Los avances de las emprendedoras indígenas de Papúa

A pesar de que Papúa es una de las regiones más ricas de Indonesia, el 41,8% de su población vive por debajo del umbral de la pobreza. Los indígenas de Papúa representan las dos terceras partes de la población de la región, que alcanza los 2,3 millones de habitantes.

A pesar de que Papúa es una de las regiones más ricas de Indonesia, el 41,8% de su población vive por debajo del umbral de la pobreza. Los indígenas de Papúa representan las dos terceras partes de la población de la región, que alcanza los 2,3 millones de habitantes. Las mujeres indígenas, a causa de su categoría tradicionalmente baja en la sociedad, son las más afectadas por la pobreza y el subdesarrollo. Gita F. Lingga, Responsable de Comunicaciones en la Oficina de la OIT en Yakarta, informa sobre un proyecto reciente de la OIT que permitió dar formación a centenares de indígenas de Papúa, principalmente a mujeres, sobre cualificaciones básicas para la puesta en práctica de iniciativas empresariales.

Como muchas otras mujeres que viven en una sociedad patriarcal, las indígenas de Papúa no tienen muchas oportunidades de participar en el proceso de desarrollo. Su tradicional baja categoría en la jerarquía tribal y su escasa educación hacen que sean tratadas como miembros de segunda clase de la sociedad, con derecho tan sólo a cuidar de la alimentación y de los niños, y a servir a sus maridos.

Aunque algunas indígenas han establecido empresas agrícolas, su bajo nivel educativo lastra sus posibilidades de mejorar sus negocios y de generar ingresos. La mayoría de las mujeres, por ejemplo, ni siquiera conoce el valor de las hortalizas que cultivan en sus huertos y que después venden y, por tanto, no pueden fijar precios razonables.

Como parte de un programa de reducción de la pobreza en Papúa, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la OIT han puesto en marcha el programa de Desarrollo de Competencias para la Iniciativa Empresarial (ESD), que dedica especial atención a las mujeres de Jayawijaya, Lani Jaya y Yahukimo, las tres regiones del altiplano de Papúa, una de las zonas más pobres del país. El objetivo del proyecto era facilitar capacitación empresarial a escala comunitaria.

¿Por qué las mujeres? Según explica Tauvik Muhamad, responsable del Programa de la OIT, «porque las mujeres son muy productivas. Son el núcleo de la subsistencia económica de la familia en el altiplano de Papúa».

Entre enero de 2009 y septiembre de 2010, el proyecto permitió formar a centenares de indígenas para la adquisición de cualificaciones empresariales básicas utilizando los principios del paquete de materiales docentes de la OIT Género y Emprendimiento Juntos (GET Ahead). El módulo de GET Ahead no se centra sólo en la parte administrativa, financiera y de marketing, sino que, además, da voz a las mujeres.

Mujeres indígenas fortalecidas* por primera vez

«Se observan cambios importantes en este sentido», confirma Christian Sohilait, Jefe de Planificación Provincial y Desarrollo de la Agencia de Lanny Jaya. «Cualquier habitante de la región puede oír ahora a las mujeres conversar mientras tejen lana a máquina. Por primera vez se ha fortalecido a las mujeres del altiplano de Papúa, que viven en una sociedad patriarcal».

*N del T. La expresión inglesa “empowerment”, traducida al español como “fortalecimiento” tiene el significado de otorgar a la persona “fortalecida” el sentimiento de ser útil a la sociedad y ser dueña de su trabajo.

El avance se observa en muchas partes. En Jayawijaya, por ejemplo, cada vez es más frecuente que las mujeres trabajen en actividades empresariales remuneradas. Están rompiendo las barreras tradicionales y, como sostiene Wempi Wetipo, Jefa de la región de Jayawijaya, «la gente ha empezado a cambiar de mentalidad para poder ganarse la vida mejor».

Porque las mujeres son muy productivas. Son el núcleo de la subsistencia económica de la familia en el altiplano de Papúa

Así lo confirma Serlina Wenda, una empresaria con un negocio de molienda de café: «El programa me ofreció no sólo los conocimientos necesarios, sino también la oportunidad de ampliar mi empresa gracias a la concesión de un crédito y al acceso al sistema financiero».

Antes de iniciar su negocio, Serlina se sentía constantemente frustrada por no poder cubrir las necesidades básicas de su familia. Tiene muchas personas a su cargo, entre ellas su marido, su abuela, una hermana y seis hijos. Todavía recuerda el largo viaje que ha realizado hasta convertirse en una próspera empresaria: «Todos los días iba a ver a mis nuevos vecinos. Les decía que deseaba crear una empresa de café, pero no sabía cómo hacerlo. Lo único hacían era compadecerme».

Yulia Waliho, que tiene un negocio de abejas en Lani Jaya, se ha convertido asimismo en una persona diferente. En la actualidad se muestra más confiada en su capacidad para dirigir su empresa, ya que ha adquirido las cualificaciones financieras y de gestión necesarias para que su negocio prospere.

Antes de iniciarse en el sector apícola, Yulia pasó por muchos altibajos en su actividad empresarial. Tenía un pequeño puesto en el que vendía dulces, jabón, aceite para cocinar y otros productos. No obstante, los compradores que pagaban en efectivo eran escasos y el negocio quebró. Hizo un nuevo intento de emprender la misma actividad, pero sólo duró tres semanas. Ahora, Yulia puede satisfacer las necesidades diarias de su familia. Incluso ha podido ahorrar algo de dinero, no sólo para la educación de sus hijos, sino también para la suya. «Volví a estudiar y he conseguido el título», dice con los ojos chispeantes.

Logros significativos

Habida cuenta de las dificultades y de la desigualdad de género existentes en el altiplano central de Papúa, el proyecto ha conseguido logros significativos. Se ha dado formación empresarial a cerca de 625 personas, con lo que el número de beneficiarias ha superado las 250 previstas en un principio. El programa de formación ha culminado con éxito los objetivos relacionados específicamente con cuestiones de género, puesto que el 70% de los participantes (437) fueron mujeres, y se instruyó a 137 personas para las funciones de formador.

«Para garantizar la sostenibilidad, el proyecto ofreció formación empresarial de carácter práctico, con especial atención al marketing y a la formación tanto de las nuevas empresarias como de las ONGs pertinentes, incluidas Yasumat y Ekonomus, que proveen servicios de desarrollo empresarial», explica Tauvik, y añade que según una evaluación independiente, el proyecto da respuesta a las necesidades e intereses de esta comunidad y se ajusta a las prioridades actuales del Gobierno.

Y las mujeres que están en el mismo caso que Serlina y Yulia tienen la misma opinión. «Le estoy muy agradecida al Programa; ha sido verdaderamente útil», concluye Serlina, que cita un antiguo proverbio de la localidad: Nyeki Awa Loh Halok, Nyape Awalok Hat (Si la mano no hace nada, la boca no masticará).