América Latina

OIT destaca el potencial de los sectores productivos de la economía rural para una recuperación sostenible con trabajo decente

El empleo informal es la principal característica y fuente de empleo en los mercados laborales rurales en la región. OIT analiza las tendencias regionales del empleo informal rural pre pandemia y plantea una serie de consideraciones de política para avanzar hacia la formalización.

Noticia | 27 de mayo de 2021
Lima – Para avanzar hacia una recuperación inclusiva, sostenible y con trabajo decente en América Latina, el potencial de sectores productivos vinculados con la economía rural como la agricultura, ganadería, silvicultura, acuicultura, turismo sostenible o el agro-gastronómico, puede convertirse en el centro de los esfuerzos conjuntos en favor de este gran impulso, según destaca un nuevo informe de la OIT.

La publicación “Empleo informal en la economía rural de América Latina 2012 - 2019: Un panorama y tendencias regionales pre-pandemia COVID-19”, hace hincapié en la importancia de lograr una verdadera transformación productiva de los sectores de la economía rural con miras a la generación de más y mejores empleos, así como la reducción sustantiva de la informalidad.

En ese sentido, el documento elaborado por OIT Américas hace un diagnóstico y analiza los aspectos más relevantes de la magnitud, composición y características de la informalidad en el entorno rural y destaca las principales tendencias observadas de su evolución antes de la pandemia, en el período 2012-2019.

“El empleo informal es la principal fuente de empleo para los habitantes de las áreas rurales de la región, pero es necesario entender cómo podemos integrarlos productivamente, en cadenas de valor dinámicas y formales”, dijo Efraín Quicaña, especialista regional en economía rural de la OIT y coordinador de este informe.

De acuerdo a estimaciones de la OIT al 2019 presentadas en esta publicación, el 76,2 por ciento de trabajadores rurales tienen empleos informales en América Latina. El sector informal aporta el 62,5 por ciento del empleo informal rural de la región. Otro 8,8 por ciento está constituido por el empleo informal en el sector formal y un 4,9 por ciento, por el empleo informal en hogares.

“Los trabajadores que habitan en las áreas rurales tienen 1,7 veces más de probabilidad de estar en el empleo informal que los que habitan en las áreas urbanas, donde la tasa de empleo informal es del 45,1 por ciento”, señala el documento elaborado por la Oficina Regional de la OIT.

En el caso de las mujeres rurales, la tasa de informalidad se ubica en 78,2 por ciento por encima de la de los hombres que es 75,1 por ciento, y ellas se encuentran en una posición más vulnerable en el empleo informal, dado que tienen una menor participación en el empleo asalariado y una mayor presencia como trabajadoras familiares auxiliares.

“La actual coyuntura obliga a la aceleración de políticas públicas para construir una recuperación económica y del empleo dentro de un proceso de transformación productiva con un objetivo explícito de formalización, adoptando un enfoque integral que permita actuar sobre las múltiples dimensiones que impactan positivamente en el proceso de formalización: productividad, fiscalización, normas e incentivos”, explicó Quicaña.

Entonces, a fin de avanzar hacia la formalización del empleo rural en América Latina, la OIT destaca las siguientes consideraciones de política:
  • Mejorar la cobertura y la calidad de prestaciones de los sistemas de protección social en el área rural;
  • Políticas de desarrollo productivo que deben ser implementadas con la participación de actores e instituciones públicas y privadas;
  • Mejorar la calidad de la educación y formación profesional de segmentos crecientes de la población rural como una manera de atacar una causa estructural del fenómeno de la informalidad;
  • Reforzar la regulación de la intermediación y subcontratación de la fuerza de trabajo, sobre todo en la agricultura;
  • Reinstalar y ampliar los espacios de diálogo social y el fortalecimiento de los actores sociales en las áreas rurales.