¡Un negocio de mujeres rurales es un buen negocio!

Las mujeres rurales cada vez más dirigen sus propias empresas, aunque sus aportes socioeconómicos y su potencial empresarial siguen en gran medida sin ser reconocidos o explotados. Se concentran en actividades informales, muy pequeñas, de baja productividad y rendimiento. Políticas, servicios y entornos de negocios propicios y receptivos a las cuestiones de género son cruciales para fomentar la puesta en marcha y la modernización de los negocios de mujeres y así ayudar a crear trabajo productivo y decente, alcanzar la igualdad de género, reducir la pobreza y asegurar economías y sociedades más fuertes.