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Mi experiencia tras concluir mis estudios universitarios sin haber adquirido las competencias adecuadas

Opinión | 11 de diciembre de 2019
Delila Kidanu, ThinkYoung
Al igual que muchas personas que obtuvieron su licenciatura antes que yo, justo después de terminar mis estudios universitarios me di cuenta de que no tenía tantas salidas profesionales como mis compañeros que habían cursado estudios de ciencias, tecnología, ingeniería o matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés).

Fue difícil para mí reconocer la importancia que reviste poseer las competencias que demandan las empresas.

No solo es necesario revisar las opciones académicas que se ofrece a los alumnos. En Kenia, país en el que vivo actualmente, la mayoría de las universidades aún no han adaptado sus planes de estudio para satisfacer la demanda, cada vez mayor, de competencias en tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Se prevé que dentro de tres años, la duración promedio de una titulación de primer grado, haya 17.000 nuevos licenciados en Kenia disponibles para trabajar en el sector de las TIC. No obstante, según se desprende de las estimaciones de un informe elaborado por Youth Impact Labs, las empresas necesitarán 95.000 profesionales de las TIC en 2022. Será necesario satisfacer esa demanda de algún modo.

El problema no solo atañe a Kenia o a África. A escala mundial, al menos el 79% de los directores ejecutivos internacionales manifiestan inquietud por no poder disponer de empleados que posean competencias clave. En el caso de los dirigentes empresariales de África, ese porcentaje se eleva al 87%.

© Decent Jobs for Youth
Yo tuve suerte. Encontré un buen trabajo que suscitó asimismo mi interés en temas relacionados con el empleo y el desarrollo de competencias. Después de comenzar a trabajar para ThinkYoung (organización sin ánimo de lucro que promueve la participación de los jóvenes en los procesos de toma de decisiones y proporciona a los responsables de las instancias decisorias estudios de calidad sobre cuestiones clave relacionadas con los jóvenes) no tardé demasiado tiempo en comprender que la repercusión económica de esa falta de competencias en las empresas es mayor que la de cualquier dato estadístico sobre beneficios o crecimiento. Las consecuencias para nuestro irremplazable capital humano son probablemente aún peores, puesto que la falta de competencias adecuadas es uno de los principales factores que contribuyen al desempleo de las personas que abandonan sus estudios, o de las recién licenciadas.

La subsanación de ese desajuste permitiría lograr enormes beneficios.

El mundo ha de hacer frente a un gran reto en materia de empleo juvenil; se prevé que a lo largo de los próximos dos decenios se incorporen cada año a la fuerza de trabajo de África de 15 a 20 millones de jóvenes. Por otro lado, los avances tecnológicos brindan la oportunidad de fomentar la demanda laboral en la economía digital en dicho continente, y ayudan a afrontar el reto relativo al empleo juvenil. A tal efecto, es necesario crear una reserva sostenible de talento que abarque competencias adecuadas para el futuro, y colaborar con los gobiernos y las organizaciones de empleadores y de trabajadores con el fin de establecer un entorno propicio para la creación de empleo juvenil.

Hay muchas maneras de colmar las lagunas existentes, en particular, mediante el autoaprendizaje y el establecimiento de centros tecnológicos, cursos en línea y talleres. En 2017, la OIT comenzó a colaborar con la Unión Internacional de Telecomunicaciones para poner en marcha la campaña Digital Skills for Jobs en el marco de la Iniciativa mundial sobre empleo decente para los jóvenes, a fin de desarrollar las competencias de cinco millones de jóvenes en el plano digital para 2030. Ello incluye la incorporación de dichas competencias a los planes de estudio académicos, el establecimiento de sistemas de formación exhaustivos en el puesto de trabajo y la promoción de la contratación juvenil, tanto en el sector público como en el privado, para puestos de trabajo relacionados con las tecnologías digitales. En la citada iniciativa se hace hincapié asimismo en el fomento de la iniciativa empresarial juvenil en el ámbito digital.

La buena noticia es que no todo está perdido para las personas que no poseen una licenciatura STEM, como es mi caso. Existen programas de reorientación profesional y de desarrollo de competencias. Entre los recursos útiles a tal efecto cabe destacar la Plataforma de conocimientos sobre trabajo decente para la juventud, en la que se proporcionan casos prácticos de diversas partes asociadas para facilitar el aprendizaje con respecto a la formulación, aplicación, supervisión y evaluación de políticas y programas de empleo juveniles, en particular en materia de competencias y empleo en el ámbito digital.

Si bien no poseo una licenciatura STEM, actualmente abogo por que se promueva este tipo de enseñanza y formación, en particular para los niños de edad escolar. Habida cuenta de que nunca se es demasiado joven ni demasiado mayor para aprender cosas nuevas.