Silvicultura; madera; celulosa y papel

El sector forestal emplea en todo el mundo a unos 13,7 millones de trabajadores formales, lo que equivale al 0,4% de la fuerza de trabajo total. Diez países concentran más del 60% del empleo total (incluidos los tres subsectores: tala, transformación de la madera, pasta de papel y papel). De estos países, China, con 3,5 millones de empleos formales en el sector, representa el 26% del empleo mundial. Los primeros diez países en términos de empleo en el sector forestal son: China, Estados Unidos, Brasil, Rusia, India, Japón, Alemania, Indonesia, Italia y Malasia. A pesar de la pequeña contribución habitual del sector como empleador formal, algunos estudios estiman que el número de trabajos atribuible a la silvicultura podría ser mucho mayor, y que estas cifras probablemente sean una importante subestimación de los verdaderos niveles de empleo en el sector.

En términos del nivel de empleo, en los últimos años se han registrado tendencias diferentes en todo el mundo. Salvo raras excepciones, el número de trabajadores del sector ha disminuido en Europa y América del Norte, y ha aumentado en América Latina y Asia. Esta disminución ha obedecido al incremento de la productividad y a la sustitución de la mano de obra por maquinaria. El incremento se ha visto impulsado por diversos factores, entre ellos la abundancia de mano de obra calificada de bajo costo, la relativa abundancia de recursos forestales, la elevada tasa de crecimiento económico, políticas específicas para fomentar el desarrollo y la inversión en el sector, y una mejora general del clima de inversión.

El sector se caracteriza por un alto grado de informalidad, concretamente en los países en desarrollo. Una tendencia que refuerza el peso del trabajo informal en el sector es la expansión de la tala ilícita. Existen disparidades salariales en el sector forestal, y algunos estudios han indicado que éstas reflejan las diferencias en el valor añadido por trabajador en cada subsector. Aunque las mujeres son importantes en la industria maderera y en las operaciones forestales en todo el mundo, su trabajo suele subestimarse. La silvicultura en general y la tala en particular son peligrosas. Si bien existen indicios de niveles decrecientes de accidentes, también hay ejemplos de situaciones en las que la seguridad y la salud se han deteriorado, como sucede en muchos países de Europa Central y Oriental, donde el impulso hacia la restitución de las tierras ha llevado a muchos nuevos propietarios inexpertos a las zonas forestales.

Ejemplos de la labor de la OIT en el sector forestal comprenden la producción de herramientas como directrices, repertorios de buenas prácticas y manuales; la organización de talleres a nivel regional; la prestación de asesoramiento técnico, y la creación de alianzas como con la FAO y la CEPE.