Una escasez de trabajos decentes

En casi todas las regiones, la gran mayoría de la población se declara insatisfecha con la disponibilidad de puestos de trabajo de calidad. Éstos escasean, sobre todo en la Unión Europea, en la que sólo los empleos temporales han registrado un aumento.

El descontento con los puestos de trabajo disponibles alcanza su nivel más elevado en Europa Central y Oriental y la CEI y en el África subsahariana, donde supera el 70 y el 80%, respectivamente. En el caso de Oriente Medio y el norte de África (epicentro de las recientes agitaciones sociales y políticas), la insatisfacción con los empleos disponibles es ligeramente inferior, y se sitúa en un 60%. Existe una considerable variación entre países en esta región. Egipto, Jordania y Líbano declararon en 2010 que más de tres cuartas partes de la población se mostraban descontentas con la disponibilidad de buenos puestos de trabajo.

En las economías avanzadas, el problema resulta especialmente agudo en Grecia, Italia, Portugal, Eslovaquia, Eslovenia y España, donde más del 70% de los encuestados refirieron su descontento con el mercado laboral.

En las regiones que han seguido una evolución relativamente positiva desde el comienzo de la crisis, como el este y el sudeste de Asia y América Latina, la insatisfacción o descontento tiende a ser mucho menor. En cualquier caso, hay excepciones: por ejemplo, en China, más del 50% de la población declara su descontento. Del mismo modo, en países de América Latina y el Caribe, como la República Dominicana, Ecuador, Haití, Nicaragua y Uruguay, el grado de insatisfacción con el mercado de trabajo supera el 60%.

Otras conclusiones relevantes del informe son

  • En los dos próximos años serán necesarios unos 80 millones de nuevos puestos de trabajo netos para recuperar las tasas de empleo previas a la crisis (27 millones en las economías avanzadas y el resto en los países emergentes y en desarrollo);
  • De los 118 países sobre lo que se dispone de datos, en 69 se registra un aumento del porcentaje de personas que dan cuenta de un empeoramiento de su nivel de vida en 2010 en comparación con 2006;
  • Los consultados en la mitad de los 99 países estudiados señalan que carecen de confianza en sus respectivos gobiernos nacionales;
  • El porcentaje de beneficios corporativos en el PIB se elevó en un 83% de los países analizados entre 2000 y 2009. Sin embargo, la inversión productiva se estancó a escala mundial en ese mismo período;
  • En los países avanzados, el crecimiento de los beneficios de las empresas no financieras se tradujo en un incremento sustancial de los repartos de dividendos (del 29% de los beneficios en 2000, al 36% en 2009), y de la inversión financiera (del 81,2% del PIB en 1995, al 132,2% en 2007). La crisis invirtió levemente esta tendencia, que se recuperó en 2010;
  • La volatilidad de los precios de los alimentos se duplicó en el período de 2006 a 2010 respecto a los cinco años anteriores, lo que afectó a las perspectivas de consecución de trabajo decente en los países en desarrollo. Los inversores financieros se benefician más de la volatilidad de precios que los productores de alimentos, sobre todo en el caso de los pequeños productores.