Lucila tiene 21 años, es programadora y destaca las ventajas de contar con un trabajo registrado. Su testimonio es parte de una nueva campaña de la OIT en Argentina enfocada en el impacto positivo que tienen las oportunidades laborales formales para mejorar la vida de todas las personas.
BUENOS AIRES, Argentina (OIT Noticias) — Ella puede trabajar desde cualquier parte del mundo. También puede tomarse una semana extra de vacaciones o pedir que le faciliten cursos y libros. Pero estos beneficios se añaden a lo esencial. Porque Lucila Melamed, programadora argentina de 21 años, tiene un empleo formal. Y esto significa que puede acceder a todos los derechos fundamentales que le corresponden como trabajadora.
“Tener un empleo formal me da seguridad y confianza”, dijo Lucila y explicó sus razones para pensar así: “Sé que tengo respaldo, que estoy aportando a mi jubilación desde los 17 años. Sé que tengo vacaciones pagas”.
Desde 2019 Lucila trabaja en la empresa Virtualmind, una fábrica de software donde se desempeña como desarrolladora full stack. Trabaja desde su casa, donde vive junto a su mamá, su papá y su hermana. A la par, estudia para recibirse en ingeniería en sistemas en la Universidad Tecnológica Nacional.
Como trabajadora registrada, ella cuenta con obra social, días de estudio, aportes jubilatorios, vacaciones y todos los derechos que implica un empleo formal. Además, le ofrecen una serie de beneficios extra: clases de inglés, bonus anual, un monto de dinero anual para comprar algún libro relacionado al trabajo, una semana más de vacaciones de las que ya se establecen por ley, entre otros.
La situación de Lucila es distinta de la que viven el 45 por ciento de las y los trabajadores informales de Argentina. Es decir, más de 8 millones de personas que están ocupadas, pero en condiciones de vulnerabilidad. En este escenario, Oficina de País de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para la Argentina lanzó “#Formalicemos”, una campaña de sensibilización pública para concientizar sobre la necesidad de promover el empleo registrado como condición fundamental para el trabajo decente.
Al comparar su caso con el de sus amistades más cercanas, reconoció: “No creo que estén en la misma. Soy la única que tiene el mismo empleo hace cuatro años. Es más común que vayan cambiando de trabajo”.
Lucila sabe que buena parte de su generación no tiene un trabajo decente y, en consecuencia, no logran acceder a las prestaciones de la seguridad y protección social. Esa característica la hace sentirse privilegiada y afortunada de trabajar en un sector particular, como el de la industria informática, a pesar de su marcado sesgo de género.
“Viéndolo en retrospectiva, pienso que mi inspiración o mi referencia fueron mi papá o mi primo, que se desarrollan en el mismo rubro que yo”, explicó Lucila, quien luego agregó: “Desde chica me llamó la atención lo que hacían, así que fui por ahí. Pero me di cuenta después de que había todos hombres detrás. En la secundaria, yo elegí especializarme en informática y había solo cuatro mujeres en el curso. Ahí me di cuenta de que existía esa diferencia”.
Por entonces conoció la actividad de Chicas en Tecnología, una organización sin fines de lucro que busca cerrar la brecha de género en esa industria, donde realizó una tutoría. “Me encantó el mensaje, me tocó muchísimo, entonces seguí conectada todo este tiempo”, explicó. A pesar de la masculinización del sector, Lucila destacó que cada vez más mujeres se posicionan en puestos de jerarquía. #Formalicemos es una campaña liderada por la OIT desde el proyecto Soluciones innovadoras para una recuperación del empleo inclusiva y con perspectiva de género orientada a la transición a la economía formal en Argentina, en línea con la Recomendación sobre la transición de la economía informal a la economía formal (núm. 204), adoptada en 2015 en el marco de la 104ª Conferencia Internacional del Trabajo. Esta norma plantea orientaciones para facilitar la transición de las y los trabajadores y las unidades económicas desde la economía informal a la economía formal, respetando los derechos fundamentales de las personas que trabajan y garantizando oportunidades de seguridad de los ingresos, medios de sustento y emprendimiento.