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GB.273/12
273.
a reunión
Ginebra, noviembre de 1998


DUODECIMO PUNTO DEL ORDEN DEL DIA

Informe del Grupo de Trabajo sobre las Dimensiones Sociales
de la Liberalización del Comercio Internacional

Informe oral del Presidente del Grupo de Trabajo
[Sr. Lyne (Gobierno, Reino Unido)]
sobre las Dimensiones Sociales de la Liberalización
del Comercio Internacional
adoptado por el Consejo de Administración

Permítanme presentar ante el Consejo de Administración el informe oral habitual del Grupo de Trabajo del que fui nombrado Presidente en la reunión del 16 de noviembre, como sucesor de la Sra. Hartwell.

El Grupo de Trabajo trató dos puntos del orden del día, sobre cada uno de los cuales la Oficina había preparado documentos: en primer lugar, un examen general de los acontecimientos globales y de las actividades de la Oficina en relación con los códigos de conducta, el etiquetado social y otras iniciativas del sector privado que revisten importancia para las cuestiones laborales; y en segundo lugar, un informe de la marcha de los estudios sobre los países con relación al impacto social de la mundialización.

En representación del Grupo de Trabajo, el Presidente expresó su más sentida condolencia por la defunción del Sr. Yvon Chotard, anterior Presidente del Consejo de Administración, e hizo llegar su pésame a la familia del Sr. Chotard y al Gobierno de Francia.

El punto primero del orden del día, a saber, el examen general de los acontecimientos globales, fue objeto de un debate constructivo y moderado. Se reflejó una amplia gama de aplicaciones con relación a los códigos de conducta, al etiquetado social y a otras iniciativas del sector privado. Las delegaciones elogiaron a la Oficina por la calidad del documento que aquélla presentó al Grupo de Trabajo.

Ciertas cuestiones sin duda surgieron de este intercambio de opiniones. El Grupo de Trabajo observó un modelo establecido -- que en el documento de la Oficina figuraba como verdad universal -- y un creciente fenómeno de gran actividad con relación a este tema por parte de organizaciones privadas y de asociaciones conjuntas privadas y públicas. Estos temas fueron objeto de una discusión pública cada vez mayor.

Fue creciendo el reconocimiento de la importancia que estos temas revisten para la OIT y sus objetivos. Algunos oradores expresaron su deseo de ver cómo aumentarían la consistencia y la coherencia con relación al desarrollo y a la aplicación de estas iniciativas y a los principios que éstas defendían. Los oradores señalaron la necesidad de considerar la importancia que revisten las peculiaridades nacionales y regionales, así como los distintos antecedentes culturales y económicos. Algunos expresaron una gran preocupación por los efectos negativos del etiquetado social en los países en desarrollo y por el hecho de que la OIT pudiera fomentar de algún modo los programas de etiquetado social. También se mostraron preocupados por el riesgo de que los actos voluntarios y espontáneos pudieran convertirse en sistemas impuestos, o porque dichos actos superaran los principios de la OIT, o bien no estuvieran a la altura de los mismos.

El Grupo de los Empleadores insistió en que el hecho de que una empresa decida adoptar o participar en tales iniciativas, o mantenerse al margen de las mismas, no debería tachar a la empresa de buena o mala por este motivo, y esta decisión en ningún momento debería ser obligatoria.

Se expresaron diferentes opiniones sobre la relación existente entre la Declaración de los principios y derechos fundamentales en el trabajo, de 1998, y cualquiera de las posturas adoptadas por la OIT con respecto a los códigos -- entre ellas la opinión de que estos dos temas deberían abordarse separadamente mientras fueran complementarias.

De esta productiva discusión se extrajeron diversas conclusiones. En primer lugar, la opinión más generalizada fue que la Oficina debería continuar asumiendo sus responsabilidades habituales en relación al acopio de información y al estudio del tema de las iniciativas privadas, así como a la difusión adecuada de la información. En segundo lugar, se acordó que toda actividad emprendida en último término por la Oficina debería respetar la naturaleza voluntaria de los acontecimientos. En tercer lugar, fue evidente que, si bien se había progresado y llegado a una cierta convergencia de opiniones, aún no se había alcanzado un consenso sobre hasta qué punto la Oficina debería prestar asesoramiento, fomentar de un modo activo una mayor consistencia de los principios subyacentes en estas iniciativas, o potenciar la aplicación de los mismos. Muchos delegados defendieron que se requería una participación más amplia y activa para poder cumplir el mandato de la OIT en este ámbito, mientras que otros delegados expresaron su desacuerdo con este planteamiento. Uno de los temas de particular preocupación para los empleadores fue la cuestión de si la OIT tenía un mandato para tratar directamente con las empresas, o que al parecer de éstos la convirtiera cuatripartita, al asociar la Oficina con actividades de organizaciones no gubernamentales en este ámbito.

Como conclusión, este primer punto del orden del día el Grupo de Trabajo acordó que deberían seguir estudiándose los temas abordados para que continuara su discusión en la siguiente reunión del Grupo de Trabajo, en marzo de 1999. Pidió a la Oficina que preparara un documento breve y conciso de aquella reunión, sin que fuera en perjuicio de las decisiones que pudieran adoptarse en último término.

El Grupo de Trabajo pidió a la Oficina que considerara las opiniones expresadas durante la discusión, y que ampliara asimismo las cuestiones planteadas en el documento impreso de la Oficina, el GB.273/WP/SDL/1, sobre las diversas medidas que aquélla pudiera adoptar. Se acordó que deberían ampliarse las opciones propuestas en el párrafo 139 del mismo y estudiarse en profundidad, igualmente, las cuestiones y lagunas observadas en el párrafo 9 así como la importancia que aquéllas puedan revestir para las diversas actividades. Se pidió a la Oficina que indicara la incidencia que las posibles actividades tendrían a nivel de recursos y que estudiara los trámites correspondientes para su coordinación. El escrito debería considerar diversos enfoques que la Oficina podría realizar para estudiar el impacto de los estatutos y de otras iniciativas en las empresas de los países en desarrollo y en su relativa ventaja en el mercado mundializado. También se acordó que el escrito de la Oficina estudiará de qué modo la asistencia técnica podría ser de ayuda a las empresas, en particular a las pequeñas y medianas empresas y aquéllas de los países en desarrollo con respecto a estas cuestiones.

En lo referente al segundo punto del orden del día -- el informe de la marcha de los estudios sobre países con relación al impacto social de la mundialización --, el Grupo de Trabajo observó que el escrito de la Oficina se trataba de un informe provisional del trabajo realizado en materia de estudios sobre países. La Oficina se propuso acabarlo antes de marzo de 1999 para poder discutirlo a fondo en la siguiente reunión del Grupo de Trabajo. Durante la discusión, hubo varias sugerencias para orientar a la Oficina al completar el ejercicio financiero.

El informe sobre la marcha de los trabajos también fomentó la discusión sobre el impacto social de la mundialización. Los empleadores se mostraron particularmente preocupados por los efectos adversos de la mundialización y la necesidad de tomar las medidas necesarias para corregir tales tendencias y reducir la dicotomía existente entre los países en desarrollo y desarrollados. El informe había observado el constante compromiso de los gobiernos ante la liberalización del comercio y de la inversión extranjera directa, y había expresado la opinión de que los problemas sociales a menudo eran más atribuibles a causas nacionales que a la mundialización. Algunos delegados sostenían que difícilmente podían demostrarse las ganancias procedentes de la mundialización, mientras que las consecuencias negativas del proceso eran manifiestas y habían quedado ilustradas en la crisis financiera asiática. No obstante, la opinión más generalizada fue que las instituciones y políticas sociales podrían constituir un factor de peso con miras a aumentar los beneficios procedentes de la mundialización y para reducir al mínimo los costes sociales. Estas políticas e instituciones incluían: normas fundamentales del trabajo; educación y formación; una red social de seguridad con un funcionamiento adecuado, y una legislación laboral que sopesara la flexibilidad del mercado de trabajo y la protección de los derechos de los trabajadores.

Se instó al cuerpo de expertos a que identificara las políticas que habían demostrado ser útiles para tratar el tema de la mundialización. Hubo comentarios y críticas concretos de los estudios sobre países que ya se habían preparado. El Presidente recordó al Grupo de Trabajo que deberían abordarse ciertos temas en las reuniones tripartitas celebradas con objeto de discutir los informes en aquellos países.

Con relación a la metodología, algunos delegados sugirieron que los resultados de este ejercicio deberían compartirse con otras organizaciones internacionales, posiblemente mediante la celebración de un seminario conjunto con el Banco Mundial. Se convino en que deberían estudiarse los aspectos positivos y negativos de debatir informes a nivel subregional. Se planteó la posibilidad de encargar que se realizaran estudios adicionales sobre países. El Grupo de Trabajo consideró que sería mejor estudiar esta cuestión más adelante, una vez acabada la primera serie de informes.

La Oficina tomó nota de todos los comentarios y los incluirá en el informe de síntesis que presentará ante el Grupo de Trabajo en marzo, junto con un total de seis o siete estudios sobre países.

La Oficina también tomó nota de los comentarios propios de los países. En marzo, el Grupo de Trabajo podrá discutir el modo de seguir trabajando, inclusive las modalidades prácticas para el seminario conjunto con el Banco Mundial que se propuso.

Un aspecto importante de esta discusión fue el deseo que expresaron algunas delegaciones de discutir, dentro del marco de la OIT, la típica cuestión del impacto social de la mundialización, y el Presidente se comprometió a reflejar este deseo en el informe que presentaría ante el Consejo de Administración.

Por último, en lo referente a ambos puntos del orden del día, me gustaría hacer dos observaciones. En primer lugar, el futuro de este Grupo de Trabajo no se discutió en la reunión celebrada el 16 de noviembre, pero deberá considerarse en el transcurso de 1999 y por parte del Consejo de Administración entrante, dado que puede que el programa de acción actual del Grupo de Trabajo se complete considerablemente en la reunión de marzo.

En segundo lugar, doy fe de que esta reunión se celebró en un ambiente particularmente constructivo y profesional, por lo que quedo agradecido a todos los participantes. Naturalmente, me gustaría rendir tributo a la excelente tarea desplegada por mi predecesora en la presidencia, la Sra. Matilde Hartwell, así como al apoyo y a la sabia orientación y asesoramiento que recibí de los dos Vicepresidentes: el Sr. Brett, del Grupo de los Trabajadores, y el Sr. Tabani, del Grupo de los Empleadores.


Puesto al día por VC. Aprobada por NdW. Ultima actualización: 26 de febrero de 2000.