Un nuevo estudio de la OIT destaca las tendencias laborales en el mundo: aumenta la productividad en los Estados Unidos y mejora la capacidad de Europa para crear empleo

¿Que la productividad de los Estados Unidos y la mundial vayan en aumento significa que ha acabado la ralentización económica mundial con respecto a la creación de empleo? En la tercera edición de Indicadores Claves del Mercado de Trabajo (ICMT) ( Nota 1), se considera que un aumento de la productividad y del empleo es probablemente la única forma de reducir la pobreza.

A partir de los nuevos Indicadores Claves del Mercado de Trabajo (ICMT) se deduce que:

  • En los Estados Unidos, la productividad experimentó una aceleración en 2002, desbancando a Europa y el Japón en términos de producción anual por trabajador por primera vez en el largo período desde la Segunda Guerra Mundial y aumentando las diferencias de productividad con el resto del mundo. La OIT destaca que parte de la diferencia en la producción por trabajador se debe a que los trabajadores estadounidenses trabajan más horas que sus colegas europeos. Los trabajadores estadounidenses realizaron un promedio de 1.815 horas en 2002, mientras que en las principales economías europeas la cifra oscilaba entre 1.300 y 1.800. Según la OIT, en Japón las horas trabajadas disminuyeron prácticamente al nivel de los Estados Unidos.
  • El crecimiento de la productividad por persona empleada en el mundo experimentó en general una aceleración, pasando del 1,5% durante la primera mitad de la década de 1990 al 1,9% en la segunda. Gran parte de este crecimiento se concentró en las economías industrializadas (los Estados Unidos y algunos países de la Unión Europea) y en cierta medida en Asia (China, India, Pakistán y Tailandia). En las economías de África y América Latina, los datos disponibles muestran que desde 1980 se ha producido un descenso en el crecimiento de la productividad económica total.
  • Los países europeos y otros países industrializados -a pesar de registrar tasas medias de crecimiento de la productividad ligeramente inferiores a los Estados Unidos- han mejorado la "relación empleo-población", por la que se mide el porcentaje de personas que trabajan (Nota 2). Aunque las tasas de desempleo en la Unión Europea (UE) en conjunto siguieron estando por encima de las de los Estados Unidos, muchos países europeos pudieron mantener o mejorar su capacidad para crear empleo y además obtener un crecimiento moderado de la productividad. Según los ICMT, en la UE la relación empleo-población aumentó del 56,1% al 56,7% entre 1999 y 2002, al tiempo que se redujo el desempleo.
  • Aunque la relación empleo-población descendió en los Estados Unidos un 1,6 (del 64,3% al 62,7%) durante el mismo período, en general, sus niveles fueron sistemáticamente superiores. A más largo plazo, la economía estadounidense seguirá disfrutando de unas tasas de crecimiento del empleo y de la productividad superiores a las de la UE. Así, el informe muestra que a la larga es posible obtener resultados positivos en materia de creación de trabajo y de productividad.

Productividad mundial

Los ICMT muestran un aumento de la producción por persona empleada en los Estados Unidos de un 2,8% en 2002 con respecto a los niveles de 2001 ( Nota 4), siendo la tasa media de crecimiento de los últimos siete años del 2,2%. Dicho porcentaje duplica la tasa de crecimiento del 1,2% registrada en la Unión Europea y del 1,1% en Japón durante el mismo período. El informe revela que la producción por persona empleada en los Estados Unidos alcanzó un nivel de 60.728 dólares en 2002, superando la cifra de 59.081 dólares registrada en 2001. El año pasado, el crecimiento medio de la productividad laboral por persona en los principales países de la Unión Europea fue del 1,1%, dando como resultado una producción por persona empleada de 43.034 dólares. Bélgica figuraba a la cabeza con 54.338 dólares, seguida por Francia e Irlanda con 52.000 dólares y Alemania con 42.463 dólares.

Grecia, con un 4,1%, registró en 2002 un crecimiento de la productividad laboral superior al de los Estados Unidos. Al mismo tiempo, Irlanda redujo diferencias de productividad con los Estados Unidos, Francia y Bélgica al aumentar sus niveles de productividad a 52.486 dólares, reflejando un aumento del 2,2% con respecto a los niveles de 2001.

Las cifras relativas a la producción por hora trabajada sitúan a Noruega, Francia y Bélgica por delante de los Estados Unidos desde mediados de 1990. En 2002, Noruega obtenía una producción por hora trabajada de cerca de 38 dólares, seguida por Francia con 35, Bélgica con 34 y los Estados Unidos con 32 (cifras redondeadas), mostrando así que parte de la distancia existente entre los Estados Unidos y Europa en materia de producción por persona empleada se debe a la diferencia de horas trabajadas.

A pesar de la diferencia de horas trabajadas, los ICMT atribuyen gran parte del crecimiento de la producción por persona empleada en los Estados Unidos a dos factores: la producción y difusión de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en un entorno económico favorable, por un lado, y el desarrollo de las industrias de servicios, como el comercio mayorista y minorista o los activos financieros que dependen de las TIC, por otro. A excepción de Finlandia e Irlanda, la mayoría de los países de la Unión Europea no pudieron igualar los resultados de los Estados Unidos en la década de 1990.

Los ICMT revelan que el nivel de empleo en el sector agrícola ha descendido rápidamente en las economías desarrolladas, pero no así en el resto del mundo. La agricultura sigue siendo el elemento fundamental de las estrategias de empleo y reducción de la pobreza para un buen número de países en desarrollo. La productividad en la agricultura registra un crecimiento continuado en todas las economías. No obstante, los niveles de productividad en la agricultura, publicados por primera vez en los ICMT, continúan siendo superiores en las economías desarrolladas. Por ejemplo, un trabajador agrícola en los Estados Unidos produce 650 veces más que un trabajador agrícola en Viet Nam.

Habida cuenta de la importancia que tiene la agricultura en las economías en desarrollo, este sector posiblemente contribuya a acelerar el crecimiento de la productividad. Puesto que la proporción del empleo en el sector agrícola está descendiendo gradualmente, el desplazamiento de la mano de obra a otros sectores debería mejorar a la larga tanto el empleo como el crecimiento de la productividad. El acceso de los productos agrícolas a los mercados nacionales e internacionales, así como el desarrollo y la aplicación de tecnologías ecológicamente sostenibles son vehículos importantes para que aumente la productividad en la agricultura.

Horas trabajadas

Sobre la base de la información disponible los ICMT muestran que la ralentización del crecimiento del producto interior bruto (PIB) iniciado hace tres años -e influido por los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001- se refleja en un descenso paralelo de las horas trabajadas anualmente por persona en la mayoría de los países del mundo. Aunque la productividad haya aumentado, las horas trabajadas en los Estados Unidos han disminuido anualmente desde el año 2000, reduciéndose de 1.834 en 2000 a 1.815 en 2002. Durante el mismo período, se registraron descensos más notables en Noruega (de 1.380 a 1.342), Suecia (de 1.625 a 1.581), Francia (de 1.587 a 1.545), Australia (de 1.855 a 1.824), Canadá (de 1.807 a 1.778), Irlanda (de 1.690 a 1.668) y Alemania (de 1.463 a 1.444). Japón, país donde la gente solía trabajar durante más tiempo, se está acercando ahora al nivel de los Estados Unidos, según los ICMT.

A más largo plazo, las horas trabajadas en Australia, Canadá, Nueva Zelanda y los Estados Unidos se han mantenido a un nivel más o menos estable desde la década de 1980, mientras que en el resto del mundo industrializado el número de horas trabajadas ha descendido a un ritmo constante (a excepción de algunas fluctuaciones cíclicas) en los dos últimos decenios.

A nivel mundial, varios países señalaron un número de horas trabajadas muy superior al de los Estados Unidos. En el informe se indica que en Corea del Sur, por ejemplo, se trabajaron 2.447 horas por persona en 2001, el número de horas trabajadas más elevado de todas las economías de las que se tienen datos -un 26% más que en los Estados Unidos y un 46% más que en los Países Bajos, que cuentan con el número más bajo de horas trabajadas de todas las economías de las que se tienen datos. El informe explica que en las economías en desarrollo de Asia de las que se dispone de datos, siempre se ha trabajado más tiempo que en los países industrializados. Se trata de un rasgo típico de las economías en desarrollo, ya que a menudo éstas compensan la falta de tecnología y capital con un mayor número de horas trabajadas.

En algunas economías en transición, las horas trabajadas reflejan tanto la transición que se está produciendo de la agricultura a la manufacturación y los servicios, como el abandono del modelo de economía centralizada. Los trabajadores de la República Checa, por ejemplo, realizaron 1.980 horas en 2002 -a pesar de un fuerte descenso en los últimos años- y, por lo tanto, trabajaron el mayor número de horas de las economías de la OCDE, junto con Eslovaquia (1.978 horas) y Grecia (1.934).

El informe señala a Irlanda como un buen ejemplo de la pauta de cambio que se produce en las horas de trabajo a medida que una economía avanza en el proceso de desarrollo. Además del cambio sectorial que supone pasar de una economía basada en la agricultura a la manufacturación y los servicios, las horas trabajadas en Irlanda disminuyeron de poco más de 1.900 anualmente en la década de 1980 a 1.668 horas en 2002, descenso cercano a prácticamente seis semanas laborables de 40 horas por persona empleada y más del doble de la productividad por persona empleada entre 1980 y 2002.

Creación y preservación de empleos

La mayoría de las economías industrializadas (a excepción de Alemania y Japón) aumentaron el nivel de producción y de empleo nominal durante el período 1999-2002. Además, economías europeas como Francia, Reino Unido, Bélgica e Irlanda incrementaron sus relaciones empleo-población y redujeron las tasas de desempleo durante este período.

Aunque las tasas de desempleo en Europa hayan sido en general superiores a las de los Estados Unidos, el informe señala que desde principios de la década de 1990 la tasa de desempleo de algunos países de la Unión Europea ha descendido. Irlanda, por ejemplo, ha pasado de tener la tasa de desempleo más alta de Europa a principios de 1990 a estar por debajo del nivel de los Estados Unidos en 2002. Asimismo, las tasas de desempleo de Luxemburgo, Suiza, Países Bajos, Islandia, Noruega, Dinamarca, Portugal, Reino Unido y Suecia, son inferiores a las de los Estados Unidos, por diferentes razones. Según el informe, otros indicadores del mercado laboral corroboran la conclusión de que el mercado laboral estadounidense reaccionó de forma diferente a los mercados europeos durante la última recesión económica, debido en parte quizás a los diferentes grados de flexibilidad del mercado laboral y a las actitudes nacionales en relación con la intervención de políticas.

Por ejemplo, además de las divergencias en las tasas de empleo y desempleo, los Estados Unidos obtuvieron resultados diferentes de la mayoría de las economías europeas en lo que respecta al empleo de los jóvenes y los desempleados de larga duración (un año o más) durante esta recesión económica. Los Estados Unidos han registrado aumentos tanto de la tasa de desempleo juvenil como de la tasa de desempleo de larga duración desde 1990, mientras que las tasas de ambos indicadores descendieron en una gran número de economías industrializadas.

La relación empleo-población en América Latina muestra resultados de todo tipo en el último decenio. Entre 1990 y 2002, se registraron descensos evidentes en Argentina (disminuyendo al 37,1%), Chile (cayendo al 35,3%), Colombia (descendiendo al 51,6%) y Uruguay (descendiendo al 47,6%). No obstante, Perú y Venezuela experimentaron un crecimiento de sus relaciones empleo-población del 62,5 y 58,9%, respectivamente.

En Asia, la relación empleo-población de Corea del Sur descendió un 2,8% (del 60,7% en 1995 al 58,6% en 2001), mientras que en el mismo período la relación de Hong Kong, China, descendió un 2,8% (del 60% al 58,3%). Malasia y Tailandia también registraron descensos en la relación empleo-población durante el período 1995-2000. La relación de Malasia descendió un 2,7% (del 65,3 al 63,5%), mientras que Tailandia registró uno de los mayores descensos de la región, un 12,6%, pasando del 77,5% al 67,7%. Incluso con estos resultados, las economías de Asia suelen registrar relaciones empleo-población altas; a excepción de Sri Lanka, las principales economías de Asia registraron relaciones empleo-población que oscilaban entre el 50 y el 70%.


Nota 1 - Indicadores claves del mercado del trabajo, tercera edición. Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra, 2003. ISBN 92-2-113381-8. Disponible en versión impresa, CD-ROM o Internet. El volumen, de 900 páginas, refleja el esfuerzo de la OIT por seleccionar y perfeccionar los indicadores de las tendencias laborales mundiales e incluye los datos comparativos de unos 240 países y territorios de todo el mundo. Este comunicado de prensa con los gráficos figura en la dirección: kilm.ilo.org/2003/PressPackage/ (identificación de usuario: kilmpress2003, contraseña: press kilm.ilo.org/2003/PressPackage/).

Nota 2 - La relación empleo-población mide el porcentaje de población de una economía en edad de trabajar (15 +) que está empleada: el hecho en sí de que esta cifra varíe es un buen indicador de la capacidad de una economía para crear empleo.

Nota 3 - La productividad se mide dividiendo la producción anual por persona empleada. La producción se mide en cuanto al PIB en términos de paridades del poder adquisitivo (PPA). Una característica clave de las cifras de los ICMT en materia de productividad es el uso de los PPA para convertir la producción en monedas nacionales en una moneda común, a diferencia de otras estimaciones que utilizan los tipos de cambio. Los ICMT miden la productividad principalmente de dos formas: la producción anual por persona empleada y la producción media por hora trabajada. No obstante, resulta más difícil comparar las estimaciones de la producción por hora trabajada entre países que la producción por persona empleada, ya que la forma en que se miden las horas trabajadas puede variar considerablemente.

Nota 4 - Los datos ofrecidos en agosto de 2003 por la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento de trabajo de los Estados Unidos indicaban una tendencia continua al alza en 2003.