#InfanciasEnJuego

Un nuevo estudio de la OIT contrasta experiencias de trabajo infantil frente a “la cultura del esfuerzo”

Elaborada por el proyecto MAP16 de la OIT Argentina, en el marco del Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil, la investigación analizó las dinámicas familiares en torno al trabajo de niños, niñas y adolescentes en el Área Metropolitana de Buenos Aires.

Comunicado de prensa | 28 de julio de 2021

(Buenos Aires, OIT Argentina) – María tiene 12 años y sueña con ser paleontóloga. Pero su madre enfermó. María entonces deja la escuela para ocuparse de las tareas del hogar: cocinar, cuidar a sus hermanos, lavar y planchar ropa, mientras su padre trabaja. “Aprendí corte y confección y también empecé a trabajar arreglando cierres de camperas y esas cosas”, recordó. 

El caso es real: María tiene hoy 61 años y vive en una localidad del partido de Tigre, en la provincia de Buenos Aires. Su testimonio es uno de los tantos que recopilaron los investigadores Corina Foressi, Luis Costa y Cristóbal Morano en Trabajo infantil y dinámicas familiares, una investigación publicada por la oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Argentina. 

En ese registro, María también explicó que su hijo transitó un camino similar al que ella viviera veinte años antes. El adolescente, padre de dos niñas, debió abandonar su educación para trabajar a tiempo completo. “Hoy mi nieta de 13 años también trabaja, pero pocas horas, sin dejar la escuela”, explicó María.  

La niña acude tres veces por semana al emprendimiento de sus tías, vendiendo ropa usada y también plancha y cose. “Me gusta que tenga esa responsabilidad, ella se comprometió. Aunque me parece que es chiquita, pero es cosa mía”, dijo María, para quien esta actividad es bien vista: “Se toma una responsabilidad, se da cuenta lo que es ganar un peso. Tenés que valorar tu sacrificio y no gastar la plata en cualquier pavada”.  

La investigación de la OIT se centró en el Área Metropolitana de Buenos Aires y fue desarrollada en el marco del proyecto Measurement, Awareness-Raising, and Policy Engagement to Accelerate Action against Child Labour and Forced Labour (MAP16). Esta investigación, junto a otras desarrolladas por el mismo proyecto, se destacan en la campaña #InfanciasEnJuego, promovida por la OIT Argentina como parte de las actividades del Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil. 



De acuerdo con la coordinadora nacional del proyecto MAP16, Bárbara Perrot, el estudio se propuso indagar en la construcción de sentido en torno al trabajo de los niños, niñas y adolescentes, caracterizar las tareas productivas que realizan y los vínculos y tensiones con el acceso a la educación y al esparcimiento.  

“Nos interesa analizar los factores que intervienen en las distintas estrategias familiares y derivan en que un niño, niña o adolescente trabaje”, explicó Perrot, quien precisó que el estudio se enfocó en casos de niños, niñas y adolescentes que trabajan y pertenecen a hogares económicamente vulnerables.  

En la mayoría de los casos, el trabajo sucede en los propios hogares o en las casas de familiares y personas del vecindario. Tareas como limpieza, cocina y de cuidado son las más frecuentes. Los adolescentes de 16 y 17 años trabajan, en su mayoría, fuera de sus casas en sectores como jardinería y construcción.  

¿Por qué trabajan? En los casos analizados, la respuesta es uniforme: porque sus familias no tienen ingresos económicos suficientes o por falta de protección social. Asimismo, de acuerdo con la investigación, un porcentaje significativo de niños, niñas y adolescentes realiza actividades productivas porque hay adultos que naturalizan el trabajo infantil.  

Al comenzar a trabajar, además de perder su tiempo libre para el juego y la socialización con personas de su edad, la mayoría de los niños y las niñas se ven obligados a abandonar la escuela. En el actual contexto de la pandemia de la COVID-19, una gran cantidad de adolescentes debió interrumpir su escolarización por falta de conectividad o de dispositivos para conectarse a las clases. Además, al no tener que asistir a la escuela y, como consecuencia de la situación económica de sus familias, las y los niños que trabajan comenzaron a hacerlo durante más horas. 

“A esta descripción de lo que sucede se suman, en este estudio, las creencias que giran en torno al trabajo de niños, niñas y adolescentes”, explicó Perrot. “En algunos hogares, se ve al trabajo infantil como una oportunidad de aprendizaje, de preparación para la vida adulta y no se percibe claramente el costo que tiene en el desarrollo de una niñez plena”, afirmó la coordinadora nacional del proyecto MAP16. 

Para la OIT, la toleración social y la naturalización del trabajo infantil son dimensiones fundamentales que deben atenderse, en el marco de una respuesta integral, en las políticas de prevención y erradicación del trabajo infantil.  

Financiado por del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos (USDOL), el proyecto MAP16 promueve un mayor compromiso con la erradicación y la prevención del trabajo infantil y la protección del trabajo adolescente en Argentina mediante políticas basadas en evidencia. Para ello, el proyecto busca generar mejor conocimiento y comprensión de la prevalencia, las causas y las consecuencias del trabajo infantil y adolescente.