LAS FRESAS DE ESPAÑA
Durante años los productores españoles de frutas y hortalizas apelaron a una mano de obra barata, los marroquíes, para la cosecha de las fresas y de los tomates exportados en cantidades cada vez mayores hacia los mercados de Europa y Norteamérica. Pero las cosas han cambiado: los trabajadores marroquíes son víctimas de una nueva forma de discriminación y les cuesta ahora conseguir aun estos empleos mal remunerados. Éste es un reportaje de la televisión de la OIT.
Las fresas de España. Se las consigue en todos los mercados europeos y a precios muy accesibles. Pero tratándose de la cosecha de estas frutas, resulta que este trabajo no se consigue tan fácilmente y no es accesible a cualquiera. Estamos aquí frente a una nueva forma de discriminación.
Productor de fresas
Lo que pasa es que los marroquíes no se portan bien, por eso tuvimos que traer a trabajadoras de Europa del Este. Los marroquíes crean demasiados problemas.
Esta nueva forma de discriminación racial se llama incompatibilidad cultural. La Organización Internacional del Trabajo la denuncia en su nuevo informe “La hora de la igualdad en el trabajo”. Durante años los productores españoles de frutas y hortalizas apelaron a una mano de obra barata, los marroquíes, para la cosecha de las fresas y de los tomates exportados en cantidades cada vez mayores hacia los mercados de Europa y Norteamérica.
Esta mano de obra era barata, pero tuvo un precio. Hartos de sus malas condiciones de trabajo y de vida, cansados de los actos de segregación y racismo en su contra, los trabajadores marroquíes comenzaron a manifestar y a hacer huelga
Huelguista
Miren a los españoles ahora, cada uno tiene un coche, un camión, dinero y ahora dicen que los árabes son basura!
Gracias a una campaña masiva de legalización, miles de trabajadores inmigrados obtuvieron el permiso de trabajo, incluidos los marroquíes especializados en la cosecha de las fresas.
Pero, para ellos, el trabajo se ha vuelto escaso. Los españoles han traído a mujeres de Europa del Este para efectuar el trabajo de cosecha que hasta ahora había sido de los marroquíes. En el locutorio público local ya se escucha hablar no sólo árabe, sino también rumano y polaco. Pero la diferencia entre estos trabajadores no es meramente lingüística.
Abdelslam, trabajador marroquí
A ellas se les da vivienda, pero a nosotros no. Hasta tienen duchas. Para nosotros, nada. Sin embargo, yo lleno 80 cajas mientras ellas llenan 26…
Florica, trabajadora rumana
Todo es nuevo aquí, desde la lavadora hasta la nevera. Tenemos todo lo que necesitamos, agua caliente, todo
Aurelia, trabajadora rumana
Claro que somos diferentes: nosotras tenemos la piel blanca, mientras que ellos son de tez morena.
Florica y sus colegas rumanas comparten un apartamento nuevo puesto gratuitamente a su disposición por su empleador.
En cambio, estos marroquíes pagan 200 euros por mes para alojarse en el galpón de la finca…
Barak, trabajador marroquí
El año próximo van a traer a más mujeres de Europa del Este para trabajar aquí. Entonces tendremos que irnos. Tengo los papeles, pero ya no tendré trabajo
Este reportaje ha sido preparado por Karen Sekiguchi y Damien Riunaud de la televisión de la OIT.