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Vigilar el trabajo infantil peligroso en Tayikistán

Los inspectores laborales por lo general enfrentan dificultades para llegar a los lugares de trabajo de la economía informal, donde el trabajo infantil es más frecuente. De acuerdo con el informe de la OIT preparado para el Día mundial contra el trabajo infantil de este año, los sistemas de vigilancia y seguimiento del trabajo infantil (VSTI) son un medio muy eficaz para apoyar las inspectorías del trabajo.

Artículo | 10 de junio de 2011

Los inspectores laborales por lo general enfrentan dificultades para llegar a los lugares de trabajo de la economía informal, donde el trabajo infantil es más frecuente. De acuerdo con el informe de la OIT preparado para el Día mundial contra el trabajo infantil de este año, los sistemas de vigilancia y seguimiento del trabajo infantil (VSTI) son un medio muy eficaz para apoyar las inspectorías del trabajo. Olga Bogdanova, funcionaria de prensa de la OIT en Moscú, informa sobre la vigilancia y seguimiento del trabajo infantil en la República de Tayikistán en Asia Central.

DUSHAMBE, Tayikistán (OIT EnLínea) – El 1 de septiembre las escuelas de Tayikistán abren sus puertas para los casi 1,7 millones de niños del país. Pero los maestros que los recibirán en sus clases saben demasiado bien cuántos de sus alumnos abandonarán la escuela a los 13 años o antes, para trabajar en sectores peligrosos, incluyendo los mercados locales, las plantaciones de algodón y de tabaco.

De acuerdo con cálculos del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de la OIT (OIT-IPEC), hay cerca de 200.000 niños trabajadores en Tayikistán, y el 10 por ciento de ellos no ha ido nunca a la escuela. Además, los niños trabajadores son cada vez más jóvenes. Hoy día no sorprende ver a un niño trabajador de cinco o seis años.

Como el 98 por ciento de estos niños trabajadores, Safar, de 12 años, trabaja en la agricultura. Es un pastor en su kishlak (aldea) natal, 50 km a las afueras de la capital Dushanbe. Es responsable del ganado de más de 260 familias de la aldea. Todos los días, sin importar las condiciones meteorológicas, Safar conduce su ganado a los pastos de las montañas (a una hora y media de distancia) y allí permanece durante 7 horas. No es necesario decir que con esa rutina de trabajo, Safar abandonó la escuela. Su madre no pone ninguna objeción: “Nuestra escuela es pequeña y el personal no es suficiente, las lecciones duran sólo dos horas en vez que seis. ¿Que sentido tiene que mi hijo vaya?”

“Es mejor que trabaje y ayude a mi familia”, dijo Safar, “Somos seis, y sin mi salario, nosotros simplemente no podemos sobrevivir”. Su salario es miserable, aún para el estándar de Tayikistán, y existe siempre el riesgo de que uno de los animales se pierda o se lastime. En ese caso, Safar deberá reembolsar al propietario con hasta 100 dólares.

Safar heredó este trabajo de su hermano mayor, quien se fracturó las piernas al caer por un barranco. Yació tendido hasta que fue rescatado por la gente de la aldea que se había alarmado cuando el ganado no regresó. Ahora el hermano de Safar tiene una discapacidad y sólo puede trabajar vendiendo verduras en el mercado local. “Rezo para que no me pase nada cuando estoy en las montañas”, dijo Safar.

Hace un año Safar se convirtió en el principal sustento de la familia, cuando su padre se fue a Rusia a trabajar y los abandonó por completo. Esta es la tragedia de muchas familias separadas en Tayikistán, donde se estima que el número de migrantes internacionales se sitúa entre 500.000 y 800.000 personas, en un país con 7 millones de habitantes.

“80 por ciento de los niños trabajadores provienen de familias monoparentales o de familias en las cuales el padre es un trabajador migrante”, explicó Muhayo Khosabekova, coordinadora nacional del proyecto de la OIT-IPEC financiado por Alemania “Combatir el trabajo infantil en Asia Central – El compromiso traducido en acción”.

La migración impulsa el trabajo infantil peligroso

Si bien la migración laboral de los hombres resulta positiva para la reducción de la pobreza en Tayikistán, tiene un grave impacto en términos del número de niños trabajadores. Debido a la ausencia de los hombres que trabajan en el exterior, los niños deben asumir la responsabilidad del ingreso de la familia.

Aún con su salario miserable, Safar mantiene su trabajo. No hay trabajo en las aldeas, y muchos niños rurales como él deben ir a la ciudad en búsqueda de trabajo. Allí son empleados en lugares de trabajo informales para lavar automóviles, transportar, o cargar y descargar mercancías y cajas en los mercados locales, trabajan como chóferes de autobuses, y realizan cualquier otro tipo de trabajo secundario.

En la actualidad es fácil encontrar a estos niños en las calles de Tayikistán. En la ciudad de Khudzhand, cada mañana cientos de ellos se presentan en un mercado informal del trabajo cerca del bazar local listos a aceptar cualquier trabajo. Para muchos niños ésta es la única manera de ganarse la vida, y para sus empleadores adultos son sólo una fuerza de trabajo a bajo costo. “He estado parado aquí desde hace días y apenas he ganado el dinero suficiente para comprar comida, y aún tengo que pagar el albergue”, contó inconforme Ibrahim de 13 años, un porteador de camiones.

Las condiciones de trabajo peligrosas, trabajo exigente desde el punto de vista físico, descanso inadecuado, malnutrición, condiciones de trabajo insalubres, afectan de manera inevitable la salud los niños. De acuerdo con OIT-IPEC, el peso diario cargado por un niño puede alcanzar 800 kg.

Para vigilar la situación de los niños trabajadores involucrados en las peores formas de trabajo infantil, un proyecto OIT-IPEC en Tayikistán permitió en 2009 el establecimiento de un Sistema de vigilancia y seguimiento de trabajo infantil en Tayikistán, dentro del Centro Nacional para la Educación de Adultos bajo los auspicios del Ministerio de Trabajo y Protección Social. Un sistema de vigilancia y seguimiento de trabajo infantil ofrece un marco local/nacional dentro del cual una serie de socios pueden trabajar juntos para reunir y compartir información sobre la identificación, vigilancia, orientación, retiro y rehabilitación de los niños trabajadores.

Aunque inicialmente era un concepto nuevo en Tayikistán, de manera progresiva se han establecido diversos equipos multidisciplinarios de vigilancia, que incluyen maestros de escuela, inspectores laborales y miembros de la comunidad. Estos equipos han realizado visitas de vigilancia en áreas específicas para identificar los niños involucrados en trabajo infantil peligroso, así como aquellos que corren el riesgo de entrar en este tipo de trabajo. Una vez identificados, son retirados y orientados hacia los servicios competentes, como educación formal y no formal, formación profesional o cursos prácticos que correspondan a sus necesidades.

El proyecto de la OIT continúa trabajando con sus socios para apoyar la institucionalización de los sistemas de vigilancia en los sectores de la agricultura y de la economía informal de Tayikistán. Niños como Safar e Ibrahim tendrán ahora la posibilidad de vivir una infancia decente, recibir una educación y, más tarde, un empleo decente.