Glamping en El Soberbio, Misiones

Una apuesta por un concepto en expansión mundial, para un rincón de la selva paranaense

Griselda proyecta desarrollar una alternativa que permita el contacto total con la naturaleza a la vez que ofrezca las comodidades de un hotel de primera línea en el Arroyo Paraíso, camino a los saltos del Río Moconá. Para eso se capacita y asegura que lo importante es “generar identidad y valorizar lo que se tiene”.

Comunicado de prensa | 26 de septiembre de 2022
Para Griselda, El Soberbio “es un paraíso".
(Buenos Aires, OIT Argentina) — Griselda Analía Curutchet es de Buenos Aires, pero se cansó del ritmo de la gran ciudad. Ahora vive con su familia en El Soberbio, una localidad a orillas del río Uruguay en la provincia de Misiones.

Sin haberse instalado laboralmente comenzó a evaluar alternativas a su trabajo como docente. Y en eso vio una cautivante oportunidad en el turismo, una actividad que conoció como viajera primero y que, a partir de ahora, empieza a observar desde la óptica del habitante local con ganas de ofrecer nuevos servicios.

Con el entusiasmo de recomenzar su vida, por intermedio del municipio se pudo inscribir en el taller Genere su idea, Inicie y Mejore su Negocio (IMESUN), del programa Turismo Sostenible e Inclusivo de la OIT Argentina, para darle forma a su deseo de emplazar un glamping, una modalidad que, no lo duda, puede dar un golpe de efecto en la región ya que se trata de un concepto en expansión acelerada a nivel mundial, que combina los placeres de acampar al aire libre y el contacto con la naturaleza con las comodidades de los mejores hoteles, cuyo nombre proviene de una fusión entre las palabras glamour y camping. “Es puro potencial”, asegura.

Griselda cree que los atractivos del pueblo no están bien explotados en tanto falta optimizar la infraestructura y la promoción de algunas excursiones, como las que recorren las aldeas guaraníes. Además, considera que es necesario incentivar el cuidado del ambiente y la limpieza urbana corrigiendo la recolección de residuos y concientizando a los visitantes y a las propias familias del lugar.

El curso le posibilitó visibilizar con claridad esas y otras mejoras potenciales y analizar correctamente el panorama económico a la hora de proyectar, además de considerar con precisión un abanico de ofertas para los distintos públicos eventuales como el aventurero joven, las vacaciones familiares o las parejas de adultos mayores, entre tantos otros ejemplos.

“Esas cosas yo antes no las pensaba, las vivía como una usuaria más”, destaca sobre la mirada crítica que desarrolló gracias a la capacitación de la OIT.

Uno de los puntos geográficos en los que confía que podría instalarse con éxito una propuesta como la suya es en las inmediaciones del Arroyo Paraíso, hacia los Saltos del Moconá, unas cataratas de tres kilómetros de extensión sobre el curso del río Uruguay en la frontera con Brasil.

Su propuesta promueve el cuidado del ambiente.

Con los conocimientos incorporados decidió informarse y comparar experiencias de glamping en otros países, los costos y las tarifas, y llegó a la conclusión de que es factible crear un emprendimiento de ese tipo adaptándolo al presupuesto disponible.

“Te da la posibilidad de hacer algo más conservacionista, porque una carpa ocupa 10 metros cuadrados, es muy poco el espacio que necesitas abrir si es en la selva paranaense. Si fuera una cabaña tenés que hacer un comedor para cada una, este concepto te permite unificar todo eso en un área de servicios compartida y ahorrar en lo económico, en tiempo y en construcción”, describe Griselda.

Si bien reconoce que El Soberbio “es un paraíso”, advierte que requiere cambios importantes para que se imponga como destino que trascienda al turismo provincial y regional.

“Para que funcione hay que capacitar en manejo de cocina tradicional, promover las construcciones de estilos típicos, generar identidad, valorizar lo que se tiene, formar a la gente del pueblo”, sintetiza Griselda sobre la importancia de ciclos como el IMESUN para el crecimiento de la actividad de su nueva ciudad, a la que llegó con la valija cargada de sueños.