El Soberbio, Misiones

De la chacra a la cabaña: reinventarse para progresar

Graciela y José trabajan la tierra en un lugar que no para de crecer como destino turístico. Así, decidieron prepararse para dar un giro de 180 grados en su vida. Las excursiones, las actividades de río, los deportes de montaña y el contacto pleno con la naturaleza en un viaje hacia el futuro.

Comunicado de prensa | 23 de septiembre de 2022
(Buenos Aires, OIT Argentina) — Hace ocho años Graciela Beatriz Rolhaiser y José Ferrando abandonaron Berazategui en el sur del conurbano bonaerense para instalarse en El Soberbio, una localidad a orillas del río Uruguay en la provincia de Misiones y en la frontera con Brasil.

Allí viven ahora en una chacra de 20 hectáreas ubicada en la franja rural del pueblo, a 9 kilómetros del centro, y se dedican al cultivo de yerba mate, una de las producciones fuertes de la zona junto a la citronela y el tabaco. Sin embargo, hay otra pujante actividad en pleno crecimiento que Graciela y José desde hace tiempo observan con interés: el turismo.

Gracias a su ubicación sobre la ruta costera asfaltada pueden ver cómo cada año se incrementa la llegada de visitantes y las actividades recreativas. Por ese motivo y por el gran esfuerzo que demanda el trabajo de campo, no siempre bien rentado, empezaron a pensar en la posibilidad de instalar cabañas para recibir viajeros.

“La perspectiva es buena –se entusiasma José– porque todas las personas merecen conocer distintos lugares e interactuar con las culturas”.

No hace mucho, en un programa de radio del municipio escucharon el anuncio de los talleres Genere su idea, Inicie y Mejore su Negocio (IMESUN) del área Turismo Sostenible e Inclusivo de la OIT Argentina, y decidieron inscribirse. A partir de allí, sus ganas de cambiar de rumbo comenzaron a transformarse en un plan de acción.

“Nos sirvió muchísimo porque pudimos visualizar cosas que no teníamos en cuenta, fuimos aprendiendo cómo evaluar un proyecto, tener la idea clara, definir las prioridades, organizar las etapas y llevarlo a cabo de la mejor manera para que nos sirva a nosotros y a los que vienen a disfrutar”, cuenta Graciela.

“Fue importante porque vimos que los que se inician con el turismo ponen dinero de otro lugar sin analizar varias cosas como los gastos o su trabajo, cobran muy barato porque ya tienen la cabaña hecha y a veces terminan trabajando casi a pérdida”, agrega José sobre las virtudes de la capacitación.

Ambos son testigos presenciales del desarrollo turístico de El Soberbio, sobre todo en los últimos tres años y ven que, tanto familias locales cómo emprendedores externos, año a año inauguran nuevas alternativas de hospedaje y servicios como paseos y excursiones. A pesar de ello, no todos se muestran conformes con el rendimiento económico de sus propuestas y por ese motivo el matrimonio buscaba seguridad y precisiones antes de analizar seriamente la posibilidad de cambiar su ocupación principal. Y para eso, el curso fue fundamental.

La pareja reconoce que la provincia está diseñando y aplicando estrategias para que El Soberbio tenga mayor presencia entre los destinos misioneros. En la misma dirección se mueve la gestión municipal, con iniciativas para facilitar ciclos como el de la OIT.

Sobre la actividad turística explican que gracias a la formación pudieron identificar errores en algunos proyectos que ya están en funcionamiento y no obtienen la ganancia esperada a pesar de contar con una gran inversión y mucho tiempo de dedicación, con el fin de evitar que eso les ocurra a ellos en el futuro.

Si bien no cuentan con dinero propio para el arranque, el IMESUN les permitió contrapesar diferentes alternativas como la posibilidad de vender su propiedad y comprar un terreno más chico y, con la diferencia económica, poder construir las cabañas.

“Eso no se nos hubiera ocurrido, estamos encariñados con el lugar pero para nuestro proyecto tal vez no es lo ideal, entonces este taller nos enseñó un panorama que no teníamos en cuenta”, destaca el hombre.

Como en todos lados, la pandemia tuvo un impacto recesivo en El Soberbio pero el rebrote luego del levantamiento de las restricciones fue sorprendentemente positivo ya que se trata de un destino emergente que permite establecer un contacto único con la naturaleza, el aire libre y la vegetación, sin estar superpoblado.

De igual manera, la preferencia que impuso el cuidado sanitario por los desplazamientos cortos se tradujo en un cambio de costumbres vacacionales: antes, muchas familias de Posadas, Oberá o Iguazú preferían las Cataratas o Brasil para su descanso. Hoy, algunas optan por llegarse hasta El Soberbio.

Graciela y José recuerdan que años atrás mucha gente que iba a participar de la Maratón del Yaboty y otros entretenimientos de temporada se quedaba sin alojamiento y se veía obligada a dormir en carpas en lugares improvisados o en casas de familia. La demanda superaba la oferta.

“Acá también tenemos las aldeas aborígenes, hay una gran diversidad de flora y fauna, aves, plantas, mariposas y actividades como senderismo o kayak”, subraya José.

Para estas horas, los Ferrando-Rolhaiser ya se encuentran haciendo tratativas en miras de encontrar el lugar más apropiado para reinstalarse y conseguir los recursos necesarios para comenzar su emprendimiento, de acuerdo con plan diseñado en el ámbito formativo de la OIT.

“Nos ayudó mucho este taller y nos puso contentos que el municipio se interese para que las personas que vinieron de otro lugar o los mismos lugareños puedan realizar un trabajo para vivir mejor. Nos sirvió mucho y estamos entusiasmados porque nos abrió un panorama de algo sobre lo que no estábamos muy al tanto”, sintetizan.