Trabajadoras Domésticas Indonesias
Cada año unas 400.000 trabajadoras domésticas indonesias emigran para trabajar en el extranjero. Para la mayoría de ellas la experiencia es positiva ya que les permite obtener un salario muy superior al que ganarían en su país. Aunque invisibles para el público y recluidas en una casa privada, las trabajadoras domésticas pueden ser objeto de abusos y explotación según explica la Televisión de la OIT.
Transcripción:
Después de un largo viaje, estas mujeres emprenden el camino de regreso a Indonesia tras trabajar como empleadas domésticas en el extranjero. Al viajar a países como Malasia y Arabia Saudita, estas mujeres ganan cuatro veces más de lo que recibirían en su país.
Unas 400.000 trabajadoras domésticas viajan cada año al extranjero. Para la mayoría de ellas, la experiencia es positiva y vuelven a vivirla en busca de más trabajo.
Sin embargo para algunas, la promesa de un buen empleo puede transformarse en una verdadera pesadilla de empleo no remunerado, interminables horas de trabajo y lo que es peor, violación sexual o tortura.
Ojah, trabajadora doméstica en el extranjero
Estuve allí tres meses y no me pagaron. No me dieron comida durante un mes. Me sorprendieron tomando una rebanada de pan y mi patrona me obligó a dormir en el techo.
Para los graves casos de abuso, las trabajadoras migrantes son derivadas al Hospital Central de Policía en Yakarta Este.
Dr. Heni Riana SPKJ, médico responsable del Departamento de Enfermedades Psicológicas y Mentales, Hospital de Policía
Si han recibido malos tratos físicos, lo podemos comprobar por las heridas, también podemos ver si han sufrido abuso psicológico, por ejemplo, si el empleador es cruel y prohíbe a la trabajadora dejar la casa o comer. No la tocan físicamente pero a nivel psicológico hay un problema.
Lotte Kejser, asesora técnica, OIT, Jakarta
Las trabajadoras domésticas requieren una atención especial porque trabajan en una casa privada, eso significa que son invisibles para el público; no se puede ver lo que está sucediendo dentro de la casa. En general, también son discriminadas como mujeres y, luego como trabajadoras migrantes, muy a menudo no tienen los mismos derechos que los ciudadanos de los países donde trabajan.
En 2004, el trabajo de las migrantes domésticas supuso un ingreso para Indonesia de cerca de tres mil millones de dólares estadounidenses.
El trabajo doméstico en el extranjero puede ser un negocio poco seguro pero para muchas personas los incentivos económicos compensan a menudo los riesgos.