Los pueblos indígenas, que representan el 15 por ciento de los pobres del mundo, viven en las zonas geográficas y los ecosistemas más afectados por el cambio climático. Sin su contribución, la lucha contra el cambio climático será incompleta.
Si bien constituyen cinco por ciento de la población global, los pueblos indígenas cuidan cerca de 22 por ciento de la superficie de la tierra y 80 por ciento de la biodiversidad del planeta.
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Las mujeres indígenas desempeñan un papel importante en la vida social y económica de sus comunidades. Sin embargo, con frecuencia enfrentan discriminación dentro y fuera de sus comunidades. El cambio climático amenaza con exacerbar su vulnerabilidad a la explotación, la exclusión y la discriminación.
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Las mujeres y los hombres indígenas tienen una fuerte relación económica y cultural con su ambiente natural y sus territorios, los cuales protegen y administran de manera sostenible.
Si sus derechos a tener acceso a estos recursos naturales no son respetados, los pueblos indígenas corren el peligro de perder sus medios de subsistencia. Por el contrario, si protegemos sus derechos, ellos pueden desempeñar un papel fundamental en la gestión de los recursos naturales y en la prevención de degradación del medio ambiente.
Sus enfoques culturales y su sabiduría tradicional pueden ofrecer soluciones a la producción sostenible de alimentos, la gestión de los bosques y la protección de los recursos naturales. Complementar el conocimiento científico con la sabiduría tradicional será esencial tanto para la atenuación del cambio climático como para la adaptación al mismo.
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Los pueblos indígenas son importantes aliados y agentes de cambio en la acción eficaz contra el cambio climático y el desarrollo sostenible. Garantizar su acceso a oportunidades de trabajo decente también es indispensable para promover el crecimiento verde y la reducción de la pobreza.
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