborales fundamentales y unas instituciones de mercado de trabajo que sean eficaces.»
«Instamos a la OIT a profundizar en su análisis de las repercusiones de la mundialización sobre el mercado de trabajo y a examinar cómo puede contribuir la integración de las estrategias laboral, financiera y económica a responder a los retos vinculados a la mundialización.»
Estamos procediendo a revisar nuestras disposiciones internas para la fijación de prioridades y la gestión de la cooperación técnica. En el mes de junio, la Conferencia discutirá un informe sobre la cooperación técnica, y las conclusiones de este debate nos guiarán en nuestras deliberaciones internas. Esta cuestión es para mí de la mayor importancia. La necesidad de reformas resulta evidente. Como norma general, propongo que sólo nos comprometamos en proyectos de cooperación técnica financiados con cargo a recursos extrapresupuestarios cuando exista una clara conexión con nuestros objetivos estratégicos y operativos, y dispongamos de una sólida base de conocimientos y de una financiación básica con cargo al presupuesto ordinario. Debemos asegurarnos de la coherencia de nuestros programas de cooperación técnica. Siempre existe el peligro de una especificidad orientada en función del donante sobre la base de intereses particulares y de una dispersión basada en una visión de la OIT como prestataria de todo tipo de servicios.
Durante la reunión del pasado mes de noviembre, el Consejo de Administración aprobó 12 reuniones sectoriales. Todas ellas figuran en estas propuestas. Ello no obstante, y siempre dentro de la lógica de un presupuesto estratégico, considero que debería existir una vinculación más estrecha entre las actividades y reuniones sectoriales y los objetivos estratégicos. Propongo que la Oficina inicie consultas con los miembros correspondientes del Consejo de Administración para determinar de qué modo podría lograrse este objetivo en el próximo bienio.
Se propone introducir otras innovaciones o intensificar ciertas actividades para dar a la OIT un nuevo papel en la reconstrucción y en las inversiones con un alto coeficiente de empleos. Adoptaremos medidas para mejorar las oportunidades de formación y de empleo de las mujeres, de los jóvenes, de los migrantes y de los discapacitados. Quisiera que nuestros programas lleguen más eficazmente al sector no estructurado y a las pequeñas empresas. Llevaremos a cabo una campaña mundial sobre la seguridad de los trabajadores. Se intensificará la búsqueda de una protección económica y social frente a la mundialización, la incertidumbre y el número cada vez mayor de trabajadores pobres. Debemos elaborar mecanismos que respondan con mayor rapidez a las crisis. Contribuiremos a aumentar la influencia que ejercen las organizaciones de empleadores y de trabajadores y a mejorar los servicios a sus miembros, así como a reforzar las instituciones tripartitas y paritarias. Es evidente que no estoy proponiendo un replanteamiento total de nuestros programas. El enfoque es el principal criterio orientador: claridad hacia dentro y hacia fuera; una visión definida y un sentido de las prioridades y de la dirección.
En el plano interno, tengo intención de organizar la Oficina para dotarla de una estructura más sólida, integrada y transparente, derivada del presupuesto estratégico. Voy a crear un Equipo de Alta Dirección para que me ayude a dirigir la Oficina. Para mí, la noción de equipo es fundamental. Deseo que la Oficina esté motivada por objetivos y retos comunes. Tras celebrar las consultas oportunas, deseo aplicar medidas que estimulen la colaboración entre los programas y los departamentos y entre la sede y la oficinas exteriores.
Quiero aplicar un estilo de gestión más relajado, más abierto, menos jerarquizado y menos vinculado a los métodos de trabajo tradicionales. Un estilo que propicie la cooperación, la integración y el trabajo en equipo y no el distanciamiento, el individualismo y los centros de poder burocrático.
El desarrollo de los recursos humanos constituirá una prioridad clave. Tengo la convicción de que es posible y necesario mejorar las relaciones entre el personal y la dirección. Nuestras políticas de personal requieren importantes reformas, pero estas reformas deben introducirse en un contexto de confianza, buena voluntad y teniendo conocimientos profesionales en materia de recursos humanos. Antes y después de mi elección, me reuní con los representantes del Sindicato del Personal para abordar estos temas, y seguiré haciéndolo periódicamente.
Las tecnologías de la información constituyen un apoyo esencial para todas nuestras actividades. Tengo la intención de ampliar su utilización, no sólo para aumentar la eficiencia interna, sino también como elemento vital de la prioridad que concedo a nuestros conocimientos, servicios y funciones de promoción. Además, quienes trabajamos en una organización mundial debemos adoptar una tecnología normalizada para la comunicación por medios electrónicos, a fin de garantizar una comunicación eficaz entre nuestro personal disperso por todo el mundo.
Está claro que la Oficina necesita desarrollar una mejor cultura de la comunicación en distintos planos; por ejemplo, entre la Oficina y el Consejo de Administración. Como es sabido, mi estilo consiste en dialogar, preguntar y escuchar para propiciar un consenso que espero resulte útil. Creo que el Consejo de Administración y la Oficina son interlocutores con responsabilidades propias pero complementarias para que la OIT sea una institución fructífera. También es necesaria la comunicación en otros planos: entre la sede y las oficinas exteriores, entre la OIT en su conjunto y el mundo que está en el exterior de nuestras salas de reuniones, entre la Oficina y sus mandantes y participantes, entre nuestra labor y la cobertura informativa que recibe. Ahora bien, a mi juicio, el plano clave es el de la comunicación interna en la Oficina, a la cual tengo previsto dedicar especial atención.
Mis propuestas suponen un nivel presupuestario en dólares igual al del presupuesto para el bienio 1998-1999. Como saben ustedes, no se prevén en él incrementos de costos para el próximo bienio. De hecho, supone un ahorro neto de 785.000 dólares, que ha permitido asignar recursos adicionales a programas de actividades sustantivas. Estos ahorros se deben a que, durante el presente bienio, el aumento real de los costos fue inferior al previsto en el Programa y Presupuesto para 1998-1999. La mayoría de estos ahorros se realizan en los gastos de personal, pero también se lograron importantes ahorros a raíz de la considerable devaluación que sufrieron varias monedas, particularmente en Asia. Estas condiciones excepcionales, que probablemente no se repetirán en el futuro, me han permitido presentar propuestas que no entrañan ningún aumento de costos.
Se les pide ahora que examinen estas propuestas y que formulen una recomendación adecuada a la reunión de junio de la Conferencia. Corresponde a la Conferencia aprobar el presupuesto y fijar el tipo de cambio entre el franco suizo y el dólar de los Estados Unidos. Me he propuesto presentar en la reunión del Consejo de Administración de noviembre de este año un documento presupuestario en el que se indiquen los recursos asignados por programas, con el desglose tradicional de gastos de personal y otros gastos, basado en el presupuesto estratégico que apruebe la Conferencia.
Mientras se preparaba el presupuesto, celebré fructíferas consultas oficiosas con miembros del Consejo de Administración. Soy consciente de que, pese al consenso en el Consejo de Administración sobre la necesidad de contar con un presupuesto y unas asignaciones presupuestarias estratégicos, hay quienes pueden sentirse incómodos por la falta de informaciones financieras más detalladas. La lógica de la transición hacia un presupuesto estratégico exige que procedamos paso a paso, de un nivel general de asignación de los recursos por objetivos a un nivel específico de asignación a los programas. Mi intención es que esta labor se inicie tan pronto concluya la presente reunión del Consejo de Administración, y que se haya completado al final del verano. Se trata de una importante tarea que no se puede llevar a cabo con rapidez si queremos hacerla con seriedad. No sería posible realizarla antes de la reunión de la Conferencia. De hecho, debido a los plazos fijados para la presentación de documentos de la Conferencia, sólo dispondríamos de unos pocos días para preparar este documento una vez que hubiera finalizado la presente reunión del Consejo de Administración.
También tienen ante ustedes el volumen 2 del Programa y Presupuesto en el que se describe la labor prevista para 2000-2001 con arreglo a la estructura actual de los programas. En lo esencial, se explican en él de manera más detallada las actividades descritas en el volumen 1, pero con arreglo a la estructura a la que están acostumbrados. Esto obedece a una petición que hizo el Consejo de Administración en su decisión acerca del presupuesto estratégico.
Nos hemos esforzado por mejorar el diseño y la presentación del Programa y Presupuesto. Espero que estos cambios faciliten su consulta.
Para terminar esta presentación, permítanme citar el párrafo 10 de mi introducción a la propuesta de presupuesto:
«Este examen presupuestario se efectúa precisamente cuando la OIT se enfrenta con una enconada competencia en el mundo real, más allá de sus despachos y salas de reunión. Otras organizaciones, tanto públicas como privadas, ofrecen productos y servicios similares, a veces de mayor visibilidad e influencia. Estoy firmemente convencido de que estamos en buenas condiciones para competir con ellas, basándonos en los valores e ideales tradicionales de la OIT, pero se requieren cambios importantes con tal fin. Deseo que la OIT llegue a ser una organización moderna y dinámica, que combine su facultad de adaptación con una visión estratégica de su misión. Ha de ser capaz de redefinir sus prioridades y de reasignar sus recursos en una operación de gestión normal que responda a las nuevas exigencias y a las necesidades nacientes. Debe mostrarse segura de su identidad en sus campos de competencia propios. Ha de ser una institución atractiva que combine el saber, el servicio y el apoyo activo de un modo perdurable y fecundo para la plena satisfacción de todos sus elementos integrantes, socios y donantes.»