Esta historia fue escrita por la Sala de Noticias de la OIT. Para ver las declaraciones y discursos oficiales de la OIT, por favor visite nuestra sección "Declaraciones y Discursos".

Trabajo forzoso en África: entre la pobreza y la tradición

La OIT estima que el número de víctimas del trabajo forzoso en el África subsahariana asciende a 660.000. En esta región, la cifra refleja la pertinaz supervivencia de formas tradicionales de servidumbre, pero también está relacionada con la extrema pobreza, una elevada incidencia del trabajo infantil y un contexto de violencia política grave. Allí donde han estallado conflictos armados y tensiones étnicas, las naciones se han enfrentado al reclutamiento forzoso de niños soldado, secuestros y esclavización de grupos completos de su población. OIT en línea ofrece una visión del trabajo forzoso en África.

Artículo | 13 de mayo de 2005

KITGUM, Uganda - "Se nos encargó que matáramos a los que hubieran desobedecido instrucciones. Acabar con ellos con pangas, cortándoles en pedazos", relata Denis Oweka, un niño de 13 años. Fue secuestrado a los 7 años. Ha matado a cuatro de sus antiguos compañeros de colegio. Ahora acude a la escuela de primaria de Pandwong, a las afueras de Kitgum, Uganda.

Nos relata la historia de tres niños secuestrados por rebeldes que llevan operando ya 19 años al norte de Uganda. Los tres fueron transformados en niños soldados a los diez años de edad, y se les obligó a acabar con la vida de varias personas para procurar su propia supervivencia en el monte.

De los tres, dos eran niñas entregadas para ser "esposas" de comandantes rebeldes a la edad de once años, tras la culminación de su formación militar y su empleo en campaña. Una de ellas ya es madre. La otra no concibió, y ahora ha regresado a la escuela. Los tres acabaron escapando de su cautiverio tras una emboscada de las tropas del gobierno efectuada en pleno monte.

"Los secuestros en Kitgum eran generalizados. La noche del 15 de marzo de 2000 dormíamos en nuestra casa. Llegaron los rebeldes y nos ordenaron abrir la puerta. Nos negamos. Nos amenazaron con incendiar nuestro hogar. Así que abrimos y secuestraron a dos de nuestros hijos, y no pudimos hacer nada para impedirlo", explica Ochan John Odokonyero, Vicedirector de la Escuela de Enseñanza Primaria de Pandwong a la que acude Denis Oweka.

La historia de estos niños pone de relieve el vínculo entre el trabajo infantil y el trabajo forzoso en situaciones de guerra. Se estima que unos 20.000 niños como Denis han sido secuestrados por el Lord's Resistance Army (LRA) insurgente al norte de Uganda. Se ha informado de que el número de niños que intervienen en conflictos bélicos en el conjunto de África alcanzó un nivel máximo hace varios años, situándose en torno a los 120.000 ( Nota 2).

Sudán, que constituye otro caso de conflicto civil, ilustra otra forma de vinculación entre el trabajo forzoso y la discriminación basada en el origen étnico. Las tensiones entre las poblaciones de las regiones septentrionales y meridionales del país dieron lugar a la captura de prisioneros procedentes del sur, a los que se redujo a condiciones de esclavitud hasta que fueran liberados mediante el pago de un rescate. En mayo de 2004, el Gobierno de Sudán suscribió con los grupos rebeldes protocolos de paz, entre los que figuraba uno relativo al reparto de poder que contenía disposiciones sobre la abolición de la esclavitud. Sin embargo, seguían denunciándose casos de secuestros y esclavitud a finales de 2004.

Se ha informado asimismo de casos de trabajo forzoso, incluido el realizado por niños, en situaciones posteriores a conflictos; por ejemplo, en Guinea, Liberia y Sierra Leona, particularmente en asociación con la minería de diamantes y oro.

El peso del pasado

Las personas caen en situaciones de trabajo forzoso en África de muy diversos modos. Las víctimas de esta forma de abuso proceden a menudo de minorías étnicas o religiosas concretas, pero su práctica puede ser impuesta asimismo por autoridades locales, incluidos los jefes tradicionales.

"El legado del comercio de esclavos en África puede convertir el reconocimiento del trabajo forzoso contemporáneo en una tarea especialmente difícil para aquéllos que ocupan puestos de poder, así como para la población en general. El vínculo entre la esclavitud 'tradicional' y el posible trabajo forzoso actual representa sin lugar a duda una cuestión 'sensible' en África", señala Roger Plant, autor del informe global sobre el trabajo forzoso.

Principalmente en los países sahelianos de África occidental, incluidos Benin, Burkina Faso, Camerún, Chad, Guinea, Malí, Mauritania y Níger, se ha manifestado cierta inquietud respecto a la presunta continuidad de prácticas cercanas a la esclavitud y de discriminación contra descendientes de esclavos.

El Gobierno de Níger ha reconocido la existencia del problema, ha comenzado a abordarlo y ha adoptado recientemente nuevas leyes para proscribir la esclavitud en el país, aplicando penas elevadas a todo aquél que haya sido condenado por retener esclavos. La labor de la OIT en Níger dio lugar a la asunción de un compromiso público histórico por parte de la Asociación de Jefes Tradicionales de Níger con la lucha contra el trabajo forzoso y la esclavitud.

El tráfico hacia Europa de mujeres y niñas africanas para ejercer la prostitución y la pornografía ha impulsado a las autoridades a emprender acciones al respecto. Varios países africanos han iniciado un proceso de promulgación de leyes encaminadas a castigar a los infractores y proteger a las víctimas. Los programas y las políticas suelen centrarse casi exclusivamente en el tráfico para la explotación sexual, aunque la parte fundamental del trabajo forzoso (80 per ciento) en el África subsahariana es el que imponen agentes privados con fines de explotación económica.

El beneficio anual total generado por el trabajo forzoso vinculado al tráfico de personas en África asciende a 159 millones de dólares de Estados Unidos. Existen amplios informes sobre los casos de niños en Côte d'Ivoire obligados a trabajar en plantaciones. Esta forma de abuso afecta en particular a ciertos grupos étnicos del país, así como a los menores procedentes de Malí y Burkina Faso. Se ha estimado que entre 10.000 y 15.000 niños de Malí trabajan en las plantaciones de Côte d'Ivoire. Se ha informado de la comisión de prácticas similares en Benin y Togo.

Un quinto del total de trabajadores forzosos en África es víctima del tráfico de personas, pero esta proporción no incluye a los africanos con los que se trafica para trabajar fuera del continente. Las mujeres nigerianas trasladadas a Italia para ejercer la prostitución y el servicio doméstico declaran que, a su llegada a dicho país, se les asegura que deben de 50.000 a 60.000 euros por el desplazamiento, y se les somete a actos de violencia física y psicológica si dejan de cumplir lo que se les ordena hasta que reembolsan su deuda en su totalidad. Se emplean rituales para someter a las mujeres y hacerlas creer que sus parientes morirán si dejan de atender su deuda.

Sobre la base de la iniciativa de ECOWAS para eliminar el tráfico de personas en África occidental, la OIT se ha asociado a gobiernos, trabajadores, empleadores y ONG en Nigeria y Ghana para formular y ejecutar planes nacionales de acción contra el tráfico de seres humanos. Se moviliza a las comunidades locales para que impidan el reclutamiento fraudulento, informen a sus miembros de las precauciones que deben adoptarse al emigrar y faciliten la reinserción económica y social de los que regresan.

En Benin, Burkina Faso, Camerún, Côte d'Ivoire, Gabón, Ghana, Malí, Nigeria y Togo se aplica un planteamiento integrado para erradicar el tráfico de niños. El programa combina las campañas de sensibilización de grupos en situación de riesgo, los proyectos de protección de ámbito comunitario, el refuerzo de capacidades en materia de ejecución de la legislación, la creación de redes entre interlocutores sociales, los programas de rehabilitación y reintegración de amplio alcance y la provisión de alternativas dirigidas a los niños en peligro y a sus padres.


Nota 1

Nota 2 - OIT, Wounded childhood: The use of children in armed conflict in Central Africa, Washington D.C., 2003.