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Entrevista en línea

Comercio y empleo frente a la crisis mundial: Lecciones para el futuro

En junio de este año, los lideres del G20 solicitaron a la OCDE, la OIT, la OMC y al Banco Mundial información sobre los beneficios de la liberalización del comercio para el empleo y el crecimiento. En preparación de la Cumbre del G20 en Seúl, 11-12 de noviembre, la OIT y el Banco Mundial organizaron una conferencia en la cual se discutirá sobre el papel del libre mercado para respaldar el crecimiento y la creación de empleo. Entrevista con uno de los participantes, Marion Jansen, Coordinadora del Programa Comercio y Desarrollo de la OIT.

Artículo | 25 de octubre de 2010

¿Qué repercusiones tuvo la crisis económica sobre los flujos comerciales y de inversiones? ¿Y cuál fue el impacto consecuente sobre el empleo y los salarios?

José Manuel Salazar-Xirinachs: Durante 2009, se estima que el volumen del comercio mundial disminuyó en cerca 12 por ciento. El aumento del desempleo mundial desde 2007 se calcula en 30 millones de personas. En el primer trimestre de 2009, más de la mitad de los países con datos pertinentes disponibles experimentaron una disminución de los salarios reales en comparación con 2008. Si bien la evolución negativa de los mercados laborales afectó en mayor medida a las economías desarrolladas y en transición, la mayoría de los países en desarrollo también experimentaron un aumento del desempleo y del subempleo.

¿Existen diferencias importantes entre los países en relación al impacto de la crisis sobre el empleo?

Erik von Uexküll: Los efectos de la crisis sobre el empleo difieren de manera significativa en los siete países analizados: Brasil, Egipto, India, Liberia, Sudáfrica, Uganda y Ucrania. Pero a pesar de las diferencias, los efectos de las alteraciones del comercio han sido significativos en todos los países y muy extensos en algunos de ellos, lo cual evidencia la necesidad de respuestas políticas que tengan en cuenta la relación entre comercio y empleo. Los efectos sobre el empleo han sido particularmente graves en los países cuyas exportaciones están concentradas en los sectores que experimentaron las mayores disminuciones durante la crisis, por ejemplo, el hierro y el acero, y los productos relacionados con los automóviles.

¿El libre comercio empeoró los efectos de la crisis?

Marion Jansen: En los buenos momentos, el libre comercio puede ser una fuente de crecimiento económico y del empleo, pero también expone los países a los traumas externos. La crisis actual ha demostrado la interdependencia estrecha del mundo de la economía. La integración a los mercados mundiales hace vulnerables los mercados laborales nacionales, es importante comprender los mecanismos a través de los cuales estos traumas afectan las economías nacionales, así como los efectos probables sobre los niveles y condiciones del empleo tanto a nivel de conjunto como individual.

¿Cómo reaccionaron los gobiernos a la crisis?

José Manuel Salazar-Xirinachs: Los gobiernos respondieron a la crisis introduciendo diferentes tipos de medidas políticas. Además de las importantes medidas de apoyo destinadas al sector financiero en los países más afectados, los gobiernos en todo el mundo introdujeron medidas de estímulo fiscal y monetarias para ayudar a la economía “real” a enfrentar la crisis.

Nuestro libro agrupa estas medidas en tres tipos: medidas de protección al comercio, medidas de apoyo para otros sectores específicos, y medidas sociales y del mercado laboral en todos los sectores. Esta clasificación nos permite examinar las diferentes políticas desde el punto de vista tanto comercial como del empleo, un enfoque que es útil –si no necesario– para identificar las medidas políticas llamadas “coherentes”, es decir, medidas que son buenas tanto para el comercio como para el empleo.

El primer tipo de medidas está en evidente conflicto con el espíritu de los acuerdos multilaterales de comercio; las autoridades ejecutivas de todo el mundo se comprometieron a no recurrir al proteccionismo durante la crisis. La respuesta de la OIT a la crisis, el Pacto Mundial para el Empleo, expresa la idea que un aumento general del proteccionismo no beneficiaría la recuperación de los mercados laborales a largo plazo. Hasta el momento, el uso de medidas de protección del mercado laboral para hacer frente a las consecuencias de la crisis ha sido muy limitado. Pero el peligro existe. Los países deberían asegurarse de que las tensiones actuales no se traduzcan en ulteriores tensiones del comercio.

¿Qué podemos aprender del libro sobre las respuestas políticas eficaces a la crisis?

Marion Jansen: Una lección importante es que las medidas de estímulo con componentes de infraestructura tienen un gran potencial para combinar la creación de empleo a corto plazo con mayores oportunidades para el comercio futuro. Otras políticas dirigidas a sectores específicos podrían no cumplir las expectativas de las autoridades ejecutivas de reducir la desaceleración económica. Este es el caso de las políticas sectoriales orientadas hacia el capital en vez que hacia el trabajo. Las políticas sectoriales específicas podrían también estar en conflicto con las reglas multilaterales del comercio.

Por el contrario, el tercer tipo de medidas, como las políticas intersectoriales sociales y del mercado laboral, han desempeñado un papel muy positivo durante la crisis actual. Cuando se basan en los sistemas de protección social existentes o en la legislación laboral, actúan como amortizadores automáticos y pueden ser mejoradas con rapidez o dirigidas hacia grupos especialmente afectados por la crisis. Con un potencial mínimo de distorsión de los flujos comerciales, estas medidas funcionan muy bien en relación a los objetivos tanto del empleo como del comercio. Cuando las medidas de estímulo se reducen de manera gradual, estas políticas deberían mantenerse durante un período de tiempo más largo, en especial aquellas dirigidas a los grupos más vulnerables de la sociedad.

¿Cuán importante es la disponibilidad de espacio fiscal para la planificación de buenas respuestas políticas?

Marion Jansen: Las políticas eficaces de respuesta a la crisis requieren de espacio fiscal, pero al menos un elemento de buena gestión de la crisis no necesita de espacio fiscal: el diálogo social activo entre empleadores, trabajadores y gobiernos. Esto puede ser muy útil en tiempos de crisis para la elaboración de medidas políticas apropiadas, y puede ser un elemento crucial de la gestión de la crisis en países con poco o ningún espacio fiscal. El diálogo social puede garantizar que las pérdidas por el impacto negativo externo sean distribuidas para tensiones sociales y minimizar las consecuencias negativas a largo plazo sobre el crecimiento. Existen ejemplos de empresas que introdujeron esquemas de trabajo a corto plazo después de consultas con sus empleados. Estas empresas sufrieron pérdidas temporales y los trabajadores recortes temporales de sus ingresos, pero finalmente las empresas superaron la crisis sin despidos.

¿Cuáles son las lecciones para el futuro que podemos extraer de la reciente crisis?

José Manuel Salazar-Xirinachs: Aún cuando se restablezcan los niveles de la finanza mundial y del libre comercio, las economías individuales continuarán siendo vulnerables a los impactos externos. El debate sobre si la inestabilidad ha aumentado o no aún no ha sido resuelto, pero existe una buena probabilidad que los impactos externos sean cada vez más frecuentes. Por lo tanto, es de importancia fundamental preparar las economías durante los tiempos de crecimiento económico desarrollando sistemas de protección social sólidos. La creación de espacio fiscal durante los períodos de crecimiento debería ser una prioridad para las autoridades ejecutivas a nivel nacional e internacional. Además durante esos períodos, se debería hacer énfasis en el fortalecimiento de la capacidad administrativa en general y de los sistemas de protección social y políticas del mercado laboral en particular.

La OIT tiene una larga experiencia en diseñar sistemas de protección social rentables y tiene un papel rector en la Iniciativa sobre el Piso de Protección Social de las Naciones Unidas. Esta Iniciativa puede, desde mi punto de vista, desempeñar un papel fundamental en incrementar la sostenibilidad social de la globalización. Los sistemas de protección social actúan también como amortizadores en los procesos de ajuste producidos por las reformas del comercio, y por lo tanto, desempeñan un papel muy positivo en el caso de que los gobiernos decidan liberalizar ulteriormente el comercio.

¿Hay apoyo público para ulterior liberalización del comercio después de la reciente crisis?

Marion Jansen: Ya antes de la crisis, en un número de países el respaldo público para una mayor liberalización era débil. En algunos países de bajos ingresos, ha habido descontento por los efectos sobre el crecimiento causados por anteriores liberalizaciones. En un número de países de altos ingresos sectores de la población percibieron que no habían participado de los beneficios del comercio. Esta crisis puede haber reforzado este escepticismo.

Los resultados del mercado laboral podrían ser fundamentales para aumentar el apoyo público para la liberalización del comercio. Existen ejemplos de países de altos ingresos donde los ingresos medios se han estancado y hasta disminuyeron un poco en las últimas décadas. También algunas economías emergentes han experimentado una disminución del porcentaje del trabajo en el PIB a pesar de un fuerte crecimiento de las exportaciones. Garantizar que un número mayor de personas se beneficien de la globalización puede tener un impacto positivo sobre el respaldo público a la globalización. Una acción coordinada a nivel mundial puede ser necesaria para alcanzarlo.

Trade and Employment in the Global Crisis (Comercio y Empleo en la Crisis Mundial). Por Marion Jansen y Erik von Uexkull. ISBN 978-92-123334-3. Ginebra, OIT, 2010.