Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud

“Debemos unir nuestras fuerzas para poner fin a la esclavitud en el siglo XXI”

Declaración | 2 de diciembre de 2014
La movilización mundial contra el trabajo forzoso es cada vez más vigorosa y son muchos los progresos que se han hecho en la lucha para acabar con este flagelo; debe reconocerse sin embargo que la tarea no ha concluido pues desafortunadamente la esclavitud moderna sigue siendo un negocio rentable que afecta a millones de víctimas.

Según estimaciones realizadas por la OIT, el monto de las ganancias ilegales que genera el trabajo forzoso es de 150 mil millones de dólares anuales, y cerca de dos tercios de esas ganancias proceden de la explotación, principalmente de mujeres y niños, en la industria del sexo y del espectáculo.

La esclavitud también genera importantes ganancias a los empleadores inescrupulosos en sectores como la agricultura, la construcción, la manufactura, la minería, el trabajo doméstico y otros sectores donde se concentran la mayoría de las víctimas del trabajo forzoso.

Estas prácticas no están circunscritas a ciertos límites geográficos sino que afectan las vidas de personas en todas las regiones del mundo.

Las iniciativas para adoptar leyes y medidas más severas han fructificado. Los trabajadores aúnan sus fuerzas y logran organizarse en aquellos sectores donde se sigue recurriendo al trabajo forzoso. Las empresas han adoptado medidas para abolir esta modalidad de trabajo en sus cadenas de suministro, y el movimiento ciudadano para poner fin a la esclavitud y a la discriminación contra sus conciudadanos adquiere cada día más fuerza.

Desde 2005, cuando la OIT hizo un llamamiento en favor de una alianza global contra el trabajo forzoso, el movimiento a escala mundial para combatir esta práctica inhumana ha ido extendiéndose cada vez más. Dirigentes de gobiernos, empresas y sindicatos, así como personalidades de la cultura y los medios de comunicación, han respondido al llamado y han comenzado a movilizarse de diferentes maneras.

Todo ello no basta y tenemos que hacer mucho más para acabar con la esclavitud y el trabajo forzoso.

Es necesario abordar las causas socioeconómicas profundas que propician la esclavitud moderna, como los sistemas tradicionales de propiedad de las tierras, y las prácticas no reglamentadas de contratación y dotación de mano de obra. Hay que eliminar los obstáculos que impiden el acceso a la educación y mejorar las calificaciones de las personas que viven en la pobreza y son objeto de discriminación. Asimismo, es indispensable combatir la opresión contra los trabajadores que quieren afiliarse a sindicatos, y garantizar un cumplimiento más estricto de la legislación para poner fin a la trata de personas de una vez por todas.

En junio de 2014, los representantes de los gobiernos, los trabajadores y los empleadores de los 185 Estados Miembros de la OIT apoyaron por abrumadora mayoría la adopción de nuevas normas vinculantes contra el trabajo forzoso. El Protocolo de 2014 relativo al Convenio sobre el trabajo forzoso, 1930 (núm. 29), y la Recomendación sobre el trabajo forzoso (medidas complementarias), 2014 (núm. 203) establecen nuevas obligaciones y proporcionan orientaciones para garantizar la erradicación efectiva del trabajo forzoso, la trata de personas y las prácticas análogas a la esclavitud.

Hacemos un llamado a los gobiernos para que ratifiquen cuanto antes el nuevo protocolo e intensifiquen las actividades de lucha contra este tipo de prácticas tanto en el propio país como en el extranjero.

Pedimos a las organizaciones de trabajadores y de empleadores que, en su calidad de actores de la economía real, redoblen sus esfuerzos para combatir el trabajo forzoso.

También pedimos a todos aquellos que están haciendo lo posible por alcanzar este objetivo que respalden la alianza global contra el trabajo forzoso que propugna la OIT.

De cara al futuro, debemos asegurarnos de que los Objetivos de Desarrollo Sostenible para después de 2015 incluyan el firme compromiso de erradicar el trabajo forzoso y todas las formas de esclavitud de que son víctimas los adultos y los niños.

En el día de hoy, cuando nos fijamos como tarea prioritaria la erradicación de las formas contemporáneas de esclavitud, reafirmamos nuestro compromiso de poner fin de una vez por todas, tanto en las palabras como en los hechos, a este tipo de prácticas. Se lo debemos a las generaciones futuras y, con mayor urgencia, a los millones de mujeres, hombres y niños a quienes se les niega el derecho a trabajar y, en definitiva, a vivir en condiciones de libertad, dignidad e igualdad.

Unamos nuestras fuerzas para poner fin a la esclavitud en el siglo XXI.