GINEBRA (Noticias de la OIT) - La Oficina Internacional del Trabajo instó hoy a los delegados asistentes al XIV Congreso Mundial sobre Seguridad y Salud en el Trabajo a redoblar esfuerzos para reducir la incidencia de los accidentes y las enfermedades profesionales -en aumento en muchos países-, e intensificar la cooperación internacional para hacer frente a los nuevos riesgos químicos y ambientales en el lugar de trabajo.

En una alocución pronunciada en Madrid con ocasión de la ceremonia de apertura del Congreso, el señor Ali Taqi, Subdirector General de la OIT, se refirió al considerable incremento de los accidentes ligados al trabajo: se estima que cada año ocurren 125 millones de accidentes laborales en el mundo, de los cuales 220.000 tienen consecuencias fatales. A este respecto recordó que, independientemente de las dificultades económicas y de las tensiones generadas por la competividad a nivel mundial, la Constitución de la OIT obliga claramente a los 173 Estados Miembros de la Organización a proteger a los trabajadores contra la enfermedad y los accidentes en el marco de su ocupación:

"Tenemos que demostrar que, lejos de constituir un obstáculo al crecimiento económico y al empleo, la preservación de la seguridad, la salud y el medio ambiente de trabajo es un factor esencial para la buena gestión empresarial, la productividad y el control de la calidad", destacó.

Según cálculos de la OIT, la tasa mundial de accidentes de trabajo con resultado de muerte se sitúa en torno a 6 por cada 100.000 trabajadores, con la advertencia de que este promedio esconde una realidad mucho más dramática en algunas ramas de actividad, como la construcción, que registran tasas de mortalidad por accidentes profesionales 10 o incluso 20 veces superiores.

"Las estadísticas muestran que, en determinadas ocupaciones, la actividad laboral constituye un factor de riesgo mayor que todas las otras fuentes de peligrosidad, incluidas aquellas a las que la gente se expone voluntariamente, como fumar o circular en motocicleta", dijo el señor Taqi.

Aun cuando los índices de mortalidad y de morbilidad laborales son muy superiores en los países en desarrollo, ambos problemas son también considerables en los países desarrollados, y no hay región en el mundo que no sea afectada. Sólo en la Unión Europea, y a pesar de las mejoras logradas en los últimos años, cada año cerca de 8.000 personas pierden la vida en accidentes del trabajo, y unos 10 millones sufren accidentes y enfermedades relacionados con su actividad laboral.

En los países en desarrollo, los trabajadores más expuestos a riesgos de carácter profesional son los ocupados en la agricultura, las industrias primarias de extracción y la industria pesada. La deficiente calidad del equipo, el volumen excesivo de trabajo, e incluso la intoxicación por pesticidas o polvos orgánicos menoscaban gravemente la salud y la seguridad de los trabajadores. Además, la naturaleza misma de los riesgos profesionales evoluciona a medida que se utilizan nuevas sustancias químicas, lo que constituye una amenaza no sólo para los trabajadores sino incluso para comunidades enteras. Según la OIT, la proliferación de sustancias peligrosas pone de manifiesto la fundamental importancia que reviste la difusión de informaciones sobre los productos químicos durante todo el ciclo activo de los mismos.

Al XIV Congreso Mundial sobre Seguridad y Salud en el Trabajo (22-26 de abril de 1996), que se celebra en Madrid, España, asisten cerca de 2.200 participantes procedentes de 105 países, representativos de todos los niveles de desarrollo económico.

El Congreso ha sido organizado por la Oficina Internacional del Trabajo y la Asociación Internacional de la Seguridad Social (AISS) en colaboración con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de España, por intermedio del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo.

El Congreso analizará, entre otras, las siguientes materias: consecuencias de la mundialización de las relaciones económicas para la seguridad y la salud en el trabajo; medidas de cooperación en todos los niveles; control de riesgos en las pequeñas y medianas empresas; prevención de los riesgos químicos; nuevos métodos de seguridad en el funcionamiento de maquinaria; nuevas tendencias en materia de capacitación profesional; y seguridad en la construcción, la agricultura y el sector de la salud.

La OIT se mantiene en la vanguardia de la acción internacional destinada a mejorar la salud y la seguridad en el trabajo. Hace algunos meses, emprendió una importante campaña de fomento de la ratificación de los convenios de la OIT que tratan de los derechos fundamentales de los trabajadores. Por otra parte, se han adoptado nuevos instrumentos de gran oportunidad, como, por ejemplo, los convenios sobre seguridad y salud en las minas (1995, núm. 176), sobre los productos químicos (1990, núm. 170) y sobre la prevención de accidentes industriales mayores (1993, núm. 174).

La OIT, el PNUMA, la OMS, la ONUDI, la FAO y la OCDE están poniendo en práctica un programa interorganizaciones encaminado a asegurar una gestión racional de las sustancias químicas, en el marco del cual la OIT dirige la armonización de la clasificación y el etiquetado de los productos químicos. Además de mantener una extensa base de datos sobre seguridad química, la OIT publicará en breve una obra de consulta básica destinada a los expertos en seguridad y salud en el trabajo. También se publicará la cuarta edición, revisada, de la Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo, en cuatro volúmenes.