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La OIT a favor de estudiar la eliminación y prohibición de las peores formas de trabajo infantil

GINEBRA (Noticias de la OIT) - Se espera que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) adopte, en su Conferencia anual que se reunirá en junio en esta ciudad, un nuevo Convenio internacional para prohibir y eliminar inmediatamente las peores formas de trabajo infantil que aún afligen a millones de niños y que, en los capítulos de la explotación sexual y el tráfico de niños, parecen agravarse a escala mundial.

Comunicado de prensa | 25 de mayo de 1999

GINEBRA (Noticias de la OIT) - Se espera que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) adopte, en su Conferencia anual que se reunirá en junio en esta ciudad, un nuevo Convenio internacional para prohibir y eliminar inmediatamente las peores formas de trabajo infantil que aún afligen a millones de niños y que, en los capítulos de la explotación sexual y el tráfico de niños, parecen agravarse a escala mundial.

"La pesadilla de unos niños y niñas trabajando en minas, vendidos para la prostitución o la pornografía, esclavizados y objeto de tráfico como ganado o expuestos a trabajos peligrosos ha llevado el problema del trabajo infantil al primer plano de la agenda internacional", ha declarado Juan Somavia, Director General de la OIT. "Poner fin a este oscuro capítulo de la historia se ha convertido en una de las cuestiones más importantes de nuestros días."

En la 87ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, que se celebrará del 1 al 17 de junio, representantes de los gobiernos, los trabajadores y los empleadores de 174 Estados Miembros de la OIT culminarán un esfuerzo mundial, prolongado durante varios años, para lograr un consenso internacional en la elaboración de un nuevo Convenio y una nueva Recomendación relativos a prácticas tales como la esclavitud infantil, el trabajo forzoso, el tráfico, la servidumbre por deudas, la condición de siervo y la explotación de los niños para la prostitución, la pornografía y los trabajos peligrosos.

Las nuevas normas propuestas fueron debatidas inicialmente en la reunión de la Conferencia de 1998 y se aplican a todos los niños menores de 18 años. Conforme a las estimaciones de la OIT, sólo en los países en desarrollo trabajan hoy unos 250 millones de niños de edades comprendidas entre los 5 y los 14 años. De ellos, aproximadamente la mitad, unos 120 millones, trabajan a jornada completa, mientras que los restantes compaginan trabajo y escolaridad. 1 En algunos casos, hasta un 68% de esos niños están ocupados en trabajos peligrosos.

Los estudios de la OIT indican que en todo el mundo hay de 50 a 60 millones de niños de edades comprendidas entre los 5 y los 11 años trabajando en circunstancias que merecen el calificativo de peligrosas dadas su edad y su vulnerabilidad.

Las peores formas de trabajo infantil

Se incluyen como peores formas de trabajo infantil:

  • Todas las formas de esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud, tales como la venta y el tráfico de niños, el trabajo forzoso u obligatorio, la servidumbre por deudas y la condición de siervo.
  • La utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la prostitución, la producción de pornografía o las actuaciones pornográficas.
  • La utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes.
  • Todo trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, pueda suponer una amenaza para la salud, la seguridad o la moralidad de los niños.

"La capacidad de erradicar las peores formas de trabajo infantil es un test moral para todas las sociedades", afirma Somavia.

La explotación de los niños en el comercio sexual es una de las formas más brutales de la explotación infantil, y parece que está empeorando. Sus víctimas sufren extrema violencia física, psíquica, social y emocional, están expuestas a enfermedades de transmisión sexual tales como el VIH/SIDA y otras, y a menudo son inducidas al consumo de drogas. El comercio sexual busca hoy niños más y más jóvenes, en la creencia de que es más probable que estén"libres del SIDA", al tiempo que cada vez son más florecientes el turismo sexual y la pornografía con niñas y niños pequeños, especialmente en Internet.

Otro capítulo en que parece agravarse la situación es el de la venta y el tráfico de niños más allá de las fronteras nacionales, a cargo de redes organizadas. Trafican éstas con niños para la prostitución y para ocuparlos en trabajos peligrosos en el sector de la construcción, pequeños talleres, fábricas y el servicio doméstico. En muchos casos, los niños que se encuentran en tales situaciones se ven confinados en el lugar de trabajo y son tratados como esclavos.

"Cuanto más declinan las economías, más son los niños enviados a trabajar, objeto de tráfico o sometidos a otras clases de abusos", observa el Director General de la OIT. "A menudo esto afecta a niños de hasta sólo cinco años de edad, que sufren en mayor grado los abusos por su juventud, su inexperiencia y su vulnerabilidad."

Los trabajadores más jóvenes y las ocupaciones peligrosas

Basándose en los estudios de la OIT, puede afirmarse que en los países en vías de desarrollo una cuarta parte de los niños de entre 5 y 14 años de edad son económicamente activos. Los más vulnerables, sin embargo, son los que se incluyen en el grupo de edad de 5-11 años.

Entre estos jovencísimos trabajadores, los citados estudios han determinado que, cuanto más pequeños, más vulnerables son a los riesgos del puesto de trabajo y a la explotación económica. Cálculos recientes indican que el número de niños de edades comprendidas entre 5-11 años que desempeñan actividades económicas asciende a 50-60 millones.

Si se incluyeran los niños que trabajan a jornada completa o casi completa en actividades domésticas en el propio hogar de sus padres, el número total sería mucho más elevado. De estos pequeños trabajadores, la cifra de niñas supera a la de los niños, en una proporción cercana al 3 a 2.

En razón de su mayor vulnerabilidad física, la probabilidad de que estos pequeños sufran diversas lesiones y enfermedades relacionadas con el trabajo es mayor que en el caso de los adultos. Más aún, porque aún no tienen suficiente madurez mental, son menos conscientes que éstos - y a menudo no lo son en absoluto - de los posibles riesgos que implican las tareas concretas que desempeñan en el propio lugar de trabajo.

Otros estudios de ámbito nacional confirman que muchos de estos niños más jóvenes sufren lesiones en el trabajo o enferman por el tipo de tareas que realizan. Estas lesiones van desde heridas punzantes a fracturas, pérdida de miembros, quemaduras, enfermedades de la piel, pasando por deterioro de la vista o el oído, enfermedades respiratorias y gastrointestinales, fiebre y dolores de cabeza por el excesivo calor reinante en los campos o fábricas.

Aunque la proporción de niños empleados en la minería, la construcción o el transporte es muy pequeña, estos tres sectores, y en especial los de la minería y la construcción, son con mucho los más peligrosos para los niños trabajadores (por ejemplo, 16 por ciento en minería, 26 por ciento en construcción y 18 por ciento en transporte).

Muchos niños pequeños tienen largas jornadas de trabajo, en algúnos casos de seis y hasta siete días cada semana, en especial en las zonas rurales. Algunos estudios de ámbito nacional indican que más de un tercio de los niños trabajan más de 56 horas semanales y uno de cada diez dedica al trabajo 56 horas o más. En muchos casos, las niñas tienen horarios de trabajo más prolongados que los de los niños, en particular las ocupadas en tareas de servicio doméstico, retribuidas o no retribuidas.

Necesidad de nuevas normas

El Convenio de la OIT sobre la edad mínima, 1973 (núm. 138) es la norma básica internacional acerca del trabajo infantil y se mantendrá como el fundamento de la acción nacional e internacional para conseguir a abolición completa del trabajo de los niños. Durante los dos últimos años las ratificaciones de este Convenio han aumentado significativamente. Hoy son 72 los Estados que lo han ratificado.

Este Convenio núm. 138 apunta ya a la total abolición del trabajo infantil. Aun reconociendo que esta meta tardará años en conseguirse, ha ido emergiendo un consenso internacional cada vez más amplio acerca de que debería acabarse de inmediato con las peores formas de trabajo infantil. Las nuevas normas señalarán zonas de acción prioritaria, identificarán las peores formas de trabajo infantil, garantizarán una acción inmediata con independencia del nivel de desarrollo, proporcionarán una especial protección a los niños y niñas más jóvenes, e instarán a la cooperación y la acción globales.

Hay varias cuestiones pendientes de estudio durante el segundo debate del Convenio y Recomendación. Figuran entre ellas temas como el de si en la definición de las peores formas de trabajo infantil ha de incluirse o no una mención explícita de los niños en el combate armado o en la actividad militar; de si un trabajo que impida a los niños el acceso a la educación debería considerarse sin más entre esas peores formas de trabajo infantil; la definición de trabajo peligroso; y el papel que ha de atribuirse en el Convenio a las ONG y otros grupos que actúan este campo. 2

El trabajo infantil en el mundo

Si bien es cierto que la mayor parte del trabajo infantil se encuentra en los países en desarrollo, los países industrializados no están completamente libres de esta lacra. En Europa Central y Oriental, por ejemplo, el trabajo de los niños ha reaparecido al socaire de la dislocación social y económica producida por la transición a una economía de mercado. E incluso en los países de la Unión Europea y norteamericanos encontramos pruebas de que el fenómeno no ha desaparecido del todo.

En términos absolutos, Asia, como continente más poblado del mundo, es el que tiene más niños trabajadores. De la cifra total, el 61 por ciento están en Asia, el 32 por ciento en África y el 7 por ciento en América Latina. En términos relativos, con todo, África encabeza la proporción de niños que trabajan, estimada en un 41 por ciento del total de niños de edades comprendidas entre los 5 y los 14 años, frente al 22 por ciento en Asia y el 17 por ciento en América Latina.

En el conjunto mundial, trabajan más niños que niñas, en una proporción de 3 a 2. Con casi un 37 por ciento, África es el continente donde mayor es la proporción de niñas que desempeñan una actividad económica.

Estos estudios, sin embargo, no tienen en cuenta el trabajo doméstico en el propio hogar o el cuidado de personas enfermas o discapacitadas en el seno de la familia. Hay más niñas que niños que realizan estos dos tipos de trabajo: muchas de ellas tienen entre 8 y 12 años de edad. Si se tuvieran en cuenta estos tipos de trabajo, se equipararían prácticamente las cifras para los dos sexos; algunas estimaciones indican, incluso, una proporción superior de niñas que de niños.

El trabajo doméstico puede ser tan peligroso para los niños como cualquier trabajo realizado fuera del hogar. Muchos niños que trabajan como empleados domésticos dedican a él hasta 15 horas diarias, frecuentemente sin retribución, deben acarrear cargas pesadas, o asumir la responsabilidad de cuidar de otros niños todavía menores. Pueden sufrir también abusos sexuales y emocionales. Y una vez que sus servicios dejan de ser necesarios, son despedidos y abandonados en la calle sin alimentos, ropa ni techo.

Las niñas se enfrentan a riesgos específicos y a menudo sobrellevan una triple carga: el trabajo en el hogar, las tareas escolares y una participación en la actividad económica. Es mayor para ellas la probabilidad de empezar a trabajar a una edad más temprana, de recibir un salario menor y de trabajar más horas que los niños. Corren mayor riesgo de ser explotadas y objeto de abusos, tanto físicos como sexuales, así como daños en su salud, su seguridad y su bienestar. A menudo se les niega el acceso a cualquier forma de escolaridad.

El IPEC y el trabajo peligroso

El Programa Internacional de la OIT para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) es el programa más amplio de cooperación técnica sobre el trabajo de los niños en el mundo; una alianza en la que participan 90 donantes y los países receptores de la ayuda. El IPEC orienta y apoya hoy en más de 60 países las iniciativas nacionales para eliminar el trabajo infantil, mediante el fortalecimiento de la capacidad nacional para abordar el problema y creando una corriente de opinión mundial para combatirlo.

Desde su inicio en 1992, el IPEC ha suscrito acuerdos con 36 países relativos a programas nacionales concretos. En la actualidad se están negociando o preparando con otros 29 países acuerdos sobre nuevos proyectos. Casi la mitad (el 47 por ciento) de los programas del IPEC en los últimos cinco años abarcaban a los niños ocupados en trabajos peligrosos, y un 10 por ciento a los niños sometidos a un trabajo forzoso. El IPEC ha desarrollado también programas centrados en algunas de las peores formas de trabajo infantil, incluyendo el tráfico de niños, la prostitución, los niños obligados a trabajar para resarcir deudas, así como en sectores tales como el del trabajo doméstico, minería, canteras, fábricas y producción de material pirotécnico.

El IPEC lucha hoy contra el tráfico de niños en ocho países asiáticos: Bangladesh, Camboya, China, Nepal, Pakistán, Sri Lanka, Tailandia y Viet Nam. En Nepal, por ejemplo, el IPEC colaboró con la UNICEF para apoyar al gobierno, a las ONG y a las organizaciones de trabajadores y de empleadores en la retirada y rehabilitación de los niños "kamaiya", hijos de trabajadores agrícolas con deudas, así como en la prevención y erradicación del trabajo infantil en la producción de alfombras, las alfarerías, las canteras de piedra, los hoteles y los restaurantes.

En Centroamérica, el IPEC ayudó a poner en marcha programas de acción directa para asistir a los niños dedicados a la prostitución en Costa Rica, al trabajo en las canteras de piedra de Guatemala y a la agricultura en la República Dominicana. Otro programa de acción para combatir el trabajo infantil en la industria minera peruana ha conseguido retirar de las minas de oro a niños que, desde los seis años, trabajaban en ellas sin protección contra accidentes o lesiones, y ha ayudado a escolarizarlos. En África el IPEC ha colaborado con los gobiernos para erradicar la explotación sexual de los niños en Etiopía, Kenya, República Unida de Tanzanía y Uganda. Actualmente, en países como Benin, Burkina Faso, Madagascar, Malí y Senegal, el IPEC trabaja con las autoridades locales para resolver el problema de los niños ocupados en condiciones peligrosas, como en canteras y minas, recogida de basuras, en situaciones de abusivo servicio doméstico y en algunos talleres.

"Mediante el IPEC disponemos de la herramientas necesarias para organizar programas eficaces, amplios y limitados en el tiempo, contra el trabajo de los niños en todo el mundo", concluyó el Director General de la OIT, Juan Somavia. "Pero debemos combatir ya las peores formas de trabajo infantil. La adopción de estas nuevas normas nos dará poder legal y moral para hacerlo."

Datos y cifras sobre el trabajo infantil en el mundo

Las estimaciones sobre la extensión de las peores formas de trabajo infantil varían mucho. Sin embargo, dentro de esa variación, encontramos datos generales que nos dan una idea de la magnitud del problema.

  • Según el Informe Especial de las Naciones Unidas sobre el Tráfico de Niños, la Prostitución Infantil y la Pornografía con Niños, se calcula que existen en Asia un millón de niños ocupados en el comercio del sexo, que a menudo trabajan en condiciones apenas diferentes de la esclavitud.
  • En algunos países se estima que el 30 por ciento de todas las prostitutas tienen menos de 18 años de edad.
  • Decenas de millones de personas viven sometidas a diversas formas de esclavitud o servidumbre por deudas, y muchas de ellas son niños.
  • En algunos países, cerca del 70 por ciento de los niños que trabajan lo hacen en tareas peligrosas.

Convenio propuesto

Los Estados que lo ratifiquen deben:

  • Aplicar el Convenio a los menores de 18 años.
  • Adoptar medidas para prohibir y eliminar inmediatamente las peores formas de trabajo infantil.
  • Establecer mecanismos de vigilancia.
  • Adoptar programas de acción.
  • Asegurar el cumplimiento efectivo, incluidas las sanciones penales y de otra índole.
  • Tomar medidas para la prevención, la retirada, la rehabilitación y la reinserción social.
  • Tener en cuenta la situación particular de las niñas.
  • Adoptar medidas para ayudarse recíprocamente a través de la cooperación o asistencia internacional.

1 Tomado de "La intolerable en el punto de mira: un nuevo Convenio internacional para eliminar las peores formas de trabajo infantil ", un folleto informativo preparado por la Oficina Internacional del Trabajo, 1999. ISBN 92-2-311669-4. Puede solicitarse al Departamento de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo de la OIT [Tel: (41-22) 799-6486, Fax: (41-22) 799-6349, E-mail: travail@ilo.org].

2 Una vez adoptado el Convenio y/o la Recomendación, los Estados Miembros, de acuerdo con la Constitución de la OIT, tienen la obligación de someterlos a las autoridades nacionales competentes dentro de un plazo de 12 a 18 meses a partir de la clausura de la reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, para que éstas los examinen a la luz de su legislación y práctica nacionales y determinen si lo ratifican o no en conformidad con el procedimiento nacional. De ordinario, un Convenio de la OIT entra en vigor 12 meses después del registro de su segunda ratificación. Posteriormente, el Convenio entra en vigor para cada Estado que lo ratifique 12 meses después de registrar su ratificación. Cuando un país ratifica un Convenio de la OIT, se compromete a aplicarlo de buena fe y a someterse a la supervisión de su aplicación por la OIT.