La seguridad social es un derecho humano fundamental consagrado por los principales instrumentos internacionales, entre los cuales:
- La Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217A (III) el 10 de diciembre de 1948;
- El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 2200A (XXI) el 16 de diciembre de 1966; y
- La Declaración de Filadelfia, anexo a la Constitución de la Organización Internacional del Trabajo, adoptada por la Conferencia Internacional del Trabajo el 10 de mayo de 1944.
- el reconocimiento por la comunidad internacional de que la seguridad social es una herramienta importante para prevenir y reducir la pobreza, la desigualdad, la exclusión social y la inseguridad social, para promover la igualdad de oportunidades, la igualdad de género y la igualdad racial y para apoyar la transición del empleo informal al empleo formal;
- la consideración de que la seguridad social es una inversión en las personas que potencia su capacidad para adaptarse a los cambios de la economía y del mercado de trabajo, y que los sistemas de seguridad social actúan como estabilizadores sociales y económicos automáticos, ayudan a estimular la demanda agregada en tiempos de crisis y en las etapas posteriores, y ayudan a facilitar la transición hacia a una economía más sostenible.