Areas de trabajo: Enfoque de género

Project outline | 6 de diciembre de 2012
Todas las sociedades le asignan roles y oportunidades diferentes a niños y niñas desde su nacimiento, y se les enseña a llevar a cabo dichos roles basándose en ideas preconcebidas sobre cómo un hombre o una mujer deben de comportarse, las presunciones sobre lo que pueden hacer bien o no, las habilidades que tienen y sus oportunidades en el trabajo y en la vida como mujeres y hombres.

El desequilibrio de género que permea ciertas ideas sobre lo que es o no un trabajo apropiado para la mujer, se traduce en un mercado laboral en que las oportunidades de empleo de ésta se limitan al desempeño de las funciones que le han sido asignadas, como el cuidado del hogar y el servicio doméstico. En esas circunstancias, las labores domésticas y determinadas formas de esparcimiento son las ocupaciones en que predominan particularmente las mujeres. Esta realidad no es ajena a las mujeres migrantes.

A menudo, las políticas y los programas migratorios laborales no son “neutrales al género” en su efecto, es decir, no afectan a hombres y mujeres de igual manera. Las diferencias en los factores que motivan la migración para las mujeres y sus experiencias como migrantes, requieren políticas que reflejen estas diferencias. Por ejemplo, la mayoría de los trabajos ocupados por ellas en el sector servicios, son extensiones del rol tradicional de la mujer como persona que brinda cuidado a otros y trabajadora del hogar y se caracterizan por ambientes de trabajo individualizados y aislados.

Estos trabajos a menudo no se reconocen como tales y no se contemplan en las leyes laborales y de seguridad social, o son reconocidos sólo de manera parcial, aún para nacionales. La normativa interna a menudo no las equipara al resto de trabajadores en cuanto a derechos y garantías laborales. Por su condición de inmigrantes, en especial si se encuentran en una situación migratoria irregular, se ven expuestas a abusos y desprotegidas por un marco normativo que no les brinda una adecuada protección.
Por lo tanto, las mujeres están sujetas a especificidades que suelen ser obviadas por las políticas neutrales, que conllevan varias repercusiones no solo en su vida sino en la sociedad, en el mercado de trabajo y en la economía. Promover el enfoque de género en las políticas migratorias laborales, implica reconocer que:
  • Las mujeres pueden ser especialmente vulnerables cuando están empleadas fuera de sus países debido a la falta de redes de información y apoyo social, aislamiento, depresión, culpa (al migrar, asumieron el peso del mantenimiento de los hijos o de su familia, y al regresar pueden encontrar una mayor desintegración familiar, deserción escolar, y siempre se le culpa por haberse ausentado del hogar).
  • Las mujeres tienen necesidades en materia de salud diferentes de las de los hombres: víctimas de desigualdades que ponen en peligro su salud, ya sea porque carecen de acceso a estos servicios, incluidos los de salud reproductiva, o porque no están amparadas por seguros médicos o planes nacionales de salud ni tienen cómo pagar sus elevados costos.
  • Gran parte de las mujeres migrantes se desempeñan en tareas como las de servicio doméstico. Debido a que su lugar de trabajo es a la vez el domicilio de su empleador o empleadora, la inspección laboral encuentra limitaciones para actuar; por las características propias de este tipo de trabajo, a menudo se encuentran aisladas, sin comunicación con su círculos de apoyo, con poco acceso a información sobre sus derechos, que las expone a abusos de diversa índole.
  • En ocasiones, corren riesgos en el trayecto entre su lugar de trabajo y el de alojamiento, aparte de que sus condiciones de vida pueden ser inaceptables y caracterizarse por el hacinamiento y la falta de agua potable, servicios sanitarios adecuados, privacidad e higiene.
  • La discriminación puede ser particularmente aguda en relación con el embarazo. Las trabajadoras migratorias pueden ser obligadas a someterse a pruebas de embarazo que, si son positivas, hacen que sean deportadas; no tienen acceso a servicios de salud reproductiva e interrupción del embarazo cuando corre peligro la salud de la madre, o incluso después de una agresión sexual; no tienen derecho a licencias de maternidad ni a beneficios relacionados con la maternidad, ni pueden obtener atención obstétrica a precios asequibles, lo que da por resultado riesgos graves para su salud. Las trabajadoras migratorias pueden ser despedidas si quedan embarazadas, y perder así en algunos casos su estatus migratorio, o ser deportadas.
Mediante un proceso de consulta con los interlocutores sociales y socios, el proyecto promoverá el análisis de las políticas migratorias actuales desde la perspectiva de género, con el fin de proponer modificaciones para que integren adecuadamente el enfoque de género. En las nuevas políticas migratorias laborales que se generen, se dará asistencia técnica para garantizar que este enfoque esté presente, a la vez que se fortalecerán mecanismos tripartitos (gobierno, empleadores y sindicatos) sobre la migración laboral y género.