Esta historia fue escrita por la Sala de Noticias de la OIT. Para ver las declaraciones y discursos oficiales de la OIT, por favor visite nuestra sección "Declaraciones y Discursos".

LA OIT DEMANDA UNA ACCION INMEDIATA CONTRA FORMAS INTOLERABLES DE TRABAJO INFANTIL

Según un nuevo informe de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), en los países en desarrollo trabajan 250 millones de niños de entre 5 y 14 años de edad, casi el doble de lo anteriormente estimado.

Comunicado de prensa | 12 de noviembre de 1996

GINEBRA (Noticias de la OIT) - Según un nuevo informe de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) Nota , en los países en desarrollo trabajan 250 millones de niños de entre 5 y 14 años de edad, casi el doble de lo anteriormente estimado.

De este total, unos 120 millones de niños trabajan a tiempo completo y 130 millones a tiempo parcial, según el informe de la OIT El Trabajo Infantil: Lo intolerable en el punto de mira.

"Todos sabemos que el trabajo infantil es una de las facetas de la pobreza y que serán necesarios muchos esfuerzos durante muchos años para erradicarlo completamente", señala Michel Hansenne, Director General de la OIT. "No obstante, existen algunas formas de trabajo infantil que resultan intolerables desde cualquier parámetro normativo y que deben ser identificadas, denunciadas y erradicadas sin la menor dilación".

A juicio de la OIT, el problema del trabajo infantil es extraordinariamente grave y se requieren medidas urgentes, por lo que deben seleccionarse objetivos en los que concentrar los recursos materiales y humanos disponibles.

"La estrategia más humanitaria consiste, por lo tanto, en concentrar en primer lugar los escasos recursos disponibles en las formas más intolerables de trabajo infantil, tales como la esclavitud, la servidumbre por deudas, la prostitución infantil y el trabajo en tareas y sectores peligrosos, así como el trabajo de los más pequeños, especialmente las niñas", según el informe de la OIT.

Un 61 por ciento de los trabajadores infantiles, en torno a 153 millones de niños, se encuentran en Asia; un 32 por ciento, 80 millones, en Africa, y un 7 por ciento, 17.5 millones, en América latina.

Existen pruebas de la existencia de trabajo infantil en muchos países industrializados, como Italia, Portugal, el Reino Unido y los Estados Unidos. El problema está surgiendo también en muchos países de Europa oriental y de Asia en transición a la economía de mercado.

Los resultados de un estudio de la OIT publicado en este año muestran que hay unos 73 millones de niños con edades entre 10 y 14 años trabajando a tiempo completo en unos 100 países. Las últimas estimaciones se basan en una nueva metodología, más precisa, puesta recientemente a prueba por la OIT en Ghana, India, Indonesia, Pakistán, Senegal y Turquía. Esta metodología tiene en cuenta el trabajo a tiempo completo y a tiempo parcial, y abarca todos los niños trabajadores con edades comprendidas entre los 5 y los 14 años.

Los niños pueden sufrir graves perjuicios físicos cuando se les obliga a trabajar a una edad demasiado temprana. Por ejemplo, un estudio a gran escala realizado por la OIT en Filipinas mostró que más del 60 por ciento de los niños trabajadores estaban expuestos a peligros químicos y biológicos, y que un 40 por ciento sufrían lesiones o enfermedades graves.

Además, un estudio comparativo realizado durante un período de 17 años en la India sobre los niños escolarizados y los que trabajan en la agricultura, la industria o los servicios, mostró que estos últimos tienen menos talla y peso que aquellos.

Algunos estudios realizados en Bombay mostraron que la salud de los niños que trabajan en hoteles y restaurantes o en la construcción y otros sectores era considerablemente peor que la de los niños escolarizados del grupo de control. Los niños trabajadores mostraban síntomas de dolor muscular, torácico y abdominal constantes, cefaleas, mareos, infecciones respiratorias, diarrea e infecciones por parásitos.

Diferencias por razón de sexo

Las niñas trabajan con mayor frecuencia en tareas domésticas, mientras que los niños lo hacen en la construcción, el campo y las fábricas, lo que da lugar a diferencias por razón del sexo en la exposición a riesgos.

Debido a su trabajo en los hogares, las niñas trabajan más horas diarias que los niños. Este es un factor importante de su menor escolarización. También son más vulnerables que los niños a los abusos sexuales y sus consecuencias, tales como el rechazo social, los traumas psicológicos y la maternidad no deseada. Los niños, por su parte, tienden a sufrir más lesiones derivadas del levantamiento de pesos excesivos para su edad y estado de desarrollo físico.

El estudio de la OIT se centra en las situaciones laborales infantiles peligrosas y abusivas, como las siguientes:

La esclavitud y el trabajo forzado - De todos los niños trabajadores, los sometidos a esclavitud y trabajo forzado son los más expuestos a riesgos.

Estas prácticas son, a menudo, clandestinas, pero el estudio de la OIT señala que aún se venden niños por dinero. En otros casos, los propietarios agrícolas compran niños trabajadores a sus arrendatarios, o bien los "contratistas" laborales pagan por anticipado a las familias rurales por llevarse a sus hijos a trabajar en el tejido de alfombras, la fabricación de vidrio o la prostitución. Este tipo de esclavitud infantil ha sido señalado desde hace mucho tiempo en el Sur y Sudeste asiático y en Africa occidental, pese a las enérgicas denuncias oficiales de su existencia.

La prostitución y el tráfico de niños - Según el informe de al OIT, la explotación sexual comercial de los niños está en auge, por mucho que este asunto haya atraído en los últimos años el interés mundial.

Cada vez se compran y venden más niños a través de redes organizadas. El informe de la OIT establece que existen, al menos, cinco redes internacionales de este tipo: de América latina a Europa y Próximo Oriente; del Sur y Sudeste asiático a Europa del norte y Próximo Oriente; un mercado regional europeo; un mercado regional árabe asociado, y un mercado de exportación de niñas en Africa occidental.

En Europa oriental, se envían a Hungría, Polonia y los países bálticos, o a capitales de Europa occidental, niñas procedentes de Bielorrusia, Rusia y Ucrania.

Se han observado varias rutas claras de tráfico en el Sudeste asiático: de Myanmar a Tailandia; en el interior de Tailandia; de Tailandia y otros países a China, Japón, Malasia y los Estados Unidos, entre otras.

Sólo en Asia, un millón de niños son víctimas del tráfico sexual, y los informes muestran que el tráfico de niñas de corta edad está creciendo en Tailandia y otros países. En América latina, muchos niños trabajan y viven en la calle, donde se convierten en víctimas fáciles de la explotación sexual comercial. Varios países africanos, como Burkina Faso, Costa de Marfil, Ghana, Kenya, Zambia y Zimbawe, se enfrentan a una prostitución infantil creciente.

La agricultura - En todo el mundo, los niños trabajan en la agricultura y sufren con frecuencia peligros derivados de la exposición a agentes químicos y biológicos.

Se utiliza a niños en tareas de mezcla, carga y aplicación de plaguicidas, fertilizantes o herbicidas, productos que son con frecuencia muy tóxicos y potencialmente cancerígenos. La exposición a plaguicidas supone un riesgo considerablemente más alto para los niños que para los adultos, y se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer, neuropatías, afecciones neuro­comportamentales o anomalías del sistema inmunitario.

La mortalidad por intoxicación por plaguicidas entre los niños que trabajan en explotaciones agrarias de Sri Lanka es mayor que la derivada de la combinación de enfermedades infantiles como la malaria, el tétanos, la difteria, la polio y la tos ferina.

El manejo de maquinaria agrícola por los niños produce también muchos accidentes con resultado de muerte o mutilación.

La minería - El trabajo infantil es habitual en muchos países de Africa, Asia y América latina en minas de pequeña escala. Los niños mineros trabajan muchas horas sin equipo, ropa y formación adecuados en materia de protección. También están expuestos a altos niveles de humedad y a temperaturas extremas.

Los peligros de la minería incluyen la exposición a polvos, gases y humos perjudiciales que causan enfermedades respiratorias y pueden degenerar, tras varios años de exposición, en silicosis, fibrosis pulmonar, asbestosis o enfisema. Los niños mineros padecen asimismo sobrecarga física, fatiga y afecciones musculoesqueléticas, así como lesiones graves por la caída de objetos. Los que trabajan en minas de oro corren peligro de intoxicación por mercurio.

La cerámica y la fabricación de vidrio - El trabajo infantil en estos sectores es habitual en Asia, pero se da también en otras regiones. Los niños han de cargar con frecuencia grandes pesos de vidrio fundido extraído de hornos a una temperatura de 1.500­1.800 grados centígrados. Trabajan muchas horas en locales mal iluminados y con escasa o nula ventilación. La temperatura en el interior de estas fábricas, algunas de las cuales sólo operan de noche, oscila entre los 40 y los 45 grados centígrados. Los suelos están cubiertos de fragmentos de vidrio y, en muchos casos, los cables eléctricos están al aire. El nivel de ruido producido por las prensas puede llegar a los 100 decibelios o más, causando deficiencias auditivas.

Los principales peligros en este sector son la exposición a altas temperaturas, causantes de golpes de calor, cataratas, quemaduras o llagas; las lesiones producidas por los fragmentos de vidrio y las partículas despedidas por el aire; las deficiencias auditivas causadas por el ruido; la tensión y lesiones oculares producidas por la mala iluminación, y la exposición al polvo de silicio, al plomo y a humos tóxicos como el monóxido de carbono y el dióxido de azufre.

Industria fosforera y pirotécnica - La producción de cerillas suele realizarse en pequeñas unidades domésticas rurales o en fábricas locales de pequeña escala, en las que hay un riesgo permanente de incendio y explosión. Se ha informado del trabajo de niños de hasta tres años de edad en cuartos no ventilados de fábricas de cerillas, en los que están expuestos al polvo, los humos, los vapores y las concentraciones gaseosas de sustancias peligrosas (amianto, clorato potásico, trisulfuro de antimonio, fósforo rojo amorfo mezclado con arena o vidrio molido, trisulfuro tetrafosfórico). Son frecuentes las intoxicaciones y dermatitis causadas por estas sustancias.

Pesca submarina - En muchos países asiáticos, especialmente Mianmar (Birmania), Indonesia, Filipinas y Tailandia, los niños trabajan en la pesca muro­ami, que implica el buceo sin equipo protector. Se les obliga a lanzarse al agua en los arrecifes de coral con el fin de asustar a los peces y dirigirlos hacia las redes.

Cada barco de pesca emplea hasta 300 niños de entre 10 y 15 años de edad, contratados en los barrios pobres. Los buceadores recolocan las redes varias veces al día, de modo que permanecen, a menudo, hasta 12 horas en el agua. Docenas de niños fallecen anualmente o sufren lesiones por asfixia o descompresión, o sufren accidentes mortales de otro tipo derivados de la exposición a altas presiones. También están expuestos a ataques de peces depredadores como tiburones, barracudas y peces aguja, así como de serpientes marinas.

Los niños trabajadores domésticos - El trabajo doméstico de los niños es una práctica general en muchos países en desarrollo, en los que son contratados por empleadores urbanos en las aldeas a través de familiares, amigos y contactos. La violencia y los abusos sexuales figuran entre los peligros más graves y temibles que padecen los niños en el trabajo, especialmente el doméstico. La consecuencia son lesiones psicológicas y afectivas crónicas.

No hay cifras estimadas sobre el número de niños empleados en el servicio doméstico, dado el carácter "oculto" de este tipo de trabajo, pero se trata de una práctica sin duda generalizada, especialmente en el caso de las niñas. Por ejemplo, algunos estudios realizados en Indonesia calculan que hay unos 400.000 niños trabajando en el servicio doméstico en Yakarta, y hasta 5 millones en el conjunto del país. En Brasil, lo hacen el 22 por ciento del total de niños trabajadores, y en Venezuela, el 60 por ciento de las niñas trabajadoras de 10 a 14 años de edad.

La mayoría de los niños trabajadores domésticos suelen tener entre 12 y 17 años de edad, pero en algunos estudios se informa de niños de tan sólo 5 o 6 años. Por ejemplo, un estudio de Bangladesh indicó que el 38 por ciento de estos niños tenían entre 11 y 13 años de edad y casi el 24 por ciento, entre 5 y 10 años. Otros estudios revelaron que, en Kenya, el 11 por ciento tenían 10 años de edad; en Togo, el 16 por ciento tenía 10 años o menos, y en Venezuela, el 26 por ciento tenían menos de 10 años de edad.

Los niños empleados en el servicio doméstico trabajan muchas horas. En Zimbawe, la jornada de trabajo es de 10 a 15 horas; en Marruecos, un estudio reveló que el 72 por ciento de estos niños comienzan su jornada antes de las 7 de la mañana y que el 65 por ciento no pueden acostarse antes de las 11 de la noche. Algunos estudios realizados en diversos países han descubierto pruebas alarmantes de abusos físicos, psicológicos y sexuales en adolescentes y niñas que trabajan en el servicio doméstico.

La construcción - Los niños que soportan trabajos duros, acarreando grandes pesos y manteniendo una posición corporal inadecuada durante largos períodos, pueden sufrir desviaciones de columna. Algunas veces, sufren también deformaciones de pelvis causadas por el sobrepeso aplicado a los huesos antes del cierre de la epífisis. Los niños que trabajan en la construcción y otros sectores están expuestos a otras sustancias tóxicas y cancerígenas, como el amianto, uno de los compuestos cancerígenos más conocidos a este respecto.

Prioridades de acción

La OIT desea centrar la atención en la "invisibilidad" de los niños en peligro. "Una de las razones por las que los gobiernos y sociedades modernas no se han mostrado más activos en la oposición a las formas más perjudiciales de trabajo infantil es que los niños trabajadores no suelen ser fácilmente visibles. Es un ejemplo de 'ojos que no ven, corazón que no siente'", según el informe de la OIT.

Uno de los mecanismos más importantes a disposición de la OIT para la mejora de la legislación y la práctica de sus Estados miembros en la lucha contra el trabajo infantil es la adopción y supervisión de los Convenios y Recomendaciones internacionales de trabajo. La OIT adoptó su primer Convenio sobre el trabajo infantil en 1919, el año de su fundación, y le han seguido después otros muchos a lo largo de las décadas.

La OIT demanda hoy un nuevo Convenio más específico y más centrado en las peores formas y los tipos más peligrosos de trabajo infantil, como la esclavitud, la servidumbre o el trabajo forzado y en cautividad, así como en las medidas adoptadas para erradicarlos.

La acción de la OIT contra el trabajo infantil abarca asimismo un programa de cooperación técnica, el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), que se aplica actualmente en 25 países de tres continentes.

Nota:
El Trabajo Infantil: Lo intolerable en el punto de mira. Conferencia Internacional del Trabajo (Informe VI(1) - 86. a reunión, 1998. ISBN 92-2-310328-2. Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra, 1996.