Naciones Unidas impulsa la economía violeta para el desarrollo social y productivo en Ecuador

Una economía violeta, que apunta a reducir la brecha de género en el mundo del trabajo, exige reforzar el sistema de protección social y de cuidados para reducir las barreras de acceso al mercado laboral de las mujeres.

Noticia | 14 de septiembre de 2020
Quito - Aunque se han dado avances muy importantes en la incorporación de las mujeres al mundo del trabajo en todo el continente, la brecha de género en Ecuador aún es muy amplia. Debido a diferentes factores como los cuidados del hogar no remunerados o el ejercicio de la maternidad, en el mercado laboral formal 44,8% de hombres trabajan en empleos adecuados frente al 30,6% de mujeres, de acuerdo con los datos recabados por el Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC), a diciembre del 2019.

La economía violeta (EV) es una propuesta de modelo económico que busca la eliminación de barreras para acceder a oportunidades en igualdad de condiciones y reducir así la brecha laboral entre hombres y mujeres.

Una de las medidas que debe implementarse para fortalecer la economía violeta y promover oportunidades equitativas para mujeres y hombres es garantizar la existencia de sistemas de protección social y de cuidados, tema central del programa conjunto de Naciones Unidas “Expandiendo el sistema de protección social a hombres y mujeres jóvenes en situación de informalidad”.

Paola Gutiérrez, coordinadora de ONU Mujeres para el programa conjunto, resalta que el acceso a la protección social implica muchos desafíos entre los que destacan cómo vincular a la población al mercado laboral, cómo generar productos y servicios que les permitan acceder al sistema financiero, cómo crear sistemas de cuidado para su reinserción al mercado laboral, cómo promover su participación política, entre otros.

A tal efecto y en el marco del proyecto, desde ONU Mujeres se trabaja en tres ejes. En lo que respecta a capacitación y formación, se está realizando un mapeo de los programas de formación y certificación con enfoque de género. Esta acción contempla la revisión de contenidos y las formas en que se ofertan estos servicios, a fin de efectuar una reestructuración que considere las necesidades de las mujeres, sobre todo de aquellas con responsabilidades financieras y de cuidados. A su vez, se busca incorporar el enfoque de género a los programas de reconversión laboral, incluyendo CTIM (ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas) y otras áreas que actualmente se encuentran sobrerrepresentadas por profesionales hombres.

En temas de inclusión financiera, desde el programa conjunto se avanza en la identificación de barreras de acceso y uso de instrumentos financieros por parte de mujeres. Posteriormente, se realizará un rediseño de estos con un enfoque de género que considere y supere estas barreras.

En relación a sistemas de cuidados, se está realizando la identificación de necesidades de cuidado y el impacto de la COVID-19 en la organización de cuidados, así como el diseño de sistemas que solventen esas necesidades.

Finalmente, el programa conjunto de Naciones Unidas busca crear espacios para que los jóvenes participen en las políticas públicas con los gobiernos locales. “Con este proyecto queremos darles un espacio para que puedan expresar sus necesidades y aspiraciones”, dijo Gutiérrez. La economía violeta, recalcó, también contribuye a la democracia al generar espacios de participación activa para las mujeres en temas de política. “Hay muchos estudios que nos dicen que, a más equidad de género, mayor productividad y mayor satisfacción por la vida”, concluyó.