Empleo y trabajo decente:
El impacto de COVID-19

La pandemia de COVID-19 es la peor crisis mundial desde la Segunda Guerra Mundial. Ha afectado profundamente a las personas y a las sociedades, provocando la devastación de los sistemas sanitarios y de las economías a todas las escalas. Poco antes de que estallara la pandemia, la Comisión de Expertos (CEACR) publicó un Estudio general sobre la promoción del empleo en un panorama cambiante. En él se examina la aplicación en los Estados miembros de la OIT de 8 normas internacionales del trabajo sobre el empleo y el trabajo decente a la luz de los rápidos cambios en el mundo del trabajo.

En noviembre de 2020, la Comisión de Expertos (CEACR) adoptó una Adenda que complementa el Estudio General de 2020, y toma en cuenta los impactos de la pandemia sobre la aplicación de los instrumentos examinados en el Estudio, así como las múltiples y variadas medidas tomadas para hacer frente a la crisis en los distintos países. Estas normas son directamente relevantes para el desarrollo y la implementación de respuestas políticas eficaces a la crisis.

La pandemia de COVID-19 ha dado lugar a una crisis mundial del mercado de trabajo

Las repercusiones de COVID-19 en el empleo están siendo profundas y de gran alcance. Los empleadores y los trabajadores, tanto de la economía formal como de la informal y en todos los sectores económicos, han experimentado el impacto de los cierres de empresas y confinamientos, en mayor medida de lo previsto inicialmente. El resultado ha sido el cierre, muchas veces permanente, de miles de empresas, junto con despidos masivos.

La relación de trabajo

La pandemica ha acelerado cambios en la relación de trabajo en muchos países. Entre las medidas más comunes adoptadas para hacer frente a la pandemia se encuentran:

  • Teletrabajo, para aquellos capazes de trabajar a distancia
  • Reducciones en las horas de trabajo
  • El establecimiento de manera obligatoria de trabajo por turnos y la repartición de puestos de trabajo
  • Reducciones salariales
  • Suspensiones y despidos colectivos
  • Mayor recurso a los sistemas de protección social

Transición de la informalidad a la formalidad

La OIT estima que las medidas de confinamiento mundial para detener la propagación de la pandemia han tenido un impacto significativo en al menos 1 600 millones de trabajadores informales. Estos trabajadores se enfrentan ahora a un nuevo dilema: "morir de hambre o del virus". Las empresas informales, que representan ocho de cada diez empresas en todo el mundo, se enfrentan a un dilema similar. Los trabajadores y las empresas informales, dado que no suelen estar registrados, no están cubiertos por la mayoría de los programas de apoyo gubernamentales.

Las personas en situación de vulnerabilidad a menudo se concentran en la economía informal, tales como:

  • Las mujeres
  • Trabajadores jóvenes o trabajadores de edad
  • Trabajadores con discapacidades
  • Pueblos indígenas y tribales
  • Trabajadores migrantes

Abordar la informalidad requiere medidas adaptadas que puedan mantenerse en el tiempo.

Trabajo a domicilio

El trabajo a domicilio es la principal fuente de ingresos para un gran número de personas en todo el mundo. Sin embargo, los trabajadores a domicilio ocupan un lugar particularmente vulnerable en el mercado de trabajo. Esto se debe a menudo a la inestabilidad de la demanda, a la falta de claridad de la situación laboral y al escaso poder de negociación, lo que hace a éstos trabajadores muchas veces invisibles.

Trabajadores con discapacidad

Las consecuencias socioeconómicas de la pandemia magnifican los obstáculos y las desigualdades que ya sufren las personas con discapacidad, que en muchos aspectos están más expuestas a la crisis que las personas sin alguna discapacidad. Los trabajadores con discapacidades pueden experimentar mayores desafíos en torno al acceso a la protección social, sufrir exclusión a la hora de acceder al empleo, así como tener que enfrentar mayores gastos para obtener bienes y servicios esenciales. Estas desigualdades son incluso mayores en el caso de las mujeres y las niñas con discapacidad.

Igualdad de oportunidad y de trato

Este es el momento de examinar más de cerca esta nueva normalidad, y comenzar la tarea de forjar una normalidad mejor, no tanto para los que ya tienen mucho, sino para aquellos que tienen demasiado poco.

Tenemos ante nosotros la tarea de forjar un futuro del trabajo que resuelva las injusticias que la pandemia ha puesto al manifiesto, junto con otros retos permanentes, imposibles de postergar: la transición climática, digital y demográfica..”

Observaciones del Director General de la OIT, Guy Ryder, 1 de mayo de 2020

Conclusiones: El camino a seguir

Los mandantes tripartitos de la OIT tienen un papel crucial que desempeñar en el desarrollo y la implementación de políticas y programas de empleo activos que adopten el enfoque centrado en el ser humano adoptado por la Declaración del Centenario de 2019 y estén alineados con los objetivos establecidos en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Tenemos la oportunidad de forjar un futuro post-pandemia mejor para todos después de la pandemia, a través de políticas y programas de empleo que promuevan un crecimiento rico en puestos de trabajo y un trabajo decente, integrando plenamente los principios de igualdad, inclusión, dignidad inherente y plena participación. Nadie debe quedarse atrás en el camino hacia el futuro del trabajo.

Estudio General

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Adenda

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Respuestas políticas a la crisis

Deben desarrollarse e implementarse respuestas políticas tanto inmediatas como a más largo plazo para estimular la economía, creando una recuperación intensiva en empleos para todos, que incluya a aquellos más vulnerables a los efectos de la crisis.   Estudio General, párrafos 84, 94 y 114.

El Convenio núm. 122 proporciona una valiosa orientación para el desarrollo, la adopción, el seguimiento y la implementación de políticas nacionales de empleo inclusivas que puedan estimular el crecimiento económico y el desarrollo, promoviendo el pleno empleo, productivo y libremente elegido y el trabajo decente. Para garantizar una mayor apropiación y eficacia, las respuestas políticas deben desarrollarse a través de un diálogo social participativo con los interlocutores sociales y de consultas con los representantes de los grupos que se verán afectados por las medidas que se adopten.

Las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) se han visto particularmente afectadas

Como se destaca en el Estudio General:

  • Las MIPYMES ofrecen la posibilidad de que grupos tradicionalmente desfavorecidos accedan a oportunidades de empleo productivo, de calidad y sostenible.
  • Las empresas sostenibles contribuyen a mejorar el nivel de vida y las condiciones sociales a lo largo del tiempo. Son una fuente principal de crecimiento, innovación y creación de riqueza.
  • En el contexto de un mercado en constante crecimiento y cada vez más integrado, los gobiernos deberían adoptar medidas coordinadas para promover el trabajo decente en las cadenas de suministro a nivel nacional y mundial.

Estudio General, Observaciones finales, párrafo 1067 (f).

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La importancia de una relación de trabajo clara

La relación de trabajo es un mecanismo que ofrece claridad al mercado de trabajo, dado que los derechos y las responsabilidades de los trabajadores, empleadores y terceras partes contratantes surgen cuando se determina la existencia de la relación de trabajo. A medida que el mercado de trabajo sigue evolucionando, surgen la organización del trabajo y nuevas formas de acuerdos laborales. Esto puede llevar a que se difuminen los papeles, a menudo con el efecto de desplazar los riesgos y las responsabilidades del empleador al trabajador. Por lo tanto, es crucial eliminar de manera eficaz aquellos incentivos que fomenten las relaciones de trabajo encubiertas. Los cambios en la forma de las relaciones de trabajo no deben restringir el ámbito de aplicación de la legislación laboral, ni impedir que los trabajadores disfruten de las protecciones laborales a las que tienen derecho.

Estudio General, párrafo 343.

La pandemia de COVID-19 ha accelerado cambios en la relación de trabajo

Los trabajadores de la economía de plataformas se encuentran entre aquellos más afectados económicamente por la pandemia del coronavirus. Muchos de ellos se han visto obligados a dejar sus trabajos de plataformas debido a la disminución de la demanda de sus servicios durante la crisis, así como por su propia seguridad. Por ejemplo, los trabajadores de la economía de plataformas, como los repartidores, corren un riesgo especial de exposición a la COVID-19. Si bien la economía colaborativa ofrece una mayor flexibilidad tanto a los empleadores como a los trabajadores, por regla general, los trabajadores de la economía de plataformas tienen poco o ningún acceso a las prestaciones de desempleo, al seguro médico o a las prestaciones de baja por enfermedad disponibles para otros trabajadores.

Los cambios en la organización y la estructura del trabajo, así como la evolución de la naturaleza de la relación de trabajo, han tenido una amplia gama de repercusiones en las personas y en las sociedades, sobre todo en los grupos desfavorecidos que tienen dificultades para obtener un empleo y un trabajo decente, conservarlo o progresar en su carrera profesional. Cada Estado tiene la responsabilidad de identificar los métodos apropiados para adaptarse a la evolución del mercado de trabajo nacional, para identificar las situaciones en que los trabajadores dejan de estar protegidos y de diseñar los medios más adecuados para hacer frente a estas situaciones. La celebración de consultas tripartitas exhaustivas sobre estos cambios en curso y sus repercusiones sería de gran valor para identificar medidas correctivas adecuadas.

Estudio General, párrafo 1067 (a).

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Estrategias para la transición a la formalidad

Para garantizar que las políticas nacionales de empleo faciliten la transición de la economía informal a la formal se requiere una estrategia inclusiva, integrada y global, a través de una serie de áreas de políticas. Dichas estrategias deberían tener en cuenta los contextos nacionales y deberían elaborarse en consulta con los interlocutores sociales, incluidos los representantes de los trabajadores y de las unidades económicas que operan en la economía informal. Estudio General, párrafo 400.

Las respuestas inmediatas a la pandemia no pueden separar los impactos sanitarios de los impactos económicos. Por lo tanto, deberían seguir una estrategia de múltiples vías (multi-track) a fines de:

  • Reducir la exposición al virus y los riesgos de contagio
  • Garantizar el acceso a la atención sanitaria
  • Proporcionar ingresos y apoyo alimentario para compensar la pérdida de actividad económica
  • Reducir y prevenir los daños al tejido económico
  • Preservar el empleo

Los países han adoptado un amplio abanico de medidas destinadas a ampliar progresivamente los derechos de los trabajadores y unidades económicas informales. Entre ellas se encuentran: el acceso a la seguridad social y la protección de la maternidad; la seguridad y la salud en el trabajo; y la protección del salario mínimo. También son necesarias estrategias de desarrollo local para las zonas urbanas y rurales (incluida la agricultura), junto con un marco legislativo adecuado.

Los elementos básicos de estos marcos fundamentales deben aplicarse en todos los niveles de las cadenas de suministro e implementar:

  • Los derechos humanos
  • Los principios y derechos fundamentales en el trabajo
  • La creación de entornos favorables para el crecimiento, el empleo y el desarrollo empresarial. Estudio General, párrafos 884 to 895.

El diálogo social y la negociación colectiva son esenciales para garantizar el compromiso de los actores de la economía real en el desarrollo y la implementación de respuestas basadas en el consenso que apoyen el trabajo decente y promuevan una recuperación equitativa y sostenible de la crisis.

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El trabajo a domicilio toma diferentes formas

Las medidas de confinamiento nacional han reducido drásticamente la demanda en muchos sectores, como el de la confección, donde predomina el trabajo a domicilio. Aquellos trabajadores que producen para las cadenas de suministro mundiales se ven especialmente afectados por ello, ya que sus ingresos dependen en gran medida de los pedidos, ahora suspendidos, de los países de altos ingresos. Comunidades enteras pueden depender en gran medida de ese trabajo, que a menudo ya se ha producido, pero no se ha pagado.

El Convenio núm. 177 prevé que se desarrolle una política nacional sobre el trabajo a domicilio con el objetivo de mejorar las condiciones del mismo y la igualdad de trato. Entre las cuestiones claves se encuentran: la libertad sindical y los derechos de negociación colectiva, la remuneración, el tiempo de trabajo, así como la salud y seguridad en el trabajo.

El teletrabajo es también una forma de trabajo a domicilio

Durante la pandemia, muchos trabajadores han teletrabajado o siguen teletrabajando, a menudo a tiempo completo y durante largos periodos. Esto se ha visto facilitado por la evolución de la tecnología y por la forma en que se organiza el trabajo en los distintos sectores económicos. Aunque no es adecuado para todas las circunstancias, cuando es una opción apropiada, el teletrabajo puede ayudar a garantizar la continuidad de la empresa y a preservar los puestos de trabajo. Las disposiciones que regulan el uso del teletrabajo de conformidad con los principios de trabajo decente deberían ser parte de la respuesta política durante y después de la pandemia.

Las ventajas del teletrabajo, tal como la reducción de los desplazamientos diarios y la flexibilización de las modalidades de trabajo, pueden verse contrarrestadas por la tendencia a trabajar más horas, a que el trabajo remunerado invada el espacio de la vida personal y a la intensificación del trabajo. Asimismo, existe el riesgo de que una supervisión a distancia excesiva por parte del empleador pueda interferir en la vida personal de los trabajadores. Es importante señalar que el Convenio sobre el trabajo a domicilio se aplica a quienes teletrabajan de forma habitual, pero no a quienes tienen un trabajo de oficina y teletrabajan ocasionalmente.

Estudio General, párrafos 616 y 617.

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Igualdad de oportunidades y de trato para los trabajadores con discapacidad

Es esencial garantizar la igualdad de oportunidades y de trato para los trabajadores con discapacidad en todas las etapas de la vida laboral. Debemos reconocer que casi todas las personas desarrollarán en algún momento una discapacidad temporal, crónica o permanente a lo largo de su vida. Además, a la hora de promover el empleo y el trabajo decente para las personas con discapacidad, es fundamental sensibilizar sobre sus capacidades. La igualdad de oportunidades y de trato incluye la igualdad de acceso a la educación, a la rehabilitación profesional y a la formación para que las personas con discapacidad puedan encontrar un empleo, permanecer y progresar en él.

Estudio General, párrafo 641.

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La pandemia de COVID-19 está creando una crisis multidimensional para los jóvenes en todo el mundo

La igualdad de oportunidades y de trato en el empleo y la ocupación es un principio básico de la agenda de trabajo decente de la OIT. Para aplicar este principio fundamental, los países deberían tratar de desarrollar e implementar políticas nacionales de empleo inclusivas, que aborden las necesidades y preocupaciones de todos los miembros de la población, especialmente de aquellos más vulnerables a la exclusión.

Todos deberían tener la oportunidad de acceder a un empleo pleno, productivo y libremente elegido. En un contexto de crecientes desigualdades, debe reexaminarse el estrecho vínculo entre la productividad y la reducción de la pobreza. También es fundamental que todos disfruten de un acceso equitativo a una educación y una formación de calidad, que incluya el aprendizaje permanente y ofrezca oportunidades para acceder a un empleo, permanecer y avanzar en él.

Incluso antes de la pandemia, alrededor de una quinta parte de los jóvenes de todo el mundo (267 millones) no tenían empleo, educación o formación (NINIs). Esta tasa es especialmente elevada en el caso de las mujeres jóvenes de los países de renta media-baja, donde alcanza casi el 40 por ciento. El trilema actual que la crisis plantea a los jóvenes consiste en:

  1. la interrupción de su educación y formación
  2. una ola de pérdidas de empleo
  3. el aumento de las dificultades de búsqueda de empleo

Uno de los objetivos generales de una política nacional de empleo debe ser lograr una mayor igualdad de oportunidades en cuanto al acceso al empleo y al trabajo decente. Esto debería incluir la igualdad de trato en cuanto a las condiciones de trabajo y la protección de grupos específicos de trabajadores. Estudio General, párrafos 785 y 791.

Mirando hacia el futuro

Una nueva generación de políticas de empleo inclusivas, basadas en pruebas y sensibles al género, basadas en las normas internacionales del trabajo, puede proporcionar una base sólida para construir el futuro. Los principios de los instrumentos examinados en el Estudio General de 2020 y las conclusiones de la Comisión de Expertos sobre la aplicación efectiva de estos principios son más pertinentes que nunca en el contexto de COVID-19 y sus consecuencias. Sobre la base de las orientaciones proporcionadas por los instrumentos examinados, los gobiernos, con la participación de las organizaciones de trabajadores y de empleadores, así como de los representantes de los miembros de la sociedad civil afectados por las medidas adoptadas, disponen de las herramientas necesarias para diseñar e implementar la nueva generación de políticas y programas inclusivos con perspectiva de género. Los instrumentos de empleo pueden contribuir así a garantizar sociedades, economías e instituciones resilientes, capaces de construir un futuro del trabajo más brillante e inclusivo.

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Diseñar una nueva generación de políticas y programas de empleo

Muchos gobiernos han adoptado una serie de medidas inmediatas y a largo plazo para mitigar el impacto de la crisis en las empresas, los trabajadores, los empleos y los medios de vida. Éstas incluyen medidas para:

(a) Estimular la economía y el empleo

Para hacer frente al impacto devastador de COVID-19 en la demanda y la oferta del mercado de trabajo, los gobiernos han adoptado una amplia gama de medidas para estimular la economía, apoyar a las empresas, los empleos y los ingresos, incluyendo la adopción de políticas fiscales activas, políticas monetarias adaptadas, así como la prestación de apoyo financiero a las empresas y los trabajadores en sectores específicos.

(b) Apoyar a las empresas, los empleos y los ingresos

A lo largo de la pandemia, los gobiernos han dado prioridad a la compensación de los ingresos de los trabajadores y a la reducción del riesgo de que se pierdan más puestos de trabajo a través de programas de mantenimiento del empleo, de la contratación subvencionada para las empresas que reúnen ciertos requisitos, incluidas las pequeñas y medianas empresas, así como de los servicios de formación y colocación para mejorar la empleabilidad de los trabajadores y facilitar su redistribución de un trabajo a otro.

Al mismo tiempo, la pandemia ha alertado a la comunidad internacional sobre la urgente necesidad de acelerar los avances en la construcción, el fortalecimiento y la ampliación progresiva de los sistemas de protección social, incluidos los pisos de protección social. Los países han adoptado una gran variedad de medidas de retención del empleo, tales como el trabajo compartido, la reducción de la semana laboral y subvenciones salariales. Algunas empresas han aceptado contratar a trabajadores de otras empresas en sectores muy afectados. Otras medidas intentan ayudar a las empresas a sobrevivir a la crisis mediante subvenciones, subsidios y préstamos, el pago total o parcial de los gastos de alquiler y servicios públicos, el establecimiento de moratorias en el pago de la deuda o el aplazamiento de las cotizaciones a la seguridad social y a las pensiones.

(c) Proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo

A medida que las empresas y los trabajadores reanudan sus actividades, los principales retos son mantener la seguridad de los trabajadores y evitar la propagación del virus. Las medidas de seguridad y salud en el trabajo se han adaptado en la mayoría de los países a través del establecimiento de políticas en el lugar de trabajo que establecen medidas básicas para prevenir la transmisión del COVID-19, incluyendo el uso de mascarillas, vestimenta de protección, distanciamiento social y controles técnicos en muchos lugares de trabajo.

Resumen ejecutivo.

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COVID-19 ha aumentado las incertidumbres existentes en la determinación de la existencia de una relación de trabajo

Es más urgente que nunca desarrollar criterios claros para determinar la existencia de dicha relación a la luz de las transfromación del mundo del trabajo provocadas por la pandemia. Casi la mitad de los trabajadores del mundo (47 por ciento) son trabajadores independientes. Las medidas encaminadas a aumentar la flexibilidad y la adaptabilidad a la crisis están afectando a las condiciones de trabajo de millones de personas, y en muchos casos están modificando la misma relación de trabajo.

En algunos países, las medidas adoptadas incluyen la suspensión temporal de los efectos de los contratos de trabajo. En tales casos, los trabajadores, en principio, no reciben sus salarios, aunque, en algunas ocasiones, se ha creado un fondo específico para el COVID para cubrir dichos salarios. Otras medidas tomadas consisten en la suspensión de los derechos contractuales adquiridos.

La situación de los trabajadores con contrato temporal es evidentemente más precaria que la de los trabajadores con contrato indefinido: de hecho, en el contexto de la pandemia han sido los primeros en ser despedidos. En algunos países se han tomado medidas para ampliar los derechos de estos trabajadores y se ha ampliado la duración máxima de estos contratos temporales durante los estados de emergencia, con miras a mitigar el impacto de la crisis en las empresas y reactivar el mercado de trabajo.

Al mismo tiempo, esta reactivación se ha traducido en un aumento del trabajo a tiempo parcial, del “trabajo a pedido” y los contratos de “cero horas”, así como del trabajo de plataformas. Muchos trabajadores de plataforma han desempeñado funciones consideradas esenciales durante la pandemia, como los servicios de entrega a domicilio; sin embargo, se han visto expuestos a un mayor riesgo de infección sin tener acceso a equipos de protección individual, medidas de distanciamiento social o incluso el derecho a la asistencia sanitaria o protección social en caso de enfermedad. Asimismo, aquellos trabajadores en los sectores afectados se encontraron sin ingresos ni protección social. La pandemia ha puesto de manifiesto la situación precaria de estos trabajadores y ha sensibilizado sobre la necesidad de tomar medidas para mejorar sus condiciones de trabajo.

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La informalidad debe ser abordada con urgencia

Los trabajadores de la economía informal se han visto afectados en mayor medida que en crisis anteriores, lo que ha provocado un aumento de la tasa de pobreza relativa. Según las estimaciones de la OIT, 1 600 millones de trabajadores de la economía informal, que representan el 76 por ciento del empleo informal en todo el mundo, se han visto hasta ahora significativamente afectados por las medidas de confinamiento. Muchos de ellos son trabajadores independientes. Además, muchos trabajadores informales no pueden trabajar a distancia desde su casa. Para estos trabajadores, optar por quedarse en casa y no trabajar suele significar perder su empleo y su medio de vida. A su vez, desafiar las medidas preventivas les expone a ellos y a sus familias al virus. Además, suelen tener poco o ningún acceso a los servicios sanitarios o a la protección social. Las unidades económicas de la economía informal, que representan ocho de cada diez empresas en el mundo, se enfrentan a una situación similar.

Los efectos de la crisis han variado en los distintos sectores de la economía informal. Además, los trabajadores y las unidades económicas de la economía informal son en muchos casos difíciles de alcanzar, lo que significa que a menudo no reciben la ayuda que necesitan. La tecnología digital ha demostrado ser una herramienta eficaz para identificar o facilitar la auto identificación de los trabajadores y las empresas de la economía informal para que puedan acceder a las prestaciones. Sin embargo, los sistemas de gestión de la información siguen siendo ineficaces en muchos países, lo que provoca la exclusión de muchas personas que necesitan asistencia.

Al tiempo que el impacto de la pandemia sigue intensificándose en todo el mundo, se están realizando diagnósticos rápidos para evaluar el impacto en la economía de las políticas existentes. La falta de medidas de seguridad y salud en el trabajo, obstáculos en el acceso seguro a los lugares de trabajo y a los mercados, mayores riesgos de trabajo infantil y de servidumbre por deudas son algunos de los muchos problemas que enfrentan aquellos que trabajan en la economía informal.

La Adenda también destaca las medidas adoptadas por los gobiernos y los interlocutores sociales para evitar la informalización de las empresas y los puestos de trabajo, para garantizar un nivel adecuado de ingresos o de apoyo a los ingresos y para ampliar la protección social.

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El teletrabajo en el contexto de COVID-19

La pandemia ha acentuado la necesidad de establecer un marco político global e integrado para proteger los derechos laborales de los trabajadores a domicilio tradicionales, así como del creciente número de las personas que teletrabajan. Por un lado, algunos sectores económicos en los que predomina el trabajo a domicilio se han enfrentado a una caída sustancial de la demanda de sus productos, con la consiguiente disminución de los ingresos de los trabajadores a domicilio. El sector de la confección se ha visto especialmente afectado por esta situación. Por otro lado, amplios sectores de la economía han recurrido al teletrabajo, cuando éste era posible dadas las características del trabajo y las posibilidades técnicas de las empresas. De hecho, algunos puestos de trabajo se han dividido en tareas separadas que pueden realizarse en cualquier lugar, ampliando así el abanico de empleos aptos para el teletrabajo.

Sin embargo, trabajar desde casa también conlleva riesgos, como la responsabilidad de los costes operativos y materiales, las dificultades para conciliar las responsabilidades laborales y familiares, el exceso de horas de trabajo sin derecho a la desconexión, la falta de privacidad e incluso la violencia y el acoso.

Esta situación ha dado lugar a un debate más amplio sobre las implicaciones del trabajo a domicilio, y en particular del teletrabajo, tanto para los trabajadores como para los empleadores. Varios países ya han tomado medidas, a través de la legislación o de la negociación colectiva, para abordar estas cuestiones.

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Garantizar una respuesta a la COVID-19 que incluya a las personas con discapacidad

Las personas con discapacidad deben ser incluidas y participar en todas las etapas de la respuesta y la recuperación para garantizar el desarrollo y la aplicación de políticas y programas que respondan a sus preocupaciones y garanticen la igualdad de oportunidades y de trato en el mercado de trabajo. Las personas con discapacidad ya se enfrentaban a la discriminación y la exclusión en el empleo. La pandemia ha acentuado notablemente el estigma existente y ha aumentado las vulnerabilidades y los riesgos existentes. De hecho, la pandemia de COVID-19 ha creado nuevas barreras para el acceso de las personas con discapacidad a los servicios y a distintos tipos de apoyo. Asimismo, pueden verse afectadas de forma significativa por las interrupciones de los servicios de los que normalmente dependen. Además, el aislamiento social y la soledad durante el confinamiento pueden tener graves repercusiones psicológicas que conduzcan a enfermedades mentales.

Es posible que las personas con discapacidad necesiten protección o adaptaciones específicas para poder trabajar con seguridad. Los ajustes razonables en los lugares de trabajo pueden variar desde soluciones sin ningún coste o de bajo coste, que pueden ir desde horarios de trabajo flexibles, hasta dispositivos de ayuda, tales como programas de lectura de pantalla. El teletrabajo puede ser también una solución para los trabajadores con discapacidad. Es importante destacar que, dada su alta incidencia en el empleo informal, muchas personas con discapacidad tienen poco o ningún acceso a la protección social. Las lagunas de cobertura de la protección social son importantes en algunos países en desarrollo.

La Adenda subraya las diversas medidas adoptadas por los gobiernos para las personas con discapacidad, en particular aquellas que trabajan por cuenta propia o en la economía informal. Éstas medidas van desde las transferencias de dinero en efectivo hasta los acuerdos de trabajo flexible y licencias remuneradas para los familiares de las personas con discapacidad. Las personas con discapacidad que siguen trabajando deben recibir información accesible y actualizada sobre los riesgos para la salud del COVID-19 y sobre cómo protegerse y prevenir su transmisión. Además, las organizaciones de y para personas con discapacidad deben ser consultadas a la hora de diseñar, implementar, supervisar y revisar las medidas de respuesta y recuperación.

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Construir un futuro mejor para todos mediante un proceso de diálogo social inclusivo

Las crisis mundiales, como la crisis actual generada por la pandemia, tienden a seguir las líneas de fractura de la sociedad, poniendo en evidencia las desigualdades existentes. El virus no conoce fronteras ni barreras sociales, pero no todas las personas tienen los mismos recursos para protegerse y hacer frente a las consecuencias de la pandemia.

Las medidas de confinamiento y distanciamiento social han afectado de forma desproporcionada a muchos sectores en los que predominan las mujeres, tales como la industria de la confección, la sanidad, las comunicaciones, los cuidados y el trabajo doméstico. Asimismo, las medidas de confinamiento y, en particular, el cierre de escuelas y guarderías han aumentado la carga de los cuidados no remunerados en el hogar. Estas tareas siguen siendo, en muchos casos, realizadas de forma desproporcionada por las mujeres. El aumento de las obligaciones laborales y familiares debido al confinamiento ha creado una presión psicológica adicional, con los consiguientes riesgos para la salud mental de muchos trabajadores, especialmente de las mujeres.

Los jóvenes suelen tener grandes dificultades para incorporarse al mercado de trabajo. La pandemia y las medidas de contención están afectando a los jóvenes de tres maneras en particular: la interrupción de la educación, la formación y el aprendizaje reduce su empleabilidad; la crisis del empleo hace que sea aún más difícil para ellos encontrar trabajo; y la ola de pérdidas de puestos de trabajo ha llevado a la reducción de los ingresos y el deterioro de las condiciones de trabajo. Las consecuencias de la pandemia podrían dar lugar a la aparición de una "generación del confinamiento".

Los trabajadores migrantes, los trabajadores de mayor edad, los trabajadores domésticos, los pueblos indígenas y tribales, las personas que viven con o están afectadas por el VIH y los trabajadores rurales también se ven afectados de forma desproporcionada. Estos grupos se concentran generalmente en los trabajos mal pagados y en los sectores más afectados por la pandemia, a veces en condiciones de empleo precarias, incluso en la economía informal. Además de haber sido históricamente objeto de estigmatización, discriminación y exclusión, ahora también están experimentando niveles crecientes de violencia y acoso.

El diseño y la implementación de la nueva generación de políticas nacionales de empleo deben tener en cuenta todos los aspectos del crecimiento económico y del empleo. Deben ser inclusivas, basadas en el consenso y garantizar la igualdad de oportunidades y de trato para todos.

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Promover el empleo y el trabajo decente en un panorama cambiante