Campaña 50 for Freedom

Correr el telón de la esclavitud moderna

La película argentina “El Patrón: radiografía de un crimen” evidencia el trasfondo de este flagelo y, en línea con los objetivos del Protocolo sobre trabajo forzoso de OIT, expone la necesidad de erradicar sus causas profundas. Joaquín Furriel y Sebastián Schindel se unen a los artistas que apoyan la Campaña “50 for Freedom”.

Noticia | 24 de noviembre de 2015
OIT eligió la película “El Patrón: radiografía de un crimen”, dirigida por Sebastián Schindel, como parte de la campaña “50 for Freedom” porque, basada en una historia real, muestra las condiciones físicas y psicológicas que en la que se encuentran 21 millones de personas víctimas de la esclavitud moderna en todo el mundo. Al mismo tiempo, la trama deja al descubierto las respuestas a este flagelo que la ratificación del Protocolo de 2014 relativo al Convenio sobre el trabajo forzoso puede proveer a través de una actitud activa de los Estados.

Hermógenes, protagonizado por Joaquín Furriel, encarna uno de los tantos casos en los que las condiciones de vulnerabilidad social pueden derivar en la esclavitud laboral. Nacido en una provincia del noreste argentino (Santiago del Estero), sin hogar ni educación, decide migrar a Buenos Aires para brindarle un futuro próspero a su mujer. Allí se encuentra con un jefe que explota hasta el último minuto de su trabajo en pos de su avaricia. En este sentido, el Protocolo sobre Trabajo Forzoso propone líneas de acción para actuar en diferentes planos: la prevención, la protección y la reparación. Así, se entiende a la estructura económica y social como en una variable a contemplar cuando, además del rescate, la asistencia y la reinserción de las víctimas, el objetivo es la erradicación del trabajo forzoso. Tanto la educación de las poblaciones vulnerables como el conocimiento de los empleadores sobre las cadenas de suministros locales y globales contribuyen a prevenir los riesgos de trabajo forzoso.

Hermógenes no sólo está sometido a pésimas condiciones de trabajo sino que también se encuentra atrapado en un laberinto psicológico diseñado por su “patrón”. Para Sebastián Schindel, director de la película, “en el trabajo forzoso las cadenas ya no son físicas sino psicológicas. Amenazas de deportación, falsas promesas, deudas imposibles de pagar y la retención o falta de documentos muchas veces forman parte de los candados invisibles que cierran las pesadas cadenas de una esclavitud moderna”. Estas situaciones son las que sufre el protagonista de la película y todas las víctimas de este flagelo.

Otro aspecto destacado en la película es el de las ganancias ilegales del trabajo forzoso: por orden de su “patrón” Hermógenes es obligado a ser parte de un negocio ilegal -reacondicionar carne podrida para venderla al público- para mantener su puesto de trabajo. Las personas víctimas de trabajo forzoso son inducidas u obligadas a aceptar a través de engaños, abusos físicos y psicológicos situaciones de explotación extrema. En palabras de Hermógenes “la explotación es la única salida”, un destino que no puede torcer. El informe de la OIT Ganancias y Pobreza: Aspectos Económicos del Trabajo Forzoso (2014), estima que las ganancias totales obtenidas por el uso del trabajo forzoso en la economía privada a nivel global equivale a 150.000 millones de dólares al año.

Para el actor argentino Joaquín Furriel, interpretar el papel de Hermógenes significó comprender la multicausalidad de la esclavitud moderna. “He viajado por toda la Argentina como mochilero y también lo hice en varios países de Asia; siempre encontré situaciones que me hacían pensar y gracias a la película, su guión y su director me adentré en un mundo que quedó plasmado en la película y que unió años de sensaciones encontradas con esta triste problemática”. Además de rescatar a las víctimas y sancionar a los victimarios, Furriel destaca la importancia de la concientización social. “Quienes tuvimos el privilegio de tener una educación formal, al encontrarnos con historias como la de Hermógenes, podemos exigir y ayudar a vivir en un mundo donde todos tengamos la dignidad de poder tener los mismos derechos. Para eso, el trabajo forzoso debe desaparecer”.

La trama de “El Patrón…” muestra la importancia que tiene el Estado para erradicar, prevenir y proteger a las víctimas del trabajo forzoso. Como establece el Protocolo, “la contención posterior de las víctimas requiere de una política activa por parte del Estado para garantizar que esa persona no vuelva a caer en una situación de explotación forzada. La protección frente a la posibilidad de ser sancionados por incurrir a prácticas ilícitas durante el proceso de esclavización y las garantías de acceso a acciones jurídicas de reparación y protección forman parte de las obligaciones que establece el nuevo documento para los Estados firmantes”.

A través de la campaña “50 for Freedom”, OIT promueve la ratificación del Protocolo sobre el trabajo forzoso como un paso fundamental que los Estados deben dar para erradicar la esclavitud moderna. Así como el Protocolo tiene carácter vinculante para los Estados, las condiciones de vida de 3 de cada 1000 habitantes de este planeta vinculan a todas las sociedades del mundo con esta lucha.