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EL DIRECTOR GENERAL DE LA OIT PROPUGNA UN DOBLE COMPROMISO: RESPETO DE LAS NORMAS DEL TRABAJO Y LIBERALIZACION DEL COMERCIO

El Director General de la Oficina Internacional del Trabajo instó hoy a los Miembros de la OIT y de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a que se comprometan a promover en forma activa y simultánea tanto la liberalización del comercio como el progreso social.

Comunicado de prensa | 6 de marzo de 1996

GINEBRA (Noticias de la OIT) - El Director General de la Oficina Internacional del Trabajo instó hoy a los Miembros de la OIT y de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a que se comprometan a promover en forma activa y simultánea tanto la liberalización del comercio como el progreso social.

En una alocución pronunciada ante la Conferencia de Wilton Park, celebrada en Steyning, West Sussex (Reino Unido), Michel Hansenne expresó su convicción de que era posible plasmar en forma tangible las facetas sociales del comercio internacional. Al respecto, dijo que rechazaba la tenaz insistencia con que, por una parte, se pretendía imponer la aplicación de sanciones comerciales y la obstinación de quienes, por la otra, se oponían al establecimiento de vínculos entre el comercio y las normas laborales. Sugirió que, en vez de adoptar legislaciones coactivas, más valía dar prioridad nuevamente a los objetivos de las normas fundamentales del trabajo, fomentar el progreso social y concebir formas ingeniosas que permitiesen lograr tales objetivos.

Hansenne dijo que los Estados Miembros de la OIT y de la OMC no sólo deben abstenerse de mantener artificialmente el bajo nivel de las condiciones sociales con el fin de sacar provecho de sus ventajas comparativas en el marco de la competencia internacional, sino que deben actuar positivamente y empeñarse de buena fe en distribuir equitativamente los frutos de la liberalización del comercio.

A juicio del Director General de la OIT, tal conducta es inherente a la calidad de Estado Miembro de la OIT. Los países que son a la vez Miembros de la OIT y de la OMC han de tener presente en una de estas organizaciones los compromisos que han suscrito voluntariamente en la otra.

Hansenne dijo que no preveía que en el futuro inmediato fueran a establecerse vínculos formales entre la OIT y la OMC, y que no pensaba que se pudiera incluir rápidamente o con facilidad una cláusula social en la próxima ronda de negociaciones multilaterales sobre el comercio. No obstante, advirtió que los oponentes de la cláusula social no deberían dar por sentado que el tema fuese a desaparecer del debate, pues eso no ocurrirá.

Al tiempo que celebró los beneficios potenciales del libre comercio en e marco de las condiciones definidas por la Ronda Uruguay, Hansenne hizo notar que los trabajadores que temen que la apertura de los mercados amenace sus puestos de trabajo reaccionarán con desconfianza extrema ante una competencia que les parece injusta, en la medida en que se basa en la explotación de otros trabajadores.

También sostuvo que los consumidores, desde ya preocupados por la protección del medio ambiente, se mostrarán cada vez más reacios a comprar mercancías que se produzcan con trabajo forzoso o trabajo infantil.

Dijo que si no se logra concertar acuerdos internacionales en torno a un número reducido de preceptos, algunos miembros de la comunidad internacional establecerán sus propias "reglas del juego". En tal caso será difícil evitar la aplicación unilateral de sanciones comerciales por algunas potencias o bloques económicos, la aparición de restricciones a la ayuda para el desarrollo o a las corrientes de financiación, o los boicoteos organizados por los consumidores. No hay que descartar la posibilidad de que surjan nuevas formas de proteccionismo, añadió.

Hansenne reconoció que el grado de protección social que pueden brindar los Estados Miembros depende de sus respectivos niveles de desarrollo económico y de organización de sus sistemas de producción. Ello no obstante, afirmó que los Miembros de la OIT no pueden ignorar el compromiso general que han adquirido de aplicar adecuadamente las reglas del juego en materia de progreso social, promoviendo objetivos de carácter social acordes con los medios económicos de que dispongan. Agregó que este compromiso rige también para los Estados en su calidad de Miembros de la OMC.

Según el Director General de la OIT, el debate sobre el comercio y las normas del trabajo se ha caracterizado hasta ahora por la confirmación vigorosa de las convicciones de cada uno, y se ha reducido a alegatos contra la competencia desleal o el dumping social, por una parte, y contra el proteccionismo exagerado, por la otra. El señor Hansenne reconoció que el Grupo de Trabajo sobre las Dimensiones Sociales de la Liberalización del Comercio Internacional, constituido en 1994, ha sido incapaz de llegar a una opinión consensual sobre la conveniencia de incluir una "cláusula social" en los acuerdos comerciales. Empero, observó que las deliberaciones del Grupo de Trabajo han servido para clarificar y definir los términos del debate.

Los partidarios de la cláusula social no están preconizando salarios mínimos a nivel mundial, condiciones de trabajo uniformes o ninguna otra medida de tal alcance, explicó Hansenne. Agregó que toda cláusula social que se proponga debería tener por ámbito los mismos derechos básicos que promueven los convenios fundamentales de la OIT: la prohibición del trabajo forzoso y del trabajo infantil, la libertad sindical y el derecho de sindicación y de negociación colectiva, la igualdad de remuneraciones entre hombres y mujeres por un trabajo de valor igual y la no discriminación en el empleo.

Asimismo, Michel Hansenne recordó que la Cumbre Social sobre Desarrollo Social, celebrada en Copenhague, en 1995, invitó a todos los gobiernos a que protegiesen estos derechos y promoviesen su observancia. A su juicio, el que los jefes de Estado y de Gobierno de prácticamente todos los países hayan reconocido tales derechos es sumamente importante, por cuanto al hacerlo delimitaron el concepto de "derechos fundamentales" y afirmaron su validez universal.

Los adversarios de la cláusula social - cualquiera sea ésta - han declarado repetidamente que reconocen estos derechos básicos y han confirmado su compromiso de mejorar las condiciones sociales en armonía con el desarrollo económico.

Ambas partes en la polémica reconocen que los países en desarrollo tienen el derecho de buscar el crecimiento económico recurriendo a sus ventajas comparativas legítimas. Hansenne declaró que, si bien todavía no se han moderado los temores y las reticencias, personalmente abriga un gran optimismo en cuanto a la posibilidad de ponerse de acuerdo sobre algunas reglas comunes, aunque éstas tengan muy poco que ver con el tipo de cláusula social propuesta originalmente.

Como una manera de garantizar que el progreso económico originado por la liberalización del comercio se acompañe de un progreso social, Hansenne preconizó la observancia de algunas reglas fundamentales válidas para todos los países, independientemente de su nivel de desarrollo, las que en realidad constituyen requisitos previos del desarrollo social.

En efecto, la prohibición del trabajo forzoso, el reconocimiento de la libertad sindical, el derecho de tomar parte en negociaciones colectivas y la protección contra la discriminación no son sino las condiciones que deben cumplirse para que el mercado de trabajo funcione en forma óptima, recalcó.

Hansenne sostuvo que estos derechos pueden considerarse como la prolongación lógica en el mercado de trabajo de los principios que sustentan la liberalización de los mercados de productos y servicios.

El Director General de la OIT puso de relieve que la erradicación del trabajo infantil es objeto hoy de una máxima atención, pero que, por otra parte, constituye el problema más difícil de resolver. Obrar por el logro de este objetivo depende a la vez de la voluntad política y del desarrollo económico y social. Todos quienes insisten, con justa razón, en que la erradicación de esta forma de trabajo es una de las "reglas del juego" que hay que respetar, tienen la responsabilidad de brindar su apoyo concreto a los países que están empeñados seriamente en encontrar soluciones a dicho problema.