Empleos verdes

Cuando el trabajo decente y la protección ambiental van de la mano

En todo el mundo, los mercados laborales incorporan al cuidado y la preservación del ambiente como un factor clave de cara al futuro del trabajo, tanto en sectores tradicionales como emergentes.

Comunicado de prensa | 6 de septiembre de 2021

(Buenos Aires, OIT Argentina) – El impacto global del cambio climático, sus efectos en las sociedades y las políticas para enfrentarlo son parte de uno de los principales problemas de la actualidad. El cuidado, la preservación y la sustentabilidad ambiental, en este contexto, se conecta con la promoción del empleo verde, donde confluyen dos aspectos clave: el trabajo decente y la protección del planeta.

¿Qué son los empleos verdes? Se trata de puestos de trabajo que se desarrollan en diferentes ámbitos, ya sea tareas tradicionales como las que se relacionan con sectores emergentes. Son empleos fundamentales para mejorar el bienestar del ser humano y la equidad social, así como también para salvaguardar la biodiversidad, reducir los riesgos ambientales y la escasez ecológica.

Tal como señala una publicación de la Oficina de país de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Argentina, un empleo puede considerarse verde si cumple con dos requisitos fundamentales: que se trate de un trabajo decente bajo “condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana” y que se desarrolle en sectores con sostenibilidad ambiental.

En el país, según un estudio realizado en 2015, se estimó que había unos 650 mil empleos verdes, lo que representaba el 7 por ciento del total de los asalariados registrados.

A la hora de puntualizar sector por sector, la mayor parte tenía que ver con la industria manufacturera, el transporte, la agricultura y ganadería, y en el suministro de agua y gestión de residuos. El relevamiento de la OIT Argentina determinó además que hay una fuerte presencia de jóvenes y trabajadoras con un empleo verde en rubros como la administración pública, la construcción, el turismo y la agricultura.

Gestión de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos

Uno de los empleos verdes que toma mucho valor a la hora de pensar en el cuidado de nuestro planeta es la gestión de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) ya que dichos descartes crecen fuertemente a escala mundial y afectan tanto a países desarrollados como a países en desarrollo.

Dichos residuos aparecen cuando las y los usuarios los descartan sin intención de volver a utilizarlos. Esto incluye desde grandes y pequeños electrodomésticos –como heladeras, lavarropas, planchas o aspiradoras– a equipos de informática y telecomunicaciones, aparatos de iluminación, herramientas eléctricas, equipos médicos o máquinas expendedoras.

Todos estos tipos de materiales cuentan con diversos componentes y piezas con diferentes composiciones, algunos de los cuales podrían ser sustancias químicas peligrosas para el medio ambiente. Allí surge la importancia de la gestión de los RAEE.

Según los datos del Observatorio Mundial de Residuos Electrónicos, se generan anualmente alrededor de 8,4 kg de RAEE por persona. Si se multiplica por los más de 40 millones de habitantes que tiene Argentina, se obtienen 360 mil toneladas de RAEE generados anualmente en este país.

Tal como explican Laura Maffei y Andrea Burucua en su trabajo elaborado para la OIT, la gestión de los RAEE “involucra a una diversidad de actores con sus complejidades, desde los usuarios y fabricantes de productos muy diversos, a los distintos tipos de operadores que intervienen en la recolección, el almacenamiento o el tratamiento de dichos residuos”.

Además, sostienen que la recolección, tratamiento, eliminación de desechos y recuperación de materiales generan alrededor de 1 200 puestos de trabajo, mientras que la reparación de equipos eléctricos, informáticos y de comunicación es responsable de otros 33 mil.

Por su parte, no existe una ley nacional de presupuestos mínimos que regule su gestión, algo que se vuelve primordial de cara al futuro cercano. “La gestión de los RAEE acaba siendo alcanzada en algunas o todas sus etapas por la Ley 24.051 de Residuos Peligrosos. Esto complejiza los requisitos y procedimientos para el transporte, acopio y tratamiento. Sin embargo, mientras los equipos se mantengan enteros y descontaminados, no deberían ser considerados ni definidos como residuos peligrosos”, señalaron Maffei y Burucua.

Empleos de calidad de la mano de la economía verde

Ya sea en la gestión de los RAEE como en los diferentes empleos verdes que se pueden encontrar en la economía del país, el principal desafío es continuar con el crecimiento de dichos puestos de trabajo, decentes e inclusivos.

“La creación de empleos verdes se puede realizar a partir del surgimiento de nuevas empresas y actividades, como el sector de energías renovables, la producción de bienes de capital para estas energías y, los servicios derivados del marco regulatorio del sector forestal”, afirmaron las investigadoras.

“Es imprescindible poder contar con datos de calidad para poder diseñar políticas públicas adecuadas. Las estadísticas son fundamentales para poder planificar, evaluar y fijar metas, tanto en lo que respecta a la minimización de residuos y los impactos sociales y ecológicos asociados, como a la creación de puestos de trabajo en los sectores de la reutilización, reacondicionamiento y el reciclado”, concluyeron las autoras.