Blog #NoContagiemosAlEmpleo

La formación profesional en la respuesta a la crisis provocada por la COVID-19

La formación profesional es un componente clave de las estrategias orientadas a la recuperación económica, ya que mejora notablemente la eficacia de otras políticas. En este sentido, cumplirá un papel de gran relevancia en la respuesta a la crisis provocada por la COVID-19 en la región.

Opinión | 4 de junio de 2020
Por Fernando Casanova y Fernando Vargas. Centro Interamericano para el Desarrollo del Conocimiento de la Formación Profesional (OIT/ Cinterfor)

La formación profesional (FP) ha tenido un rol clave en las acciones de respuesta a las crisis, incluyendo la de la COVID-19, como lo muestran múltiples ejemplos de instituciones de formación profesional (IFP) en la región. Los últimos dos meses el rol de la FP se ha enfocado a las acciones de tipo sanitario, desde la producción de material de protección para los profesionales de la salud y la población en general, hasta la fabricación y/o rehabilitación de equipos de respiración mecánicos para cuidados intensivos.

Estas acciones también se han vinculado con proyectos ricos en contenidos didácticos y de aprendizaje (como la impresión 3D implementada en la Universidad Tecnológica del Uruguay) y con el apoyo a emprendedores egresados de cursos de FP (PYMES que fabrican mascarillas con asesoramiento de las IFP). También destaca el apoyo a las PYMES, acercándolas a fuentes de capital de trabajo y vinculándola con proyectos productivos, como lo hizo el Instituto Nacional de Aprendizaje de Costa Rica.

La crisis despliega así múltiples oportunidades para utilizar el equipamiento y las capacidades institucionales para continuar brindando formación sobre la base de proyectos orientados a la solución de problemas, así como servicios de apoyo técnico a las empresas. La OIT, a través de su Centro de Interamericano para el Desarrollo del Conocimiento de la Formación Profesional (Cinterfor), ha promovido la formación basada en proyectos vinculados directamente con la pandemia. Cinterfor también ha impulsado proyectos de formación donde docentes, empresas y participantes se unen con propuestas pedagógicas en el contexto que ha generado la COVID-19.

Ante la gravedad de los efectos de la pandemia, numerosas instituciones de formación profesional han logrado desplegar una renovada oferta de formación a distancia que, además de cubrir a sus propios estudiantes, se ofrece también a trabajadores y empresas, tanto aquellas que han logrado mantener su actividad, como a las que han debido reducir las horas trabajadas, o suspender/limitar contratos de trabajo.

Asimismo, la FP es un componente clave de las estrategias orientadas a la recuperación económica ya que mejora notablemente la eficacia de otras políticas. Así, la OIT ha propuesto la organización de cuatro pilares de políticas en los que la inclusión de la FP se convierte en una herramienta clave. El primer pilar refiere al estímulo de la economía y el empleo vía una política fiscal activa, que puede abrir la oportunidad para ampliar las capacidades de las IFP para contribuir al retorno seguro y saludable y a la recuperación económica. Existe el riesgo, sin embargo, de los gobiernos, enfrentados a estrecheces fiscales y a las demandas de la emergencia, recurran a la reasignación de recursos de la FP para reorientarlos a otras ayudas. A este respecto, recortes abultados pueden limitar la capacidad de desarrollo de habilidades y capacidades productivas de la fuerza de trabajo, en un contexto en que la crisis está acelerando la depreciación de algunas habilidades (como en el turismo) e instalando rápidamente la demanda por otras nuevas (digitales).

El segundo pilar consiste en la respuesta para apoyar a las empresas, el empleo y los ingresos mediante la ampliación de la protección social, medidas de mantenimiento del empleo/ingresos y el soporte para las empresas. La FP es un componente necesario de los esquemas de protección social para prevenir el riesgo de exclusión de quienes ven amenazadas sus oportunidades de empleo como resultado del cambio tecnológico. Ello es particularmente importante dado el potencial de exclusión en la actual crisis y las reconfiguraciones de los mercados de trabajo que acarreará.

El tercer pilar aboga por proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo reforzando las medidas de seguridad y salud en el trabajo (SST). La transversalización de la SST en la formación profesional constituye la forma más eficaz para desarrollar una cultura de prevención. Así, la correcta adopción de las medidas que contribuyan a evitar la propagación del virus demanda acciones de capacitación que complementen las regulaciones y protocolos.

Finalmente, la OIT llama a buscar soluciones mediante el diálogo social. La experiencia regional muestra que existen mecanismos tripartitos en la conducción de numerosas instituciones de formación profesional de la región, junto con prácticas sistemáticas de promoción de la FP vinculadas a la negociación colectiva sectorial y por empresa. Esos espacios de diálogo sobre FP son activos disponibles para orientar de la mejor manera el aporte de la FP a las estrategias de respuesta a la crisis y para la recuperación.

En definitiva, la FP juega un rol clave en la respuesta a la crisis por la COVID-19 en la región. Su implementación es crucial tanto para aumentar el potencial productivo de los trabajadores y empresas para el periodo post-COVID, como para el diseño e implementación de protocolos que permitan un retorno seguro y saludable. La efectividad de la FP en esta crisis se reforzará, a su vez, mediante el diálogo social.

Para más información, visite: Observatorio COVID 19 y Formación Profesional, de OIT/Cinterfor y Webinars sobre FP en respuesta al COVID