Chile
Crecimiento, empleo y
el desafío de la justicia social
![]() Prólogo El éxito de Chile, casi único en América Latina, de mantener un crecimiento elevado con creación sostenida de empleo durante más de una década, ha llamado la atención en muchas partes. Se lo compara muy a menudo con el desempeño económico de varios países de Asia del Este, que hasta la fecha han sido excepciones en una tendencia global muchos menos prometedora. En América Latina, las tasas de desempleo han aumentado en muchos países en los últimos años, concomitante con un proceso de informalización que no se detiene. En Argentina, por ejemplo, el aumento del desempleo ha sido llamativo, mientras que los ingresos del trabajo se han estancado. En Brasil, la industria de punta pierde empleos y el mercado de trabajo informar domina. En la Cumbre Social de Copenhague, en marzo de 1995, la comunidad internacional acordó analizar las estrategias posibles para avanzar en tres grandes campos: la reducción de la pobreza, el empleo, y la integración social. El Comité Administrativo de Coordinación de las Naciones Unidas dio a la OIT la responsabilidad de coordinar el trabajo en el campo del empleo, labor que comenzó con una serie reducida de estudios nacionales sobre el empleo y los medios de vida sustentables. El caso de Chile parecía particularmente interesante a la luz de su desempeño económico, y con el acuerdo de los constituyentes de la OIT en el país -el Ministerio de Trabajo y Previsión Social, las organizaciones de trabajadores y empleadores- se inició el estudio en agosto de 1996. Desde el principio, y de acuerdo con el marco interagencial de la Cumbre Social, el estudio se elaboró a través de una colaboración amplia entre los organismos de las Naciones Unidas en Chile. Además de la OIT, se destaca una contribución importante de parte de la CEPAL y contribuciones específicas del PNUD, de la UNESCO, de la FAO y de UNICEE Un contacto permanente con el Ministerio de Trabajo en Chile facilitó la labor, y consultas regulares con las organizaciones de trabajadores y empleadores aseguraron que el informe tomara en cuenta sus visiones -distintas- del mercado laboral. No es fácil resumir en algunas líneas las conclusiones principales. El crecimiento del empleo en Chile se asoció a una reducción del desempleo hasta una tasa relativamente baja en comparación internacional, un aumento de los salarios y una participación laboral creciente de las mujeres. Este desempeña es en primer lugar el resultado del crecimiento económico, el que a su vez depende de una política macroeconómica eficaz vinculada a un proceso de apertura exitosa. Contrario al llamado "crecimiento sin empleo ", noción que está de moda en muchos países, Chile mostró que el crecimiento puede generar empleo. En este proceso, es notable que el refuerzo del marco regulatorio del mercado laboral en los 90, después de las flexibilizaciones del período militar, no pareció influir negativamente sobre la creación del empleo. Sin embargo, se identifican en el informe varios temas laborales que merecen más reflexión: la calidad del empleo, a menudo subvalorizada en la búsqueda de crecimiento; el desempleo juvenil y su relación con la pobreza y la exclusión; el diálogo social y su complemento, el refuerzo de las instituciones de representación. La sustentabilidad del proceso de creación de empleo depende de una mejora en la capacitación laboral, y necesita más hincapié en aspectos ambientales. Y es notable la persistencia de una gran desigualdad e¡¡ el proceso de crecimiento, a pesar de los aumentos en los salarios reales, lo que quizá señala el desafío más difícil e importante para el futuro. Una primera versión de este informe fue presentada en un seminario nacional en diciembre de 1996, en el que participaron el Ministro de Trabajo, señor Jorge Arrate, funcionarios del gobierno, representantes de las organizaciones de trabajadores y, empleadores, académicos, funcionarios de organizaciones internacionales y miembros de organismos no gubernamentales. Las discusiones en este seminario fueron muy importantes para guiar la revisión del documento. Asimismo, el informe y los temas que en él se tratan fueron comentados en mesas redondas durante el seminario por Guillermo Arthur Huberto Berg, Guillermo Campero, Eugenio Díaz, Alberto Etchegaray, María Ester Feres, Oscar Landerretche, Eduardo Loyola, Luis Riveros y María Rozas. Agradecemos particularmente los comentarios orales y escritos que ellos hicieron sobre el documento. A pesar de esta amplia participación en el estudio y en su análisis, es claro que un trabajo como éste no puede satisfacer a todos. Existen opiniones contrapuestas en este campo, 3, aunque la OIT trata de ampliar el espacio de consenso, es probable que algunas posiciones, conclusiones y orientaciones del texto no obtengan una aprobación universal. Por eso, esta publicación se debe considerar como una contribución al debate de parte del sistema de las Naciones Unidas, bajo la responsabilidad específica de la OIT. No constituye una posición formal de la Organización con respecto al terna del empleo en Chile, y las opiniones que se expresan aquí no tienen ninguna significación legal. Pero el estudio busca no sólo informar sobre el tema del empleo en Chile; trata al mismo tiempo, a través de un análisis exhaustivo, de llegar a conclusiones y recomendaciones que pueden interesar a los que en el país tienen la responsabilidad de la política sociolaboral. Una lista de todos los que han contribuido en este informe -a través de la preparación de documentos sobre temas específicos, o la redacción de secciones y capítulos- se encuentra en la tapa de esta publicación. La coordinación del estudio estuvo a cargo de Emilio Klein y la producción de la publicación a cargo de María de la Luz Celedón.
Santiago, noviembre de 1997 |
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