¿Una recaída en el empleo?

En un sombrío análisis publicado en vísperas de la cumbre de líderes del G20 en Cannes, Francia, la OIT afirma que la economía mundial se encuentra al borde de una nueva y más profunda recesión del empleo que demorará aún más la recuperación económica mundial y puede desencadenar un creciente malestar social en numerosos países.

El nuevo Informe sobre el Trabajo en el Mundo 2011: Los mercados al servicio del empleo, señala que el estancamiento de la recuperación económica mundial ha comenzado a afectar drásticamente a los mercados laborales. Si se mantienen las tendencias actuales, se tardará al menos cinco años en devolver al empleo a los niveles anteriores a la crisis en las economías avanzadas, un año después de lo previsto en el informe del pasado ejercicio.

“Ha llegado el momento de la verdad. Disponemos de un escaso margen de oportunidad para evitar una notable recaída en la recesión en el ámbito del empleo,” señaló Raymond Torres, Director del Instituto Internacional de Estudios Laborales de la OIT, en la presentación del informe, que tuvo lugar el 31 de octubre de 2011.

El informe advierte de que el mercado de trabajo actual se encuentra ya en las últimas fases del período habitual de seis meses que transcurre entre una desaceleración económica y su repercusión en el empleo. Indica que han de crearse 80 millones de puestos de trabajo en los dos próximos años para regresar a las tasas de empleo existentes antes de la crisis. Con todo, la reciente desaceleración del crecimiento señala que, probablemente, la economía mundial creará únicamente la mitad de los puestos de trabajo necesarios.

El informe presenta además un nuevo índice de “malestar social” que refleja los niveles de descontento por la carencia de empleos, y el enfado derivado de la percepción de que la carga de la crisis no se soporta de manera equitativa. Se refiere que, en más de 45 de los 118 países examinados, el riesgo de malestar social aumenta. Así ocurre especialmente en el caso de las economías avanzadas, y en particular, de la UE, los Estados árabes y, en menor medida, Asia. Por el contrario, el riesgo de malestar social en el África subsahariana y América Latina se mantiene estable, o ha descendido.

El estudio pone de relieve que, en cualquier caso, casi dos tercios de las economías avanzadas, y la mitad de los mercados emergentes y en desarrollo, vuelen a experimentar una ralentización en el ámbito del empleo. Tal proceso se produce sobre la base de una situación del empleo que ya era precaria, en la que el paro alcanza registros sin precedentes, superando la cifra de 200 millones de desempleados en todo el mundo.

El informe cita tres razones por las que la desaceleración económica en curso puede haber ejercido un efecto particularmente intenso en el panorama del empleo: en primer lugar, en comparación con el inicio de la crisis, las empresas se encuentran actualmente en una posición de mayor debilidad para mantener a sus trabajadores; en segundo lugar, conforme aumentan las presiones a favor de la adopción de medidas de austeridad fiscal, los gobiernos se muestran menos dispuestos a mantener o adoptar nuevos programas de apoyo al empleo y a los ingresos; y, en tercer lugar, se deja a los países que actúen por su cuenta debido a la falta de coordinación de políticas a escala internacional.