Comisión encargada de la Protección Social: Sra. KELLY (trabajadora, Nueva Zelandia; Vicepresidenta trabajadora de la Comisión para la Discusión Recurrente sobre la Protección Social)

Declaración | Genève | 16 de junio de 2011

Es un gran honor y un verdadero placer informar al Grupo de los Trabajadores de la labor que ha realizado nuestra Comisión en las dos últimas semanas. Les puedo comunicar que se ha conseguido un sólido consenso de cara al futuro de la protección social, con un espíritu de tripartismo.

Oficialmente el título de nuestra Comisión era «Comisión para la Discusión Recurrente sobre la Protección Social». Es probable que nadie, salvo algunas personas muy familiarizadas con la OIT, conozca el significado de «discusión recurrente».

En términos sencillos, para que todos los miembros de mi Grupo lo comprendan en sus respectivos países, nuestra tarea consistía en examinar los desafíos que plantea la protección social para todos, encontrar posibles soluciones y analizar cómo las políticas de protección social contribuyen a generar empleo y viceversa, y qué pueden hacer los Estados Miembros y la Oficina para avanzar en ese frente.

Desde que se adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948, la seguridad social es un derecho humano reconocido. Sin embargo, más de 60 años después, 5.000 millones de personas en todo el mundo siguen careciendo de una seguridad social suficiente, cinco millones de niños mueren anualmente antes de cumplir cinco años de edad debido a la pobreza, 150.000 madres mueren al año sólo en África por falta de protección de la maternidad y atención de salud básica.

El mundo es demasiado rico para estar en paz con esas cifras. Creo que no sólo el Grupo de los Trabajadores sino toda la Comisión estaban firmemente convencidos de que había llegado el momento de hacer realidad la aspiración universal consagrada en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en la Declaración de Filadelfia.

Los alentadores ejemplos de ampliación de la seguridad social que hemos escuchado de muchos países en desarrollo durante los debates son una prueba convincente de que se puede lograr mucho en poco tiempo. Se puede cambiar considerable-mente la vida de millones de personas, incluso con recursos limitados.

Imagínense los que significa para unos padres estar seguros de que sus hijos no pasarán hambre y pueden ir a la escuela. Imagínense lo que significa contar con una pensión básica garantizada cuando se llega a la edad de jubilación. Imagínense lo que significa recibir atención de salud cuando se está enfermo. Imagínense lo que significa no pasar hambre ni desesperación cuando uno se queda sin trabajo.

En las deliberaciones la Comisión ha reafirmado la función vital que puede y debe desempeñar la protección social para sacar a las personas de la pobreza y alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Estamos convencidos de que el piso de protección social ya no es un sueño tan distante; podemos conseguirlo. La protección social es una herramienta eficaz para proteger a las personas más débiles de nuestras sociedades, reducir la desigual-dad, asegurar un desarrollo sostenible, crear sociedades integradoras y, en última instancia, garantizar la libertad, la dignidad y las oportunidades para todos

Ninguna sociedad puede desarrollarse ni prosperar sin solidaridad y equidad. Nuestro principio rector debería ser «nos necesitamos todos mutuamente para vencer», y no «todo el botín para los vencedores»

La solidaridad es indispensable dentro de los países, lo cual es cada vez más cierto para la comunidad mundial de naciones. Nadie tiene derecho a cerrar los ojos ante la pobreza sencillamente porque ocurre fuera de sus fronteras nacionales. Cuando un país es demasiado pobre para proporcionar al menos un piso de protección social, es indispensable la ayuda inicial de la comunidad internacional para ayudar a crear un piso de protección social sostenible en el país.

La OIT es la organización que debe encabezar el debate mundial sobre la ampliación de la seguridad social. Ninguna otra en el mundo tiene el mandato y la capacidad necesarios para elaborar normas internacionales del trabajo y orientar a los gobiernos, ni es capaz de adoptar un enfoque basado en los derechos aplicado a la seguridad social, ni de infundir la confianza mutua entre los países en que los esfuerzos por mejorar el bienestar de sus pueblos no se verán socavados por el dumping social.

Acordamos por unanimidad pedir que se celebrara una única discusión sobre una recomendación relativa al piso de protección social para 2012. Esperamos que esa recomendación siente unas bases sólidas para los principios de seguridad social, las garantías de un piso social, su aplicación y el seguimiento de los avances, y los plazos para conseguir paulatinamente una cobertura plena.

También esperamos recibir pautas de orientación en materia de financiación, preparación y métodos para lograr esos objetivos. Éstos últimos variarán según los países dependiendo de las circunstancias nacionales. No es necesario ser excesivamente prescriptivo en la forma de conseguirlo. A los miles de millones de pobres no les importa cómo se lleve a cabo, siempre y cuando en definitiva tengan derecho a la seguridad social, una seguridad de ingresos básicos y acceso a la atención de salud básica.

Nuestra Comisión está plenamente convencida de que el piso de protección social es una etapa importante para elaborar disposiciones de amplio alcance en materia de seguridad social, como se expone en los convenios actualizados de la OIT relativos a la seguridad social. Convenimos en el nuevo concepto sobre la igualdad de importancia que revestía la ampliación de la seguridad social en sus dimensiones horizontal y vertical. La ampliación horizontal permite dar al menos una protección mínima para todos lo antes posible y proporcionar una seguridad de ingresos básicos y acceso a la atención médica básica. La ampliación vertical evita que las personas caigan en la pobreza y ofrece niveles de sustituciones de los ingresos garantizados en caso de desempleo, enfermedad o jubilación, así como otras contingencias definidas en el Convenio sobre la seguridad social (norma mínima), 1952 (núm. 102)

Los sistemas integrales de seguridad social son indispensables para crear y mantener sociedades integradoras, sociedades en las que las personas que trabajan y sus familias no se ven abocadas a la pobreza cuando pierden su puesto de trabajo, se enferman o se jubilan. La protección social implica solidaridad y seguridad que permiten a los trabaja-dores ser ciudadanos independientes y seguros, lo cual es indispensable para el buen funcionamiento de toda sociedad democrática.

Nuestra Comisión ha reconocido que el Convenio núm. 102 de la OIT establece las normas mínimas para los sistemas integrales de seguridad social. Resulta sumamente alentador comprobar que varios Estados Miembros han ratificado este Convenio en los últimos años e instamos a los demás gobiernos a que consideren la ratificación y aplicación de este importante Convenio de la OIT. Pedimos a los gobiernos que no busquen motivos por los cuales no es posible ratificarlo, sino que procuren hallar soluciones para superar los obstáculos a la ratificación.

En el Estudio General relativo a la seguridad social presentado en esta reunión de la Conferencia se subraya la necesidad de que ese Convenio cuente con un lenguaje neutro desde el punto de vista del género y se esbozan varias propuestas pragmáticas para corregirlo. Estamos deseosos de abordar esas inquietudes y confío en que, con un espíritu de tripartismo, podremos encontrar una solución rápida-mente.

Sin duda, la ampliación de la cobertura de seguridad social planteará desafíos más adelante, a saber: la transición del empleo informal al formal, la creciente tendencia a la precariedad, incluso en muchos países industrializados, la necesidad de ampliar la base tributaria y asegurar una imposición progresiva para financiar la seguridad social para todos, la elevada tasa de desempleo, en particular entre los jóvenes en muchas sociedades, y los cambios demográficos. Todos esos desafíos requieren respuestas decisivas en materia de políticas. Pero la labor de la Oficina así como nuestras discusiones han mostrado que esos desafíos no son insalvables, de hecho se pueden gestionar, pero deben ser prioritarios en la elaboración de políticas.

He tenido la oportunidad de escuchar los comentarios formulados por el Sr. Barde en nombre de los empleadores y, evidentemente, el Grupo de los Tra bajadores rechaza las medidas de austeridad y privatización que forman parte de las respuestas de los países a la crisis mundial. Se ha demostrado que esos caminos no son viables. No sólo no han funcionado en el pasado, sino que además contribuyen a la desigualdad y son inaceptables desde el punto de vista social. No son la única solución al problema, y en las conclusiones que figuran en nuestro informe se indican planteamientos alternativos. En el informe se menciona la protección social como enfoque basado en los derechos, en la cual la igual-dad constituye un indicador tan importante como cualquier otro. En nuestro informe consideramos que la protección social apoya las economías fuertes.

Lo que se convierte en una prioridad en política depende en gran medida del equilibrio de fuerzas existente en la sociedad, motivo por el cual es muy importante asegurar que el trabajador medio pueda afiliarse a una organización y que sus intereses estén representados colectivamente. El respeto y la promoción plenos de los derechos de libertad sindical y de negociación colectiva son indispensables para avanzar. Se logra un mayor progreso social cuando existen organizaciones fuertes de trabajado-res que, en calidad de interlocutores, gozan del res-peto de los gobiernos y los empleadores. Así era en el pasado, así es en la actualidad y así será, sin duda, en el futuro.

Mahatma Ghandi expresó el desafío a que hacemos frente en muchas sociedades en una sola frase: «hay bastante en la Tierra para las necesidades de todos, pero no para la avaricia de todos».

Los debates celebrados en nuestra Comisión pusieron de relieve que si no se comparten los frutos del éxito económico y del crecimiento de la productividad, no seremos capaces de progresar. De hecho, compartir la riqueza es una condición necesaria para lograr un crecimiento sostenible de la productividad. La interacción entre las políticas sociales, laborales, fiscales y monetarias traza caminos de un crecimiento sostenible. La seguridad social debe formar parte de conjuntos de políticas más amplios. Esa es la vía que se propugna en el Programa de Trabajo Decente y en la Declaración sobre la Justicia Social.

En la Declaración sobre la Justicia Social se insta a que los Estados Miembros, las organizaciones de los trabajadores y de los empleadores, y la Oficina aúnen sus esfuerzos para promover los valores de esta Organización. Nuestra labor ha sido un buen ejemplo de ello. Permítanme agradecer a los gobiernos y a nuestros colegas empleadores, incluido al Sr. Barde, nuestro Vicepresidente, los esfuerzos desplegados. Permítanme también dar las gracias a nuestro Presidente por contribuir a que la labor de la Comisión avanzara adecuadamente y en un entorno muy convivial. También quisiera dar las gracias a la Oficina, al Sr. Diop, al Sr. Cichon y a sus excelentes equipos. Todos ellos han demostrado tener un nivel de compromiso y profesionalismo excepcional con los servicios prestados a la Comisión y la importan-te causa de la justicia social. Permítanme dar las gracias a mis colegas trabajadores, en particular a los que participaron en la ardua tarea del comité de redacción.

Nuestra Comisión asume un gran compromiso con este asunto y todos los miembros del Grupo han aportado una magnífica contribución, por lo que les doy mi más sincero agradecimiento.

En esta 100.ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT, transmitimos un mensaje importante: la ampliación horizontal y vertical de la seguridad social es un pilar clave del desarrollo sostenible. Es necesaria, posible y alcanzable. Nuestro nuevo consenso de Ginebra es una invitación abierta para que todos los grupos y las sociedades, y en particular el sistema multilateral, aúnen fuerzas en favor de la creación de sistemas integra-les de seguridad social para terminar con la pobreza.