Comentarios del Presidente de la 77a Conferencia Internacional del Trabajo, con ocasión de la visita del Sr. Nelson Mandela a la OIT

Por el Sr. Jorge Alberto Triaca, Presidente de la 77a Conferencia Internacional del Trabajo.

Declaración | Geneva, Switzerland | 8 de junio de 1990
Señor Mandela,

Al escucharlo he tenido la nítida impresión de estar viviendo un momento privilegiado en mi vida La densidad de su pensamiento, la sinceridad de su entrega a una causa justa, el sacrificio de toda una vida consagrada a la libertad de sus hermanos de raza nos conmueven profundamente.

Usted ha sido presentado a la Conferencia por el Sr. Director General de la OIT, y el lo ha hecho cabalmente Usted nos ha presentado lo esencial de sus reflexiones A mí me cabe, en tanto que presidente, darle las gracias y despedirlo Pero no quisiera hacerlo sin antes, si usted me lo permite, referirme a aspectos de su vida que me han dejado particularmente impresionado.

En un periódico de audiencia internacional se recogió recientemente una anécdota suya sobre su primer contacto verdadero con los blancos Un día, decía usted, estaba dictando algo a una secretaria blanca cuando entró un cliente, blanco también Visiblement molesta, su secretaria para mostrar que no era su empleada, sacó dos peniques de su monedero y la dijo: "Nelson, por favor, vaya a comprarme jabón para el cabello". En aquel momento le hicieron tomar conciencia de su condición de miembro de una raza injustamente segregada La rebelión ante aquella injusticia hizo de usted el testigo por antonomasia, el portavoz sin desmayo de sus hermanos de infortunio.

Esta ha sido su vida, de la que aquella anécdota sólo es un pequeñísimo fragmento. Su pensamiento es mas poderoso todavía. En su libro intitulado "No hay un camino fácil hacia la libertad" (No easy walk to freedom) dice usted: "No me iré de Africa del Sur, ni me renhiré La libertad sólo puede ganarse a través de privaciones, de sacrificios y de la acción militante La lucha es mi vida, y continuaré luchando hasta el último de mis días"

¡Qué hemosas palabras las suyas! ¡Qué magnifica lección de testimonio personal nos ha dado pagando con veintisiete años de prisión la fidelidad y coherencia a un ideal de justicia y libertad! Y quien le esta rindiendo este homenaje lo hace con la sinceridad y la comprensión de alguien que también ha tenido que pagar con prisión, aunque durante mucho menos tiempo, como ha sido mi caso, su compromiso con los ideales humanitarios proclamados en el preámbulo de la Constitución de la OIT.

Señor Nelson Mandela: En nombre de esta augusta asamblea, le agradezco infinitamente el honor de su visita, y no le digo "adió", sino "hasta muy pronto", hasta cuando en su país no haya más negros o blancos, sino hombres iguales hermanados en la libertad.