COVID-19: Anexo II

Experiencia adquirida previamente y principales conclusiones sobre la presente crisis

Si bien esta pandemia posee características propias en muchos aspectos, pueden extraerse conclusiones útiles sobre crisis económicas anteriores (por ejemplo, la crisis financiera mundial), y otras epidemias (por ejemplo, las gripes aviar y porcina, el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) o la enfermedad del virus del ébola (EVD), con respecto a las cuales cabe destacar la gran importancia que reviste el empleo, la protección social y el diálogo social en el marco de las políticas de mitigación y recuperación.

Disponer de información precisa, coherente, oportuna y transparente es fundamental para luchar contra la pandemia, así como para reducir la incertidumbre y fomentar la confianza en los planos económico y social, en particular en el lugar de trabajo. La disminución o la falta de confianza afecta al gasto de los consumidores y a la inversión de las empresas, lo que conlleva la desaceleración económica y dificulta la recuperación.

Los lugares de trabajo constituyen centros de coordinación eficaces para difundir la información, facilitar la comunicación y aumentar la concienciación en cuestiones relativas a la seguridad y la salud en el trabajo, en particular en materia de medidas de prevención y protección para reducir la propagación de enfermedades infecciosas. Ello, a su vez, contribuye a paliar los efectos de esas enfermedades en los planos social y económico, y fomentar el empleo, especialmente en los sectores más afectados. Los trabajadores y los empleadores pueden colaborar para promover las medidas de prevención, aumentar la concienciación y aumentar la capacidad de sus miembros, sin perjuicio de aplicar prácticas de seguridad y salud en el trabajo que estén en consonancia con las Normas internacionales del trabajo pertinentes.

Las intervenciones de gran alcance, en lugar de enfoques aislados, pueden resultar útiles, en particular si se dispone de una gran cantidad de recursos (por ejemplo, políticas fiscales eficaces) y de soluciones políticas innovadoras (por ejemplo, programas de transferencia de dinero eficaces e innovadores destinados a grupos específicos). Ello es fundamental para mantener la calidad de vida de las poblaciones afectadas y facilitar una recuperación impulsada por la demanda.

Los segmentos de fuerza de trabajo que se hayan visto más afectados requieren atención específica. Como se constató en la Gran Recesión, los jóvenes y los mayores de 55 años requieren por lo general un mayor apoyo para recuperar su situación laboral1. A tenor de la experiencia adquirida a raíz de la crisis del EVD, determinados grupos de trabajadores son especialmente vulnerables frente a las emergencias sanitarias (por ejemplo los trabajadores sanitarios y las mujeres debido a la importante función que desempeñan en el sector de la prestación de cuidados).

Para facilitar el proceso de recuperación es fundamental hacer hincapié en el empleo, en particular con respecto a los trabajadores por cuenta propia. Las medidas de respuesta adoptadas previamente frente a emergencias sanitarias y catástrofes naturales han puesto de manifiesto que las inversiones que fomentan el empleo en las esferas de las infraestructuras y los servicios sanitarios y de abastecimiento de agua, saneamiento e higiene (WASH) constituyen una media muy eficaz para crear empleo de forma inmediata en una coyuntura de crisis. Las políticas que promueven el desarrollo de competencias y la capacidad empresarial contribuyen a paliar los efectos del desempleo.

Los sistemas de protección social y las infraestructuras públicas de prestación de servicios sociales refuerzan la resiliencia y permiten hacer frente a emergencias a corto plazo en el plano social, así como mitigar los efectos de crisis venideras. Los sistemas de seguridad social eficaces y eficientes son factores estabilizadores económicos y sociales muy eficaces en los planos económico y social, en particular si se implantan antes de que se produzca una crisis. Cabe reconocer claramente la función que desempeña la protección social para fomentar la demanda agregada en situaciones de crisis. El brote del ébola en varias regiones de África occidental puso de relieve que la falta de medidas de protección social al producirse epidemias sanitarias agrava la situación de pobreza, desempleo e informalidad, lo que da lugar a un círculo vicioso cuyas consecuencias son aún peores.

La preparación a todos los niveles es fundamental para mitigar los efectos y aumentar la capacidad de recuperación, así como para proteger el empleo, las empresas y los medios de subsistencia. Con arreglo a la experiencia adquirida en epidemias anteriores, la planificación de la continuidad de la actividad empresarial ha demostrado que contribuye a afrontar un futuro incierto y a promover la sostenibilidad de las empresas mediante la identificación y la gestión de los riesgos, la determinación de las actividades empresariales prioritarias y de los productos y servicios clave, el establecimiento de planes de respuesta, y la adopción de medidas encaminadas a reducir todo lo posible los efectos adversos y velar por la protección y la preparación de los lugares de trabajo y de los trabajadores.

Un diálogo social constructivo y continuo entre los gobiernos y los interlocutores es primordial para dar respuestas eficaces a escalas empresarial, sectorial y macroeconómica, como pone de manifiesto la experiencia adquirida en anteriores crisis económicas. Los gobiernos no pueden abordar las causas y las consecuencias de las crisis ni garantizar la estabilidad social o la recuperación sobre la base de medidas unilaterales. El diálogo social constituye un instrumento indispensable para gestionar las crisis de forma armonizada y eficaz y facilitar la recuperación, y es un método de gobernanza primordial para llevar a cabo cambios. El establecimiento de canales de comunicación eficaces y el diálogo ininterrumpido con los gobiernos son fundamentales para que las organizaciones de trabajadores y de empleadores puedan gestionar la reestructuración empresarial de manera sostenible y conservar el empleo.



1 Lee, A and Cho, J (2016) “The impact of epidemics on labor market: Identifying victims of the Middle East Respiratory Syndrome in the Korean labor market”, International Journal Equity Health, 2016.