Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza

No dejar a nadie atrás: pensar, decidir y actuar unidos contra la pobreza extrema

Declaración de Guy Ryder Director General de la Organización Internacional del Trabajo con ocasión del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza

Declaración | 17 de octubre de 2014
La cruda realidad es que cerca de 375 millones de hombres y mujeres que trabajan no son capaces de ganar lo suficiente para mantenerse junto a sus familias por encima del umbral de la pobreza extrema de 1,25 dólares de los Estados Unidos por día. Representan casi una octava parte de la población ocupada del mundo en desarrollo, donde más del 25 por ciento de las trabajadoras y los trabajadores viven con sus familias con menos de 2 dólares al día.

Una de las cosas que hemos aprendido gracias a la acción para poner en práctica los Objetivos de Desarrollo del Milenio es que el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos son un objetivo en sí mismo, pero también un medio para lograr un desarrollo sostenible con inclusión social y mayor equidad.

Aunque desde principios de siglo se ha reducido de manera sustancial la pobreza de los trabajadores, la crisis financiera mundial y la fragilidad e irregularidad de la recuperación han frenado estos progresos. En 2013, el número de trabajadores en situación de pobreza extrema sólo disminuyó un 2,7 por ciento en todo el mundo, lo que constituye una de las tasas de reducción más modestas de la última década. Las perspectivas no son alentadoras, y un periodo prolongado de bajo crecimiento sería un augurio nefasto para el renovado impulso mundial en favor del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza.

De cara al futuro, el desafío es inmenso. La fuerza de trabajo mundial está creciendo cada año en cerca de 42,6 millones de trabajadores, en su mayoría en los países en desarrollo. Sin embargo, sólo 40 millones de personas encuentran un empleo y sólo la mitad de ellos consiguen un empleo asalariado. Si el crecimiento es lento, seguirá aumentando el número de desempleados, de trabajadores cuya única salida es la economía informal y de personas en riesgo de pobreza. De aquí a 2030, el mundo necesitará crear cerca de 600 millones de empleos decentes para compensar el crecimiento de la fuerza de trabajo, erradicar la pobreza extrema, reducir el desempleo, aumentar la tasa de participación femenina y mejorar el nivel de vida del 40 por ciento de la población más desfavorecida.

Por eso, no es de extrañar que conseguir “mejores oportunidades de trabajo” sea una de las tres principales prioridades señaladas por los 5 millones de personas procedentes de 194 países que participaron enla encuesta global Mi Mundo 2015 de las Naciones Unidas.

A medida que avanzan los preparativos del marco para el desarrollo sostenible después de 2015, crece el reconocimiento de que el trabajo decente debe ser uno de los pilares del programa de cambio. La OIT elogia los esfuerzos del Grupo de Trabajo Abierto sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, para el cual “promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos” debería formar parte del nuevo conjunto de objetivos. El Grupo también ha incluido, en el objetivo relativo a la erradicación de la pobreza, una meta cuya ambición es “poner en práctica a nivel nacional sistemas y medidas apropiadas de protección social para todos, incluidos niveles mínimos, y lograr, para 2030, una amplia cobertura de los pobres y los vulnerables.”

Hoy, al renovar nuestro compromiso común para erradicar la pobreza, no hay lugar para la complacencia. La pobreza sigue siendo un enemigo poderoso que deja al margen de la sociedad a demasiadas personas. Sin embargo, la comunidad internacional se está preparando para tomar un nuevo impulso y la OIT quiere estar en la vanguardia de esta iniciativa.