Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza

Poner fin a la pobreza para el año 2030: ¡Sí, podemos hacerlo!

El tema del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza de este año, "Construir un futuro sostenible: Unirnos para poner fin a la pobreza y la discriminación". Declaración del Director General de la OIT, Guy Ryder, en el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza 2015.

Declaración | 17 de octubre de 2015

"Construir un futuro sostenible: Unirnos para poner fin a la pobreza y la discriminación"

La pobreza extrema sigue siendo un terrible flagelo en la vida de cientos de millones de familias y comunidades de todo el mundo. La OIT ha estimado que 780 millones de trabajadoras y trabajadores no logran ganar lo suficiente para superar junto con sus familias el umbral de pobreza de dos dólares de Estados Unidos de ingreso diario. Estas personas representan alrededor de un tercio del empleo total en los países en desarrollo.

Además, una cuarta parte de los trabajadores del mundo en desarrollo subsisten con ingresos de entre dos y cuatro dólares al día. Este grupo de cuasi pobres corre constantemente el riesgo de volver a caer en la pobreza en caso de incapacidad para trabajar, por ejemplo, como consecuencia de una mala salud.

Entre 2015 y 2030, un total de 570 millones de mujeres y hombres jóvenes se unirán a la fuerza laboral del mundo, principalmente en África y Asia Meridional.

El empleo decente es crucial para acabar con la pobreza en sus formas más extremas y transformar así la vida de millones de personas. La creación de un número suficiente de oportunidades de trabajo decente para cumplir con este objetivo constituye un reto enorme. Además, muchas personas que viven en la pobreza son objeto de diversas formas de discriminación, ya sea por motivos de género y de origen étnico o por otras causas. La persistencia de este tipo de discriminación bloqueará los esfuerzos por erradicar la pobreza extrema.

El tema del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza de este año, "Construir un futuro sostenible: Unirnos para poner fin a la pobreza y la discriminación", se hace eco de la visión plasmada en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada por los líderes mundiales en la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas que se celebró en septiembre pasado; en esa oportunidad declararon:

"Estamos resueltos a poner fin a la pobreza y el hambre en todo el mundo de aquí a 2030, a combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos, a construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas, a proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y a garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales. Estamos resueltos también a crear las condiciones necesarias para un crecimiento económico sostenible, inclusivo y sostenido, una prosperidad compartida y el trabajo decente para todos, teniendo en cuenta los diferentes niveles nacionales de desarrollo y capacidad.” (Párrafo 3)

Estas promesas de erradicar la pobreza extrema exigen que los países y la comunidad internacional se movilicen con determinación.

Poner fin a la discriminación en todas sus formas en el lugar de trabajo y en cualquier otro ámbito debe ser una parte integral de las estrategias que buscan construir sociedades inclusivas en condiciones acordes con los criterios de la justicia social. La discriminación impide que millones de personas puedan afianzar una situación de estabilidad en puestos de trabajo seguros y adecuadamente remunerados. La discriminación no sólo es injusta y una violación de los derechos humanos, sino que acarrea también un derroche de talento y esfuerzos humanos, que tanto se necesitan. Respetar los derechos humanos, incluidos los principios y derechos fundamentales en el trabajo, es una base esencial para impulsar un desarrollo sostenible y capaz de erradicar la pobreza.

Por lo tanto, tendremos que actuar con tenacidad y energía para conseguir que se cumplan los compromisos asumidos en la Agenda 2030 en el sentido de proteger los derechos humanos y promover la igualdad de género.

La OIT está dispuesta a asumir sus responsabilidades en el seno de la familia de las Naciones Unidas, a saber, "promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos", en conformidad con lo planteado en el Objetivo 8 de la Agenda 2030. En tal sentido, aportamos nuestro enfoque de Trabajo Decente para abordar los desafíos que conllevan este y otros Objetivos de Desarrollo Sostenible. Junto con el empleo y los derechos, el enfoque de trabajo decente abarca también la protección social, orientada a proporcionar mecanismos de amortiguación cuando las personas son incapaces de trabajar y obtener ingresos suficientes para mantenerse fuera de la pobreza, y a asegurar un piso social que permita evitar el resurgimiento de la pobreza.

La OIT ha incluido el fin de la pobreza entre las siete iniciativas con que conmemorará su Centenario en 2019. Nuestro trabajo en el marco de esta iniciativa encauzará los esfuerzos que nuestra Organización desplegará para apoyar la realización de la Agenda 2030.

Afrontemos el futuro convencidos de que juntos podremos erradicar la pobreza extrema para el año 2030, pero no aplicando los enfoques rutinarios. Sí, tenemos que actuar sin demora para invertir la tendencia actual de desaceleración del crecimiento. Pero los hechos nos muestran que el crecimiento por sí solo no es suficiente. Honrar los compromisos asumidos significa que también hay que atribuir igual valor a las políticas y las acciones que buscan solventar los retos del desempleo, el subempleo y la vulnerabilidad aguda, y luchar contra la denegación de la participación y los derechos.