Esta historia fue escrita por la Sala de Noticias de la OIT. Para ver las declaraciones y discursos oficiales de la OIT, por favor visite nuestra sección "Declaraciones y Discursos".

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Una normalidad mejor debe ser sinónimo de solución del acoso y de la violencia en el lugar de trabajo

Hay indicios de que la violencia y el acoso relacionados con el trabajo han aumentado durante la crisis de la COVID-19. Un nuevo informe de la OIT examina cómo pueden abordarse las causas y las manifestaciones, un aspecto esencial para forjar una “nueva normalidad”.

Opinión | 24 de julio de 2020
Manal Azzi, Especialista Superior en Seguridad y Salud en el Trabajo
La violencia y el acoso son un problema persistente y pernicioso en el mundo del trabajo; trasciende las fronteras nacionales, la situación socioeconómica, los sectores ocupacionales y las modalidades laborales. Puede plantearse entre compañeros de trabajo, directivos y subordinados, o entre trabajadores y clientes o miembros del público, y amenaza la seguridad y salud de las víctimas.

La violencia y el acoso adoptan formas diferentes y cambiantes, y no se limitan al ámbito físico o sexual. El acoso psicológico, en particular, puede ser insidioso y abusivo en las formas más sutiles, y su costo emocional puede incluso inducir al suicidio.

Los perjuicios para el bienestar de los trabajadores también repercuten en las empresas, pues el temor, la enfermedad y las lesiones determinan más ausentismo y más rotación del personal. Estos factores conllevan un costo importante para las empresas, y pueden también dañar la productividad y el rendimiento.

En la actual crisis de salud pública se percibe un aumento de la violencia y el acoso. Las restricciones sin precedentes impuestas durante la pandemia han agravado los niveles de estrés. Así, ha habido casos de violencia y acoso entre trabajadores/as de servicios esenciales, miembros del personal de salud y otras personas cuyo trabajo se sitúa en la primera línea de la pandemia.

© Nenad Stojkovic
Se ha conocido el caso de médicos de Wuhan (China) que han sido agredidos y amenazados en hospitales saturados de pacientes. Ante la escasez de suministros, también hubo casos de violencia y acoso a trabajadores esenciales de tiendas de alimentos. Cabe citar otro caso reciente: un guardia de seguridad de un comercio de los Estados Unidos que fue asesinado al intentar hacer respetar la norma de utilizar mascarilla en el lugar.

Esta época ofrece la ocasión única de reconocer y solucionar las causas y manifestaciones de la violencia y el acoso relacionados con el trabajo. A ello precisamente se refiere el nuevo informe de la OIT, Entornos de trabajo seguros y saludables, libres de violencia y acoso, en el que se examinan el alcance de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo y los marcos vigentes en materia de seguridad y salud en el trabajo (SST), las iniciativas en marcha y las esferas de actuación para prevenir y eliminar los riesgos laborales psicosociales, entre otras cosas, los sistemas de gestión y formación en la esfera de la SST.

El año pasado, en la Conferencia Internacional del Trabajo del Centenario, los 187 Estados Miembros de la OIT adoptaron dos instrumentos pioneros: el Convenio sobre la violencia y el acoso (núm. 190) y la Recomendación (núm. 206) complementaria. Al hacerlo, definieron el compromiso mundial de erradicar esta lacra.

Ahora bien, un compromiso general de este tipo debe complementarse con la acción a nivel de las bases. Es preciso erradicar o enmendar los sistemas y las culturas que cronifican el acoso o consienten su continuación, y ocuparse debidamente de quienes lo hacen. Tras la COVID, todos deseamos construir “una normalidad mejor”, y esa ecuación debe contemplar la erradicación de la violencia y el acoso de los lugares de trabajo.

Por Manal Azzi, Especialista Superior en Seguridad y Salud en el Trabajo