Niños de la calle que trabajan en Rumania

Deambulando sin rumbo ni domicilio fijo, sobreviviendo como pueden, los niños de la calle parecen constituir un rasgo característico, y a veces desagradable, del paisaje urbano en muchas ciudades del mundo. Sin embargo, la presencia cada vez más creciente de niños de la calle suele ser reveladora del deterioro social de un país o de la indiferencia de la sociedad frente al desamparo de su infancia. OIT TV nos lleva a Bucarest, la capital de Rumania, donde un proyecto de lucha contra la explotación infantil busca rescatar los niños de la calle.

Fecha de la publicación: 2 de junio de 2002 |

Deambulando sin rumbo ni domicilio fijo, sobreviviendo como pueden, los niños de la calle parecen constituir un rasgo característico, y a veces desagradable, del paisaje urbano en muchas ciudades del mundo. Sin embargo, la presencia cada vez más creciente de niños de la calle suele ser reveladora del deterioro social de un país o de la indiferencia de la sociedad frente al desamparo de su infancia. La televisión de la OIT nos lleva a Bucarest, la capital de Rumania, donde un proyecto de lucha contra la explotación infantil busca rescatar los niños de la calle.

Detrás de la imponencia del Palacio del ex dictador rumano Ceausescu se oculta un lado más oscuro. Sandoz es uno de los cientos de niños que vagan por los calles de Bucarest.

Su casa es un bunker situado debajo de un sistema de cloacas. El espacio es mínimo y llega el hedor de aguas estancadas. Un lugar sin esperanza.

Sando

No, no tengo ninguna esperanza.

Hay muchos problemas en este país y tienen que hacer mucho antes de ayudarnos.

No es así, dice George Roman, un activista de la Organización Internacional del Trabajo, la OIT suyo objetivo es identificar a 500 de los 1000 niños que podrían abandonar la vida de la calle.

Hoy ha conocido a Mona, niña de 12 años, que se echó a la calle con seis, pero que ha vivido en un centro más de un año. Aún la visita su hermano Gelu, que no ha dejado la vida de la calle.

George entrevistando a Mona

Sí, pero yo no quise volver a casa.

Porque me obligaban a robar. A veces mi padre me pegaba cuando se enfadaba.

Para sobrevivir, los niños trabajan en la calle, mendigando, cantando o limpiando los parabrisas de los coches. El proyecto de la Organización Internacional del Trabajo está orientado, en primer lugar, a lograr que estos niños se reintegren en sus familias. Pero, lamentablemente, solo lo logra uno de cada diez niños.

George Roman, Proyecto OIT

Reestablecer la relación con la familia es un progreso largo. Si están en la calle es porque tienen graves problemas con la familia, no porque les guste. Son niños con serios conflictos familiares.

El proyecto tiene por objetivo identificar a los niños mas pequeños que deseen abandonar dejar las calles de Bucarest y disfrutar lo que les queda de infancia.