Introducción

Sobre la base del artículo anterior, los autores investigan la viabilidad de un subconjunto de siete indicadores destinado a cuantificar los déficit de trabajo decente (por ejemplo, la «remuneración baja por hora», «la jornada de trabajo excesiva» y «el desnivel entre las tasas de actividad masculina y femenina»). Cada indicador se presenta con la ayuda de datos ilustrativos y explicando las precauciones que deben tomarse para hacer las comparaciones internacionales. La suma de las puntaciones de los siete indicadores arroja la puntuación general de cada país, con la cual se construye una clasificación provisional de los países estudiados. Ahora bien, los autores advierten de que las clasificaciones como esta dependen mucho de la calidad y comparabilidad de los datos nacionales.

Una familia de índices de trabajo decente

Traduciendo el concepto de trabajo decente en términos de seguridad socioeconómica, los autores presentan tres índices compuestos destinados a valorar las distintas facetas de la seguridad en los niveles macro (el país), meso (la empresa) y micro (el trabajador individual). Los subíndices aplicados en cada uno de estos tres niveles miden los «insumos», los procesos y los resultados reales por medio de indicadores. Seguidamente, los tres subíndices - en los que se suele dar una ponderación doble a los indicadores de resultados - se normalizan y se suman para calcular el índice general de cada faceta de la seguridad socioeconómica. Por último, con estos índices ge-nerales pueden estimarse los índices sintéticos de trabajo decente de los niveles macro, meso y micro.

El trabajo decente y las políticas de desarrollo

El autor comienza con un elogio a la estrategia de trabajo decente, diciendo que, gracias a ella, la OIT da ahora más importancia a la consecución de avances prácticos y reales. Después explora los aspectos principales del asunto: cómo dar un contenido operativo y concreto al concepto y la conveniencia de hacer un planteamiento integral de la política socioeconómica que fomente este objetivo. Ello le lleva a formular un marco empírico destinado a valorar los efectos del desarrollo económico en el trabajo decente. Por último, propone una estructura general para los estudios país por país que tiene previsto realizar la OIT con el fin de medir el progreso en este ámbito.

El trabajo decente y el desarrollo humano

¿De qué manera puede ayudar el fomento del trabajo decente al auge del desarrollo humano y al crecimiento económico? El autor estudia este tema capital comparando la posición de treinta y ocho países en el índice de desarrollo humano del PNUD, en el índice de trabajo decente elaborado por D. Bescond, A. Châtaignier y F. Mehran (véase el presente número monográfico) y en el PIB por habitante. Las clasificaciones y comparaciones resultantes, si bien son sólo indicativas, no dejan de ser reveladoras. Entre otras cosas, muestran que - sorprendentemente - hay países sin ingresos altos con un déficit de trabajo decente bajo y, a la inversa, países ricos que, pese a su riqueza, no consiguen resultados mejores.