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Una normalidad mejor debe ser sinónimo de solución del acoso y de la violencia en el lugar de trabajo
Hay indicios de que la violencia y el acoso relacionados con el trabajo han aumentado durante la crisis de la COVID-19. Un nuevo informe de la OIT examina cómo pueden abordarse las causas y las manifestaciones, un aspecto esencial para forjar una “nueva normalidad”.
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Manal Azzi, Especialista Superior en Seguridad y Salud en el Trabajo |
La violencia y el acoso adoptan formas diferentes y cambiantes, y no se limitan al ámbito físico o sexual. El acoso psicológico, en particular, puede ser insidioso y abusivo en las formas más sutiles, y su costo emocional puede incluso inducir al suicidio.
Los perjuicios para el bienestar de los trabajadores también repercuten en las empresas, pues el temor, la enfermedad y las lesiones determinan más ausentismo y más rotación del personal. Estos factores conllevan un costo importante para las empresas, y pueden también dañar la productividad y el rendimiento.
En la actual crisis de salud pública se percibe un aumento de la violencia y el acoso. Las restricciones sin precedentes impuestas durante la pandemia han agravado los niveles de estrés. Así, ha habido casos de violencia y acoso entre trabajadores/as de servicios esenciales, miembros del personal de salud y otras personas cuyo trabajo se sitúa en la primera línea de la pandemia.

Esta época ofrece la ocasión única de reconocer y solucionar las causas y manifestaciones de la violencia y el acoso relacionados con el trabajo. A ello precisamente se refiere el nuevo informe de la OIT, Entornos de trabajo seguros y saludables, libres de violencia y acoso, en el que se examinan el alcance de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo y los marcos vigentes en materia de seguridad y salud en el trabajo (SST), las iniciativas en marcha y las esferas de actuación para prevenir y eliminar los riesgos laborales psicosociales, entre otras cosas, los sistemas de gestión y formación en la esfera de la SST.
El año pasado, en la Conferencia Internacional del Trabajo del Centenario, los 187 Estados Miembros de la OIT adoptaron dos instrumentos pioneros: el Convenio sobre la violencia y el acoso (núm. 190) y la Recomendación (núm. 206) complementaria. Al hacerlo, definieron el compromiso mundial de erradicar esta lacra.
Ahora bien, un compromiso general de este tipo debe complementarse con la acción a nivel de las bases. Es preciso erradicar o enmendar los sistemas y las culturas que cronifican el acoso o consienten su continuación, y ocuparse debidamente de quienes lo hacen. Tras la COVID, todos deseamos construir “una normalidad mejor”, y esa ecuación debe contemplar la erradicación de la violencia y el acoso de los lugares de trabajo.
Por Manal Azzi, Especialista Superior en Seguridad y Salud en el Trabajo