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Día Internacional de la Juventud

En el norte de Madagascar, los jóvenes desfavorecidos se alejan de la violencia de las pandillas gracias a la formación profesional

En el primero de una serie de artículos para conmemorar el Día Internacional de la Juventud el 12 de agosto, centramos la atención hacia un proyecto financiado por la OIT que ha estado apoyando los esfuerzos por frenar la violencia urbana y restaurar la paz en la ciudad costera de Diégo

Reportaje | 6 de agosto de 2018
DIÉGO-SUAREZ (OIT Noticias) – Situada en el norte de Madagascar, la ciudad Diégo-Suarez posee muchos atractivos turísticos gracias a su extraordinario paisaje, sus playas y edificios coloniales que le confieren un encanto especial. Pero hace algunos años, la ciudad tuvo que hacer frente a bandas organizadas conocidas como foroches, “los salvajes”, que crearon una situación de inseguridad y amenazaban con perjudicar la industria turística.

“El problema aquí no era el tráfico de drogas duras, como en algunos países occidentales, sino más bien rivalidades entre vecindarios, en general por las muchachas que salían con miembros de los grupos en la ciudad”, explicó el comisario de policía Roger Moratamby. La situación empeoró a causa del consumo de las hojas de khat, una planta cultivada localmente que tiene efectos eufóricos y reduce el hambre y la fatiga, pero crea adicción y es considerada una droga.

En pocos años, la situación se agravó mucho más, con atracos y apuñalamientos. “Las mujeres ya no se atrevían a ponerse joyas”, recuerda el propietario de una tienda en rue Colbert, la calle principal de la ciudad.

La situación empeoró tanto que las autoridades y la sociedad civil decidieron actuar. “Nos dimos cuenta que la respuesta a esta crisis no podía ser sólo el castigo pero que debía incluir un componente educativo”, dijo el comisario Moratamby. Gracias al apoyo de la OIT, se puso en práctica un proyecto para ofrecer formación a los jóvenes desempleados.

Desarticular las bandas organizadas

Vial Lucet, quien dirige un astillero local – la Société d’études, de construction et de réparations navales – también dirige la formación de los jóvenes. Es una tarea exigente: cuando llegan a la empresa, muchos de los jóvenes aún mantienen relaciones con sus bandas y, con frecuencia durante las revisiones diarias, se encuentran navajas en los bolsillos de sus pantalones. Se hace todo lo posible para romper el espíritu de pandilla. En las actividades deportivas nunca se enfrenta una banda contra otra, en cambio los equipos son formados por el instructor, obligando a los jóvenes a jugar con sus antiguos enemigos y contra miembros de su banda.

“Es una terapia mediante la transferencia de competencias”, explica Vial Lucet, a quien le apasiona lo que hace. “Impartimos tres meses de formación a 100 jóvenes entre 16 y 18 años en 2016, y a otros 100 en 2017”. Los participantes eligen entre siete actividades de formación: electromecánica, reparación de motores de combustión, hojalatería, infografía, carpintería, calderería y mampostería. El centro está muy bien equipado y cuenta con instructores expertos.

“Muchos de los jóvenes sueñan con adquirir competencias, pero sin apoyo no pueden hacer realidad su sueño, y entonces buscan refugio en la pandilla local”, señaló Vial Lucet. Los participantes reciben formación profesional, así como instrucción en educación cívica y ciudadanía, iniciativa empresarial, aptitudes para la vida, inglés, baile y deporte.

Un proyecto como el que la OIT ha estado apoyando en Diégo-Suarez ha permitido aportar una contribución significativa a las condiciones de seguridad al crear oportunidades de empleo, que en ese momento eran muy limitadas."

Christian Ntsay, ex Director de la oficina de la OIT en Madagascar, actualmente Primer Ministro del país.

Estas actividades son coordinadas por un comité directivo constituido por personalidades locales y miembros de la sociedad civil quienes colaboran estrechamente con la comisión técnica que implementa el proyecto. Los beneficiarios son seleccionados durante las campañas de sensibilización realizadas en cooperación con los líderes comunitarios.

“No existen los casos perdidos”

“Nosotros consideramos que no existe algo así como un caso perdido”, afirmó Vial Lucet, refiriéndose a un joven que participa en el proyecto a quien le habían encontrado una navaja algunos días antes. Es una tarea difícil en una ciudad donde hay sólo dos asistentes sociales que pueden proporcionar seguimiento psicológico. Lucet cuenta además con el apoyo de ex aprendices quienes se han convertido en “hermanos mayores” y son respetados por los nuevos.

El director de la cárcel local también participa en el proyecto. Él nos autorizó a entrevistar a unos 15 menores retenidos es una sección especial de la cárcel, quienes aceptaron hablar con nosotros. Aquí también, la pobreza está a la raíz del problema. Uno de los jóvenes detenidos admitió que había reincido porque pensaba que estaba mejor en la sección de menores de la prisión que en las calles. Otro detenido, Amadi de 17 años, nos dijo que se unió a Ligne rouge, una de las bandas de la ciudad, cuando tenía 14 años “para ser un gánster como todos los demás”. Él quisiera mantenerse alejado de la banda cuando saldrá de la prisión y reciba algún tipo de formación.

Las perspectivas para su compañero de cárcel, Ali de 17 años, un antiguo miembro de la pandilla Togo son mucho más sombrías, también reincidente, cumple una pena de 12 años. A nosotros nos dijo que cumplía condena por haber robado uniformes de policía, pero un agente penitenciario nos dijo que había sido imputado por intento de asesinato con una navaja.

A pesar de los recursos limitados, el proyecto de la OIT ha logrado avances impresionantes. “Hemos constatado un disminución significativa de la delincuencia”, señaló el comisario Moratamby, cuya estrategia combina la prevención con patrullajes regulares en los barrios sensibles tan pronto se hace de noche.

Ezidine Amady Moussa, asesor técnico para asuntos juveniles en la región Diana, también está satisfecho porque la calma ha regresado a la ciudad. “Esta mejoría puede estimular a los turistas a regresar a nuestra encantadora ciudad”.

Del “foroche” a constructor de barcos

En la bahía Diégo-Suarez, José Pouely es el retrato de la serenidad. Ex miembro de los foroches, tiene un historial de delitos menores. Con frecuencia, peleaba por las muchachas o simplemente para “derrotar al enemigo”. Sin embargo, un día participó en una actividad de sensibilización y comprendió que su vida podía mejorar. No había olvidado que su difunto padre construía y reparaba lakanas, los tradicionales barcos de pesca y, por ello decidió formarse en carpintería, y está aprendiendo las competencias necesarias para seguir los pasos de su padre.

José Pouely nos mostró con orgullo el barco que acababa de terminar de construir, una embarcación de cinco metros que ya fue comprada por dos millones de ariary. Su sueño se ha convertido en realidad y abandonó la pandilla. Aún necesita más herramientas para trabajar, pero está satisfecho con las competencias que ha adquirido y, ahora cuando se reúne con los antiguos miembros de su banda, no es para cometer un delito, sino para ir a pescar y ganar un poco de dinero extra.

“La violencia urbana que afectó Diégo-Suarez refleja el malestar que sienten los jóvenes desesperanzados”, explicó Christian Ntsay, ex Director de la oficina de la OIT en Madagascar, actualmente Primer Ministro del país.

“La reducción de la pobreza sigue siendo una prioridad para Madagascar. Consideremos estos estos dos datos: 92 por ciento de la población del país vive en la pobreza, y uno de cada dos jóvenes está desempleado. Un proyecto como el que la OIT ha estado apoyando en Diégo-Suarez ha permitido aportar una contribución significativa a las condiciones de seguridad al crear oportunidades de empleo, que en ese momento eran muy limitadas, para los jóvenes menos favorecidos”, agregó.

“Crear oportunidades de empleo para los jóvenes en situación de desventaja a través de la formación y la adquisición de nuevas competencias es una forma eficiente de luchar contra la pobreza. Cuando celebramos el Día Internacional de la Juventud, este ejemplo nos muestra de qué manera los proyectos innovadores que involucran a todas las partes interesadas pueden contribuir a generar empleos y aportar competencias para los jóvenes desfavorecidos”, concluyó Sangheon Lee, Director del Departamento de Política de Empleo de la OIT en Ginebra.