Mensaje de Juan Somavía Director General de la Oficina Internacional del Trabajo con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil

Declaración | Geneva | 10 de junio de 2011

12 de junio de 2011, el Día Mundial contra el Trabajo Infantil

Este año, el Día Mundial contra el Trabajo Infantil centra su atención en la difícil situación de los 115 millones de niños que realizan trabajos peligrosos – más de la mitad de los 215 millones de niños trabajadores que se calcula que hay en el mundo.

Estos menores, una “mayoría silenciosa”, están expuestos a productos químicos tóxicos, a temperaturas extremas, a tareas repetitivas y embrutecedoras, al aislamiento y a la denigración. Se está destruyendo sus vidas.

Si bien el total de niños que realizan trabajos peligrosos ha disminuido en los últimos años, nos preocupa el que muchos casos no estén siendo detectados.

En algunos países, se ha ralentizado el ritmo al que disminuye el trabajo infantil peligroso. El número de niños entre 15 y 17 años que desempeñan trabajos peligrosos ha aumentado en un 20 por ciento entre 2004 y 2008. Además, la crisis económica ha amortiguado los esfuerzos mundiales por alcanzar el objetivo relativo a la eliminación de las peores formas de trabajo infantil de aquí a 2016.

No podemos ceder.

No sólo peligra la integridad física, moral y emocional de esos menores, sino también el futuro de la sociedad. Un trabajo perjudicial para la salud y el desarrollo de los niños afectará irremediablemente su empleabilidad cuando lleguen a la juventud y a la edad adulta.

Es inaceptable escudarse en el crecimiento y el desarrollo económicos para adoptar una actitud complaciente o resignada frente al trabajo infantil, o para justificar la poca importancia que se concede a las vidas de los más vulnerables.

Un nuevo Informe de la OIT titulado “Niños en trabajos peligrosos: Lo que sabemos, lo que debemos hacer” pone de manifiesto que este problema no es exclusivo de los países en desarrollo. Además, los estudios llevados a cabo en los Estados Unidos y en Europa indican que los niños sufren mayores índices de lesiones y muertes en el trabajo que los adultos.

El nuevo Informe demuestra que es posible lograr un impacto positivo y de gran alcance en las vidas de los menores que realizan trabajos peligrosos.

Con ocasión de este Día Mundial, instamos a que se tomen medidas en tres ámbitos principales:

  • Redoblar esfuerzos para garantizar que todos los niños que no hayan cumplido la edad mínima para trabajar estén escolarizados y no sean expuestos a trabajos peligrosos.
  • Fortalecer los sistemas de seguridad y salud en el lugar de trabajo para todos los trabajadores, pero con garantías específicas para los niños entre la edad mínima para trabajar y los 18 años.
  • Todos los países, en consulta con las organizaciones de trabajadores y de empleadores, deberán determinar los tipos y las condiciones de trabajo prohibidos a los menores de 18 años, y asegurarse de que esas listas de trabajos se revisen con regularidad y de que se adopten medidas efectivas para su cumplimiento.

El trabajo infantil es una de las caras de la pobreza. Refleja un profundo déficit de trabajo decente. El trabajo decente para las mujeres y los hombres, con inclusión del piso de protección social, así como el acceso a una educación de calidad, son el baluarte para la estabilidad de las familias, las comunidades y las sociedades. Son el trampolín para lograr un mundo sin trabajo infantil. Ha llegado el momento de adoptar una visión amplia y formular políticas coherentes que pongan punto final al trabajo infantil.

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